Por Jorge RosalesLa oposición ha quedado atrapada en la dinámica impuesta por el kirchnerismo. Ahora se ha lanzado a una frenética carrera para definir las candidaturas presidenciales para 2011. Es el juego que quiere Kirchner, mientras la agenda que la oposición intenta imponer choca en el Senado.
El polo monolítico opositor se desgasta cuando se habla del reparto del poder. Le pasa al peronismo disidente, a Macri y a De Narváez, a la alianza liderada por la UCR. ¿Qué es si no el reclamo de la Coalición Cívica de Buenos Aires a Carrió para que se vaya del Acuerdo Cívico y Social que forma junto a radicales, socialistas y seguidores de Margarita Stolbizer?
Kirchner ya tiene resuelto cómo caminar el 2011. El plan A incluye a un Kirchner en la fórmula presidencial. En el plan B, también. Néstor y Cristina estarán en el binomio, y podría darse que los dos compartan la boleta en diferentes lugares. Uno/a para la Nación y el otro/a para la provincia de Buenos Aires, donde el ex presidente dará la batalla electoral más importante de su vida y en la que ha lanzado un buscapié contra Scioli. Por eso, la temprana discusión de las candidaturas ?que obsesiona tanto al ex presidente- desgasta más a sus adversarios que a sus propios intereses.
En público, Kirchner pide a la clase dirigente sacarse las elecciones de la cabeza. No de la suya, precisamente. Y en privado no le da descanso al laboratorio que modela la compleja maquinaria electoral con la que quiere conservar el poder.
Esta será otra semana de chispazos entre el kirchnerismo y la oposición por un hecho que aún repiquetea fuerte: la reunión de los máximos dirigentes del peronismo disidente en la casa del CEO de Clarín.
A pesar de todo esto, con sus diferencias a cuesta, la oposición intentará marcar nuevamente el ritmo desde el Congreso. ¿Pero podrá romper el cerrojo que el kirchnerismo le puso en el Senado? Sabe que en los próximos días tendrá que esforzarse para exhibir algún resultado porque todas sus iniciativas aprobadas en la Cámara de Diputados chocan, inexorablemente, con el muro senatorial. Pero no hay que olvidarse: gracias a la presión ejercida desde la oposición el gobierno de Cristina Kirchner ha tomado medidas que no quería o resistía. Pero las principales propuestas opositoras aún permanecen a medio camino.
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