El vidrio que se desecha o no se recupera, en el mejor de los casos, va a un relleno sanitario o a botaderos donde tarda hasta 4000 años en degradarse.
Los desechos plásticos son considerados los principales contaminantes del ambiente, pero los de vidrio no se quedan atrás. Si las botellas de este último no son reutilizadas, su reciclaje presenta mayores obstáculos: no son fáciles de transportar y no es rentable reciclar pequeñas cantidades.
Al momento de elegir qué material tiene un mayor impacto en el planeta, las miradas generalmente se dirigen al plástico. Un estudio reciente, publicado en Journal for Waste Resources and Residues, señala que el vidrio puede ser más perjudicial.
En este artículo, realizado por investigadores de Southampton University, se explica que para fabricar una botella de vidrio se necesita más energía y frecuentemente son desechadas después de un solo uso, cuando podrían ser empleadas mínimo unas 20 veces más.
Claudia Andrade, gerenta de Proyectos de Reciveci, no comparte la idea de que se deba preferir al plástico sobre el vidrio. Teme que estos estudios puedan transmitir un mensaje erróneo.
Es importante resaltar que existen varios tipos de plástico. Los que no se pueden reciclar se pierden en la cadena y van a la basura. Los reciclables reingresan al sistema, pero son utilizados para crear productos de menor calidad, porque durante el proceso van perdiendo su resistencia.
Ante esto, el vidrio sería una mejor opción. El problema es que en el país es difícil captarlo y reinsertarlo en las cadenas de reciclaje y producción, ya que su precio de comercialización es bajo. Mientras se paga USD 0,50 por un kilo de plástico pet, por la misma cantidad de vidrio los recicladores reciben USD 0,03.
Esto conlleva a que su recolección no sea una prioridad. El vidrio que se desecha o no se recupera, en el mejor de los casos, va a un relleno sanitario o a botaderos donde tarda hasta 4 000 años en degradarse.
Andrade dice que los consumidores deberían presionar para que los envases sean reutilizados por las empresas que los ponen en el mercado o exista un sistema de retornabilidad. En los hogares también se puede reutilizar estos envases porque conservan su resistencia.
Actualmente, Reciveci está trabajando con empresas y recicladores para “reactivar esta cadena que está dormida”. La idea es buscar los mecanismos para que la adecuada gestión de vidrio sea atractiva para todos los actores.
Pietro Graziani, codirector Italiano del Fondo Ítalo Ecuatoriano para el Desarrollo Sostenible, no cree que un material sea mejor que el otro. Lo que va a generar un menor impacto es el fortalecimiento del reciclaje o recuperación de materiales reciclables.
El especialista en gestión de residuos dice que el problema del vidrio es que es difícil transportarlo. Es pesado, ocupa más espacio y para triturarlo se necesita una maquinaría adecuada. Graziani explica que por estas razones es preferible utilizar latas o botellas plásticas en las zonas alejadas, como islas o sitios de alta biodiversidad, ya que la compactación de vidrio en estos lugares y el traslado de los desechos pueden ser un gran problema.
Por otro lado, las industrias deberán invertir en herramientas para la esterilización de las botellas recuperadas, lo que es un obstáculo para pequeñas y medianas empresas. Para Andrade, la Ley de Economía Circular servirá como una base para que la industria, los recicladores y todos los involucrados puedan reactivar la cadena.
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