Cuando los nervios consumían el cerebro de simpatizantes rogando por un triunfo, apareció la tremenda corrida de Cerutti y la estupenda definición del Chori Vega para hacer estallar de júbilo a un estadio repleto de seguidores.
Pero como la racha venía viento en popa no cabía otra sensación de apelar a la intuición de que algo bueno iba a pasar. ¡Y sucedió! Por insistencia, y porque se cambió el libreto en el segundo tiempo, cuando los cambios surtieron efecto y se pudo desestabilizar a un Colón que parece condenado al fracaso.
Olimpo hilvanó su cuarta victoria consecutiva (por primera vez lo consigue en un certamen de la máxima categoría), finalizó el torneo con 23 puntos y abandonó los puestos de descenso.
En el balance no mereció perder el equipo santafesino. Contó con las mejores ocasiones en el primer tiempo y opacó el rendimiento de un Olimpo timorato, casi displicente, salvo por la seguridad de Champagne para abortarle dos veces el gol a Graciani.
Colón lució mejor por la jerarquía de Sebastián Prediger, los destellos de calidad de Jacobo Mancilla, algunos arrebatos de Graciani y la velocidad de Carlos Luque.
Encima, en el comienzo del complemento, el citado Luque estrelló un remate contra el palo y en el rebote César Meli, sin marcas, definió por arriba del travesaño.
Ese guiño de la suerte motivó la reacción aurinegra. Perazzo hizo ingresar a David Vega, reacomodó el medio y se equilibraron las acciones. El trámite se hizo de ida y vuelta, aunque salvo el increíble gol malogrado por Rosales, tras un exquisito pase atrás del Chori, la incertidumbre seguía instalada.
Colón volvió a perdonar sobre el epílogo --Furios salvó cuando se disponía a definir Lucas Alario--, pero quedó pagando en un pelotazo despejado por Benítez desde su propia área. Cerutti lo caminó a Castillo por izquierda y envió un centro rasante para la solitaria aparición de Vega y el certero zurdazo goleador.
El premio seguramente resultó excesivo. Pero quién le quita lo bailado a este Olimpo rebosante de alegría que cerró el año con una sonrisa de oreja a oreja.
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