El oficialismo hace cuentas con las elecciones del año que viene. El radicalismo se queja por los lugares que hoy tiene el Frente Renovador y en el PRO explican que es necesario para sacar leyes.
En el interior de la alianza de gobierno Cambiemos hay diferencias. Varios intendentes del radicalismo le reclaman al ejecutivo los lugares cedidos, desde que son gobierno, al Frente Renovador, la fuerza que conduce Sergio Massa. En nombre del equipo de la gobernadora María Eugenia Vidal, el PRO responde que necesita al massismo para avanzar en la sanción de leyes. Y a los dirigentes del radicalismo les recomiendan “salir a militar” en los distritos a donde no gobiernan para que Cambiemos, el año que viene, controle las cámaras de Diputados y Senadores y, entonces sí, pueda romper el acuerdo con el espacio del tigrense.
“A nosotros tampoco nos hace gracia acordar con los (Mauricio) D’Alessandro,con los (Mario) Meoni. Pero para eso tenemos que redoblar el esfuerzo el año que viene y tener los votos necesarios en Diputados y Senadores”. El que habla es un intendente de peso de Cambiemos. El jefe comunal de origen PRO les explicó a sus pares del radicalismo por qué es necesario –al menos en este tiempo político- haber realizado un acuerdo de gobernabilidad con el Frente Renovador. En la UCR esperan que ese acuerdo lentamente vaya diluyéndose.
El foro de intendentes de Cambiemos que tuvo lugar el viernes último en Saladillo le sirvió al Gobierno para llevarse otra preocupación. El subsecretario de Asuntos Municipales, Alex Campbell, y el secretario general de Cultura y Educación, Alejandro Finocchiaro, fueron los receptores. Buena parte del radicalismo le exteriorizó su malestar por el coqueteo que hay con la fuerza que encabeza Massa desde el 10 de diciembre, cuando Vidal se hizo cargo de la Provincia.
Para el PRO, el acuerdo es meramente táctico y tiene como único objetivo conseguir leyes en la Legislatura bonaerense, donde el Frente Renovador oficia de garante de la “gobernabilidad”. En realidad, lo que Vidal necesita del massismo son sus votos.
MATEMÁTICA. En la Cámara de Diputados, Cambiemos tiene 28 manos, mientras que el Frente Renovador lo sigue con 20 y es la segunda minoría. Los 48 votos de ambos bloques superan a los 47 que se necesitan para lograr el quórum. En el senado sucede lo mismo. 16 votos tiene Cambiemos, mientras que el Frente Renovador aporta nueve bancas más. Son 25 votos. Uno más que los necesarios para el quórum.
Pero, como al grueso de los legisladores del Frente Renovador se le vence el mandato el año que viene, Cambiemos apunta ahí. A ganarle lugares y tener más espalda para sacar leyes y –de esta manera- evitar ceder lugares en distintos organismos estatales, tal como sucede actualmente.
El massismo está al filo para las legislativas del año que viene. De los nueve senadores, a ocho (Gabriel Pampín, José Luis Pallares, Patricio Hogan, Sebastián Galmarini, Micaela Ferraro Medina, Jorge D’Onofrio, Malena Baro y Hernán Albisu) se les vence el mandato.
En Diputados el mapa no cambia demasiado. Pero el Frente Renovador preside la cámara con Jorge Sarghini. De los 20 integrantes, a 11 se les acaba el mandato. Cambiemos busca capitalizar la apuesta que hará el massismo para ganarle presencia legislativa. La estrategia es ésa: sumar bancas propias para poder romper con Massa. También servirá para compensar a los descontentos radicales.
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