El radicalismo y Hacemos Coalición Federal se reunieron con un enviado del Gobierno y solo comunicaron los puntos en los que votarán en contra. Uno de los dos bloques e manifestó cansado por los incumplimientos del Ejecutivo y todavía restan las negociaciones de los gobernadores.
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CARLA PELLIZA
A contra reloj, el gobierno y sus aliados intentan acercar posiciones para apoyar en conjunto la ley omnibus, pero ese objetivo se planteó bastante dificultoso. En una nueva jornada de negociaciones, desde La Libertad Avanza recibieron a referentes de los bloques de Hacemos Coalición Federal y de la UCR, los que plantearon más confrontación y disidencias, pero sin avances concretos. Ambos espacios irán al recinto, de momento, con una serie de artículos a rechazar y modificar y quedó en manos del oficialismo, con esa información, intentar incorporar alguna observación para evitarlo.
José Rolandi, vice jefe de gabinete, se instaló en el despacho de Martin Menem para llevar adelante la negociación en medio del escándalo por reuniones en el hotel Savoy primero y en un departamento en Recoleta después, tras la firma del dictamen. "Nos convocaron y fuimos", se explicó desde uno de los bloques que aportaron representa en ese encuentro. Pero, en este caso, el ámbito de la discusión fue el parlamentario.
El radicalismo, que presentó casi 200 disidencias y que mostró una división interna que amenaza con sacarle votos valiosos a Javier Milei, estuvo representado por Danya,Tavela, Reyes, Soledad Carrizo, Lisandro Nieri, Pamela Verasay y Alejandro Cacace. Los diputados insistieron, ante el enviado del Ejecutivo, con las cambios y modificaciones planteados a todo el paquete de ley pero sin éxito. "Nada de avance", dijo una fuente que participó del encuentro.
Se hizo un repaso en general pero, como todavía no acordaron lineamientos con los gobernadores, no se pudo llegar a nada en concreto. El hecho de que el oficialismo no presente una propuesta clara también dificultó las cosas. Los diputados se encontraron ante la difícil situación de no saber quién es el interlocutor válido.
Para los gobernadores todavía quedan por resolver cuestiones vinculadas a las economías regionales, los biocombustibles, la coparticipación de lo recaudado por el impuesto al nuevo blanqueo de capitales y el pago de deudas con las provincias mediante el Fondo de Garantía de los jubilados para permitir su traspaso al Tesoro. Estos dos puntos habían sido negociados explícitamente en la previa de la firma del dictamen pero nunca aparecieron en él.
A eso se le sumaron las amenazas del gobierno, que no colaboraron pero tampoco amedrentaron a los mandatarios. Maximiliano Pullaro, de Santa Fe, advirtió que no se pondrá "del lado del Gobierno porque pretendan subordinarnos con la billetera". "No vivimos de la coparticipación, ponemos el lomo desde chicos", agrego. El gobernador, según contó el diputado de Unión por la Patria en El Destape Radio, Diego Giuliano, le pidió a todos los legisladores santafesinos rechazar los artículos que comprometan a la provincia.
Rogelio Frigerio, de Entre Ríos y uno de los negociadores más activos, también dijo no reaccionar ante las provocaciones discursivas. La actitud de los gobernadores será, entonces, clave. Con esta información sobre la mesa, los diputados se fueron con la idea de esperar a ver el planteo de La Libertad Avanza para acercar posiciones pero, en caso de no hacerlo, ya tienen una decisión tomada.
Según plantearon en este encuentro desde la UCR, van a votar en contra de una importante cantidad de artículos, parte de esas 175 disidencias firmadas con el dictamen. Le dieron una explicación al enviado del Gobierno que, ahora, tendrá que responder con una acción o no, dependiendo el resultado que quieran obtener. No se descartaba que el proyecto a debatir la semana que viene, o cuando se de la sesión, fuera notablemente diferente al firmado en la madrugada del miércoles.
Hacemos Coalición Federal también se acercó al despacho presidencial de la Cámara para hacer la misma tarea. “Una estudiantina”, describió una fuente parlamentaria al tanto de las conversaciones al graficar lo ocurrido allí adentro. El oficialismo tomó nota de las objeciones de este espacio político y nada más. Un punteo más dentro de la interminable cadena de anotaciones que, luego, terminan en la nada.
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En este caso, los enviados fueron Nicolás Massot, Oscar Agost Carreño – que el jueves confirmó la reunión secreta en Recoleta entre colaboracionistas y gobierno, de la que él se fue – y Juan Manuel López. No se fueron con una conclusión relevante. Fue un encuentro más, como el resto, sin definiciones.
Visiblemente, desde estos espacios empezaron a mostrar cierto desgaste y poca expectativa en torno a la actitud de un gobierno que se comprometió, en más de una oportunidad, a incorporar cambios que nunca aparecieron. Por eso, desde este sector fueron más tajantes. Una fuente con conocimiento de las conversaciones marcó un antes y un después. Los diputados se cansaron de esta dinámica y la oposición colaborativa llegó a su fin.
La estrategia del bloque será la de llegar al recinto con los cambios propuestos por ellos y hacer valer el número de 23. Las modificaciones no serán tanto por la disidencia sino por el dictamen de minoría presentado por la Coalición Cívica que rechaza el ajuste a los jubilados tal como fue planteado, el aumento de retenciones y propone poner el ojo en los regímenes de promoción especiales que tienen algunas actividades y provincias, como Tierra del Fuego, para alcanzar el déficit cero.
En este texto se rechazan las delegaciones legislativas en su totalidad, habilita la modificación del trámite parlamentario para tratar un decreto de necesidad y urgencia, aparta cambios en legislación ambiental y se aparta la derogación de la ley de defensa de la competencia entre otros puntos.
El bloque hará valer su número de 23, clave para el quórum pero también para la aprobación de cualquier ley. Este espacio mostró una fragmentación importante a la hora de debatir el dictamen pero, a menos de 48 horas, no sólo volvió a adoptar una posición conjunta sino que amplió sus margen de alianzas.
Hacemos Coalición Federal e Innovación Federal firmaron, en conjunto, un mismo comunicado en el que se planteó la intención de colaborar con el gobierno al avanzar con algunos puntos de la ley pero, a la vez, con rechazos claros. Más allá de este posicionamiento – común, aunque con matices de contenido, en todo este arco opositor -, el sector de Miguel Ángel Pichetto avanzó en la intención del rionegrino de unificar al peronismo no kirchnerista.
Lo que no quedó dentro del margen de negociaciones es el impuesto a las ganancias. Dos fuentes confirmaron que, para lo que fue Juntos por el Cambio, el debate por este tributo va por separado al de la ley ómnibus. “Es otra discusión”, dijo una diputada. Según una fuente de trato cotidiano con los gobernadores, “es un partido distinto” que no está atado a la reforma debatida por estas horas.
Los mandatarios propusieron, en forma original, trabajar sobre los 32 regímenes con tratamiento especial – en línea con lo planteado en el dictamen de minoría de la Coalición Cívica -, pero no sobre ganancias o retenciones. Dos proyectos con claro costo poítico. Ellos no tienen la intención de convertirlo en moeda de cambio aunque el gobierno sí. Pero, más allá del derrotero de la discusión, probablemente se busquen cambios al texto, por ejemplo en el tiempo estipulado para la actualización del mínimo no imponible.
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