Hay muchos caminos locales para llegar hasta Macri. Cáceres y el PRO, Basualdo, la UCR, y siguen las firmas. Lo que dejó el llenado de casilleros de funcionarios, y la pregunta del millón: ¿juntos o separados? Por Sebastián Saharrea
Eduardo Cáceres es un dirigente macrista hasta el tuétano, seguramente el que más. Puede afirmarse que Roberto Basualdo también es afín a Macri, lo demuestra día a día. Ni qué hablar del radicalismo, pata excluyente de la estructura nacional que sostiene al Presidente. Como también lo son otras expresiones más chicas, como Actuar o Dignidad Ciudadana, además de una fracción de enojados PRO con la conducción local. Hasta la Cruzada Renovadora tiene puesto un pie.
Para llegar hasta el Presidente hay una línea oficial, que es la que lubrica el diputado nacional Cáceres. Pero de la lista del párrafo anterior, todos se las ingeniaron para hacerse un lugarcito en lo que sería el amplio y diverso mapa de la estructura de Macri en San Juan. Muchos de ellos, por su propia cuenta.
Hasta acá, cada uno hizo su propio camino, con momentos esporádicos de unión para la foto y gestos de convivencia, que existe y es buena. Pero ya terminado el proceso de llenado de casilleros de los cargos nacionales en la provincia, quedaron diferencias estilísticas y hasta alguna señal de desconfianza producto de tanto tiempo en trincheras distintas.
El gran desafío lo tendrán cuando empiece a andar el año y comiencen los escarceos por las listas para el turno político del ejercicio próximo. Que queda muy lejos, es cierto, y hasta resulta obsceno en la montaña de dificultades que va dejando el día a dia, pero hay un par de datos como para tomar nota para medir expectativas: uno, que el turno parlamentario de elecciones el año que viene es la gran posibilidad de Macri para equilibrar la falta de equivalencias numéricas que sufre en las dos cámaras del Congreso (como atestiguan los padecimientos de esta semana con la ley antidespidos); y dos, que en San Juan todo ese amplio espectro aparece dividido, con vestigios del massismo y la urgencia de juntar los trapos.
Rodolfo Colombo asumió la semana pasada como jefe de la Anses local, pero antes de hacerlo debió cruzar el río con botas. Hasta el mismísmo día de su dilatada asunción no se comunicó el evento: no lo dijo nadie, ni lo dirá jamás, pero lo que subyacía era cierto temor a algún movimiento de último momento que hiciera marcha atrás.
Ese largo interregno entre la designación verbal en diciembre y su efectiva puesta en marcha cinco meses después en mayo fue y sigue siendo el escenario de múltiples interpretaciones y miradas cruzadas en el propio intestino macrista: que se cayó (nunca lo estuvo, pero parecía), que ya llega. Y llegó.
Y llegó también la primera designación en Radio Nacional, con Juan Carlos Rotter a cargo de la fuerte plaza de Jáchal. Hay quienes sostienen que esa filial es más relevante que la de San Juan Capital, porque los jachalleros son líderes indiscutibles de audiencias mientras que la capitalina navega en mitad de pelotón. Para ésta última sigue estando firme la presencia de Roberto Di Luciano, el Bala Perdida, pese a la resistencia interna que despertó, pero nuevamente las demoras convierten al trámite en demasiado conversado.
De a poco se van cubriendo las vacantes locales, se va desperezando el gigante, con la voz cantante de Eduardo Cáceres y Enzo Cornejo –designado en el ENACOM y en el manejo político- en la digitación de espacios. La causa de esa demora es la misma que las grandes decisiones de Macri, como la obra pública: que primero hay que auditar y que cada decisión merece su análisis, motivos valederos pero que tienen un efecto dilatorio que crea un clima extraño.
Uno de ellos son los forcejeos pada acomodarse. Como el caso de Radio Nacional, donde la designación de Di Luciano corre por cuenta del eje Cáceres-Cornejo, pero que tuvo a otra vertiente del macrismo en San Juan interesado por llenar el casillero para uso propio, con tanteos a profesionales incluidos.
Roberto Basualdo dispone de línea propia que lo conduce a Macri, sin necesidad de estaciones intermedias. Y lo hizo pesar sin demasiada dificultad, apenas haciendo flamear su banca en el Senado que es algo así como oro en polvo para los que cuentan los porotos en el Congreso. Arrancaron con algunos rayones en la pintura con Cáceres por ese predominio, pero enseguida hubo paz entre ambos, que rápidamente comprendieron que no es un duelo que convenga a nadie librar.
Basualdo ubicó al jefe local del PAMI, el médico Julio Pascual que es amigo suyo desde hace años y que tuvo la suerte de haber podido asumir rápidamente. Pero Cáceres respondió con una jugada rápida y astuta: le designó como tesorero de la obra social de los jubilados a Roberto Lloveras, un dirigente que proviene del radicalismo pero que fue puntal económico en la campaña del PRO. Movida con un mensaje claro: la cara la pondrá Pascual, pero el movimiento de fondos y el trato con los proveedores en una entidad que es un desfile de maleteros que acercan desde medicamentos hasta prótesis, quedará en manos de gente de diputado.
Cáceres devuelve gestos al basualdismo desde su puesto como regulador de los recursos que aterrizan a San Juan. Como una serie de ATN que gestionó para los municipios estrella liderados por el senador, Rivadavia y Santa Lucía. Mientras le sube un par de líneas al volumen de su relación con el oficialismo provincial: salió a la cancha para pulsear contra las potentes declaraciones de José Luis Gioja en rol de presidente nacional del PJ, y hasta cargó la línea de la relación con Uñac al atribuirse funciones ejecutivas en una bajada de beneficios para lugares alejados de la provincia que ocurrió en la semana.
Es el principal ariete del esquema de Macri en San Juan, pero el presidente da juego también por afuera. El radicalismo local es un caso que lo ilustra: ubicó a Mario Capello en la conducción nacional de la actividad minera, también a un dirigente histórico como Freddy Marún en la empresa estatal que maneja la minera La Alumbrera, o a María Julia Velazco en un importante sillón del Ministerio de Seguridad que comanda Patricia Bullrich. La ex conducción encabezada por los allegados a Ernesto Sanz (piedra angular de Cambiemos) como Hugo Domínguez también hace fuerza por espacios menores para dirigentes jóvenes, y algo pesca. Hasta Alfredito Avelín Nollens encontró espacio en el gobierno nacional de la mano de un radical: el riojano ministro de Defensa Julio Martínez, artífice de la suscripción de la Cruzada a Macri.
Hugo Ramírez puede ufanarse de ser el primer macrista en San Juan, pero entró en conflicto con la conducción local del PRO ejercida por Cáceres. No tiene trato directo con el presidente, pero los mensajes le llegan. Al punto que se convirtió en el jefe de Prestaciones del PAMI a nivel nacional. Un oficio que conoce porque justamente él fue uno de los prestadores más relevantes en San Juan.
Como puede advertirse, muchos solfeos para la misma partitura. Que han aprendido a surfear arriba de las diferencias, de concepción o personales, para que no haya interferencias que empujen para atrás. El asunto es que hasta ahora han conseguido convivir, pero el momento de resolver la unidad se acerca. Por sí o por no.
Los dos grandes ejes -el PRO y el basualdismo- se cortejan, pero hoy figuran en espacios separados: ¿definirán unirse para las elecciones del año próximo, ya que sus diferencias son apenas de matices y todos coinciden en respaldar la gestión de Macri?
Hay motivos para pensar en que la respuesta sea sí. Porque al elegirse senadores, la boleta que gane se lleva dos asientos y la que salga segunda se queda con el tercero, sin margen a que el tercero pueda obtener algo como sí ocurre en Diputados. Entonces, habrá que juntar los trapos si lo que pretenden es arrancar un lugar al FpV especulando con un triunfo en San Juan.
Otro motivo es que el massismo no parece estar dispuesto a servirle en bandeja los dirigentes a Macri para que éste se sirva con comodidad, como hizo en el último turno y favoreció que Basualdo jugara tan de frente a favor del actual presidente perteneciendo al armado de Massa.
Intrigas que el tiempo irá descubriendo. Sin entrar en el casillero de los nombres, donde parece haber ya algunos números puestos. Como que Basualdo seguramente buscará encabezar la boleta de senadores, podría entonces dejarle al PRO el segundo espacio para una mujer (¿Martinazzo?). O como que Cáceres termina su gestión de diputado y tiene rumbo de repetir al frente de la boleta, sin que esta vez le sea necesario ganar una feroz interna como fue hace 3 años. De allí para abajo, puras especulaciones.
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