Clasificar los entes en categorías, agrupando semejantes y diferenciando ajenos, fue siempre la forma que el ser humano tuvo de representarse el mundo y pensar. La ontología es la rama de la filosofía que estudia la existencia de los entes y qué resulta esencial en cada entidad. Las formas de categorizar ponderan atributos como sustancia, calidad, disposición, modalidad. Para los cientistas políticos existen las categorías presidentes antipolítica, presidentes empresarios y presidentes amigables con los mercados en las cuales se colocó en Argentina de igual manera a Macri y a Trump.
La filogenia de ambos coincide en sus orígenes extrapolíticos pero no mucho más. Macri es hijo del fundador de un grupo empresarial que se redujo significativamente cuando a él le tocó actuar. Trump, no sin fracasos, construyó su propia fortuna. Al revés, Macri fundó su propio partido político mientras que Trump utilizó el partido político más antiguo de su país para ser candidato.
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Y respecto a su predisposición favorable al mercado, Trump hizo crecer el valor de los activos de su país mientras que Macri los redujo. Aquí es donde reside la diferencia esencial entre ambos: la relación entre promesas y resultados. El valor de las acciones de Wall Street aumentó en los cuatro años de Trump 71% mientras que las acciones de las empresas argentinas durante los cuatro años de Macri perdieron el 56% de su valor.
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En la relación éxito-fracaso en materia de resultados económicos está el punto a partir del cual Macri y Trump pasan a ser incomparables. Independientemente de la mayor cantidad de electores que consiguió Biden, la poca diferencia en el total de votos que logró Trump, en contra de todos los pronósticos y a pesar de los errores con el coronavirus, solo se puede explicar en la mejora de la economía norteamericana durante los cuatro años de su gestión. De hecho, para ganarle, los demócratas tuvieron que elegir un candidato conservador bien a la derecha de Hillary Clinton.
Las categorías son importantes no solo para hacer autopsia de ambos presidentes, sino para proyectar el futuro, pero no de Trump y Macri, sino de lo que ellos representan. La tesis del Frente de Todos es que en Argentina lo que fracasó fue la derecha, el neoliberalismo y las políticas pro mercado, cuando quien fracasó fue Macri y su forma de instrumentar políticas eclécticas.
Una simple enumeración de las principales medidas de Macri que con otra velocidad hubieran generado mejores resultados:
Haber salido gradualmente del cepo y no abruptamente para no tener que pasar el dólar de 9 a 14 pesos y devaluado 55%, lo que agregó inflación que venía hasta noviembre con Cristina Kirchner en 2% mensual pasando a 4% en enero y 7% en abril.Haber corregido el atraso de las tarifas también gradualmente, y compensar el mayor déficit fiscal que eso hubiera generado con una baja gradual de las retenciones a las exportaciones agrarias y no su eliminación de golpe. Los productores igual hubieran invertido y sentido satisfechos con la tendencia de reducción de las retenciones más la progresiva reducción del cepo y la brecha cambiaria, beneficiándose con un aumento del dólar por arriba de la inflación.Solo la combinación de estos dos factores hubiera mantenido la inflación en el 25% que venía hasta las elecciones de octubre (ese mes la inflación fue 1,52%) ahorrando 15% de inflación anual en 2016: en lugar de 40%, 25%.No aumentar el déficit fiscal al inicio de su gobierno dejando de aspirar a resolver inmediatamente los juicios jubilatorios acumulados con la creación de la Reparación Histórica, que representó 6 mil millones de dólares anuales agregados al déficit fiscal existente (un 20% más).La combinación del 20% menos de déficit y 20% menos de inflación acumulada hubiera permitido llegar a fin de 2017 sin generar la idea de que Argentina subía en lugar de bajar el déficit fiscal heredado de Cristina Kirchner pudiendo enfrentar con mayor credibilidad la crisis financiera de 2018.Y ya en 2018, aun si hubiera cometido todos los errores previos, podría no haber decidido ir al Fondo Monetario Internacional y hacer lo mismo que tuvo que hacer después: colocar un cepo y realizar similar ajuste fiscal pero sin el costo impuesto por errores del FMI de que el dólar pasase de 25 a 50 pesos y la inflación de 24% a 48% en 2018 (y 53% en 2019) duplicando todo innecesariamente y destruyendo activos groseramente. Viniendo de un tipo de cambio de $ 18 en diciembre de 2017, no hubiera sido difícil estabilizarlo a $ 25 con control de cambios.
Por qué Macri agregó inflación y déficit fiscal al comienzo y a la mitad de su gobierno decidió ir al FMI no es atribuible a ser de derecha, neoliberal o pro mercado, es un problema que podría explicar mejor la psicología probablemente, relacionado con el narcisismo, la omnipotencia y la inseguridad que la alimenta.
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En psicoanálisis la megalomanía es considerada la aristocracia de las neurosis narcisistas. Quizás allí esta parte de explicación de la diferencia entre Trump y Macri. En cualquier caso, buena noticia para el mundo que Trump haya perdido.
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