El Frente Integrador y Luis Obeid serán los árbitros de la contienda. El radicalismo sabe que aún con una victoria le será difícil colocar a uno de los suyos.
Faltan dos semanas para las elecciones legislativas generales y los bloques
mayoritarios comienzan a aventurar lo que pueda ocurrir en lo que será la puja por la Presidencia si se mantienen los resultados de las Primarias o no tienen modificaciones sustanciales.
No hay elecciones iguales, hay condicionantes que direccionan los sufragios, los espacios mayoritarios vienen de una interna y naturalmente
no hay un traslado automático del caudal de los que perdieron hacia la lista
que terminó imponiéndose, entonces las especulaciones se multiplican.
Lo que sí existen y son palpables son los antecedentes, y el más inmediato, tomando en cuenta lo que aconteció a nivel nacional en 2019 en comparación entre las PASO y las generales (en el Chaco no hubo Primarias
provinciales hace dos años) es que quienes se impusieron en primera instancia mermaron su capacidad en el segundo round y los que venían de atrás tomaron impulso para achicar la diferencia.
Lo hizo Macri hace dos años cuando le pidieron que salte del terreno de las
redes e instaló el Sí se Puede y realizó un raid de actos públicos que lo dejaron a un tris de forzar un balotaje y ahora la Provincia con una serie de incentivos salariales para estatales más el pedido a intendentes de "transpirar la camiseta" y una catarata de inauguraciones buscará sumar al menos para llegar a ocho diputados y así, con los nueve que continúan
hasta 2023, garantizarse el quórum propio y por ende la votación para la Presidencia.
No parece una empresa sencilla, en caso de mantenerse los porcentajes del 12 de septiembre, Chaco Cambia (UCR y aliados) obtendría 8 diputados, el Frente de Todos (PJ y adherentes) 7 mientras que el Frente Integrador sumaría 1. Ahora bien, con estas cifras, Chaco Cambia tendría 12 diputados desde diciembre, el Frente Integrador 3, el Frente de Todos 16, a lo que se sumaría el PRO con 1. El oficialismo precisaría una voluntad más para sesionar y poder sancionar todo lo que no tenga que ver con empréstitos, para lo que precisa las dos terceras partes del total.
ÁRBITROS
Si no hay cambios en la distribución de escaños entonces entran a jugar un rol preponderante quienes menos tienen que perder cuando ven la disputa entre los grandes: las fuerzas minoritarias como el Frente Integrador o el monobloque de Luis Obeid. Los primeros si llegase a ingresar Darío Bacileff Ivanoff, quien ya fuera presidente de la Cámara, es quien se posicionaría como el candidato del espacio que en el entendimiento con el oficialismo de que cedería el primer lugar para evitar que la UCR ocupe ese sitial.
Darío Bacileff Ivanoff fue tentado para ser parte de la actual gestión hace tiempo. Había sido propuesto para estar al frente de la Fiscalía de Estado, pero luego de una serie de desavenencias con el Gobierno desistió y pasó al ostracismo político incluso para la campaña electoral, ya que no emitió palabra salvo en el debate televisivo.
La otra opción es Luis Obeid, el pediatra con conflictos con el PRO provincial y desencantado con algunos manejos de la UCR le quedan dos años de mandato y no habría que descartarlo. Fue convocado por el oficialismo desde su rol de médico y tuvo una activa participación
en el Comité de Monitoreo de la pandemia de coronavirus. Un dato que no
es menor fue uno de los que facilitó el quórum cuando el PJ tenía frente de batalla internos y disputa con la UCR para el traspaso de parques provinciales al Municipio de Resistencia.
LA UCR NO LLEGA
"Si ganamos la elección vamos a solicitar la Presidencia", vocifera por estos días el presidente del bloque de Juntos por el Cambio (Chaco Cambia es el nombre de la alianza electoral), Carim Peche, que desde diciembre
iniciará su cuarto mandato como legislador para acumular 16 años sentado en Brown 520, sabiendo que la cuestión es más amplia que el resultado que dictaminen las urnas.
El radicalismo inevitablemente será oposición al menos dos años más y precisará mantener activo ese papel con aquellas cuestiones que achaca desde hace tiempo al actual oficialismo. En el escenario de una victoria pero sin los porotos suficientes para imponer un nombre en la Presidencia deberá salir a buscar el apoyo del Frente Integrador más el propio Obeid, que difícilmente lo acompañen, seguramente sobrevolará fantasmas de "atropello institucional". En el fondo sabe que no siempre el que gana es el que se lleva la Presidencia, para algunos aún está muy fresco lo acontecido en 2009, cuando se impuso el justicialismo pero en la cantidad de integrantes por bloque empataba con el justicialismo. Fue Juan Bergia, que había entrado por la UCR quien terminó votándose por sí y con el acompañamiento del PJ llegó a la Presidencia. En esta elección está sexto en la lista y con seguridad renovará su banca.
EL OFICIALISMO Y SUS FRENTES INTERNOS
De lograr el quórum y el número necesario para imponer un nombre propio para la Presidencia puertas para dentro, el oficialismo también tendrá sus contiendas. Está claro que desde las épocas del exgobernador Domingo Peppo no funciona como un bloque homogéneo. En ese entonces,
algunos respondían directamente al actual mandatario Jorge Capitanich y otros cerraban filas detrás de quien ahora es embajador en Paraguay. Y ahora lo que acontece es que algunos actúan con completa libertad de acción más allá de las sugerencias o mandatos que lleguen desde la Gobernación y actúan en consecuencia.
Así quedó demostrado con la elección del defensor del Pueblo, el sector femenino entendía que una representante debía estar en ese órgano constitucional pero como el radicalismo no daba otra opción que no
sea Hugo Maldonado, debió conformarse con que desde la próxima designación el titular o suplente, o ambas, deberán ser mujeres. En el
medio, no acompañaron la propuesta de Abá Benítez, que era el "elegido" y sí dieron el visto bueno para la llegada de Bernardo Voloj.
El Frente Grande, con Tere Cubells como representante, no solo que no acompañó sino que se opuso fervientemente al proyecto de transferencias de espacios verdes a la Comuna capitalina. En consecuencia, seguramente
quienes conforman el oficialismo pedirán que una mujer tenga su lugar
entre las principales autoridades de la Cámara, ya sea que vaya a tocarle
al oficialismo o bien proponiendo esa alternativa cuando se negocien candidatos a la Presidencia que luego se votarán.
Antecedentes con presidentes de otro signo
En caso de que el oficialismo no consiga el quórum, no será la primera vez que quien quede al frente del Parlamento sea de un signo político distinto a quien está en el Ejecutivo. En 2007, fue presidenta Alicia Mastandrea con Capitanich en Casa de Gobierno. Julio Sotelo por el PJ durante el primer gobierno de Ángel Rozas en 1995 y Alberto Torresagasti en 1991 con Acción Chaqueña.
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