Los obispos argentinos en la Basílica de San Pedro
En una jornada que comenzó con lluvia y terminó con sol, típica de la "pazza" (loca) primavera romana, un primer grupo de obispos argentinos comenzó hoy su vísita ad limina al Vaticano -el papa Francisco los recibirá el jueves- e intercambiar información y opiniones en los diversos "ministerios" de la Santa Sede.
Aunque, en teoría, la visita ad limina apostolorum (a los umbrales de las basílicas de los apóstoles, es decir, Roma) de los obispos debería darse cada cinco años, pasaron diez años desde la última que hizo el episcopado argentino, que tuvo lugar en 2009. Entonces entre los obispos estaba Jorge Bergoglio, cardenal primado de Buenos Aires y el Pontífice era Benedicto XVI, papa emérito.
Esta vez las cosas serán distintas, no solo porque el exarzobispo de Buenos Aires ahora es el Papa -es la primera visita ad límina del episcopado argentino con un Papa compatriota-, sino también porque Francisco cambió en los últimos años la tradición por la que el pontífice solía pronunciar discursos en estos encuentros eclesiales. En un gran cambio cultural en el funcionamiento de la curia romana impulsado por Francisco, ahora a los obispos no se les da cátedra o instrucciones, sino que se los recibe fraternalmente y escucha.
Por lo tanto, no se esperan discursos públicos del Papa ante los obispos. La visita, de todos modos, ha creado expectativa porque se da en un momento delicado del país, marcado por crispación política, pobreza, una situación social y económica al rojo vivo, una campaña electoral en marcha y el debate sobre el aborto aún abierto. Temas que seguramente estarán sobre la mesa, desde el punto de vista pastoral, así como el tan postergado viaje del Papa a su tierra. Los propios obispos hicieron saber que reiterarán la invitación para que Francisco "no se prive de la alegría" de volver a su país, aunque no hay, al momento, ninguna confirmación de que el viaje pueda darse el año que viene.
Como los obispos son un centenar -incluyendo también a los eméritos-, la visita se dividió en tres tandas, de acuerdo a las regiones pastorales. La primera está integrada por obispos de las regiones Nordeste, Litoral y Platense; la segunda, por prelados de la región de Buenos Aires (del 5 al 11 de mayo), y la tercera y última, por obispos de las regiones Patagonia, Centro, Cuyo y Noroeste argentino (del 12 al 18 de mayo).
El primer grupo, de más de treinta obispos, arrancó su "maratón" romana con una misa, temprano por la mañana, en la Basílica de San Pablo Extramuros -una de las cuatro pontificias y donde se veneran los restos del apóstol Pablo-, que presidió el arzobispo de Resistencia, Ramón Dus. Asistieron todos los prelados que integran el grupo, formado por el secretario general de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA) y obispo de Chascomús, monseñor Carlos Humberto Malfa, y los arzobispos de La Plata, Víctor Manuel "Tucho" Fernández; de Rosario, Eduardo Martín; de Corrientes, Andrés Stanovnik, y de Santa Fe, Sergio Fenoy, entre otros.
"Después de haber celebrado misa en la Basílica de San Pablo salimos con un ánimo y una alegría increíbles, impulsados por el espíritu de este gran apóstol: nada podrá separarnos del amor de Cristo", comentó, sin ocultar su entusiasmo, monseñor Vicente Conejero, obispo de Formosa. "Por eso invito a todos los argentinos a tener este mismo espíritu de San Pablo, que se entregó con todo su corazón y toda su fuerza para anunciar y testimoniar el nombre de Jesús", agregó Conejero, nacido en la región de Extremadura, en España.
Los obispos, que en los próximos días harán celebraciones en las basílicas de San Juan de Letrán, de San Pedro y de Santa María la Mayor, comenzaron a tener luego reuniones en los diversos "dicasterios" (ministerios) del Vaticano, con quienes intercambiaron información sobre sus diócesis. Estuvieron por la mañana en la Congregación para el Culto Divino, en la Congregación para la Causa de los Santos y en el Dicasterio para la Familia, Laicos y Vida. Después de almorzar, por la tarde, visitaron el Pontificio Consejo para la Cultura y el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral.
"Fuimos recibidos muy bien, hubo mucho diálogo, mucha escucha, fue aprender mutuamente, contar lo que estamos haciendo y ellos, contar cómo ven la situación del mundo y del país y algunos consejos. Fue muy interesante", contó a LA NACION Nicolás Baisi, obispo auxiliar de La Plata, al final de la primera jornada.
Homenaje a los nuevos mártires
El puntapié inicial de la visita fue una misa de acción de gracias por la beatificación de los cuatro mártires riojanos, que los obispos celebraron ayer por la tarde en la Iglesia Argentina de esta capital. Durante la misa, que comenzó con el himno a los mártires riojanos, al ritmo de bombo y guitarra, se destacaba la imagen de los nuevos beatos, junto a unos ramos de flores, sobre una bandera argentina colocada debajo del altar.
El arzobispo de Bahía Blanca, Carlos Azpiroz Costa, presidió la celebración y en su sermón destacó el ejemplo de los nuevos mártires y consideró su beatificación "providencial" para la visita de los obispos.
"Que el beato Enrique Angelelli nos ayude a seguir andando, nomás, con un oído en la Palabra y en otro en el Pueblo", pidió Azpiroz. "Que el beato Fray Carlos de Dios Murias nos ayude a reconocer que podrían callar nuestra voz y podríamos callarnos nosotros, pero nunca podrán callar la voz del Evangelio. Que el beato Gabriel José Longueville nos ayude a no dejar a nadie solo y a decir siempre 'voy con vos'. Que el beato Wenceslao Pedernera nos ayude siempre, en toda ocasión, a no odiar", agregó Azpiroz Costa. Reflexionó, además, sobre los cuatro principios clave del Papa en su exhortación apostólica Evangelii Gaudium: el tiempo es superior al espacio, la realidad es más importante que la idea; el todo es superior a la parte y la unidad prevalece sobre el conflicto, según las premisas descriptas por Francisco.
Asistió a la misa el embajador argentino ante la Santa Sede, Rogelio Pfirter, quien auspició -luego de la ceremonia- que los nuevos beatos "nos ayuden a todos los argentinos a reencontrar el camino del diálogo y de la unidad para que nuestro país pueda de una vez por todas encontrar la paz de espíritu que necesita para salir adelante".
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