La camada de dirigentes que le peleará a los históricos la representación de los departamentos.
Por: Yanina Soria.
La interna del Partido Justicialista de Córdoba quedó postergada, en principio, para diciembre de este año. Además de las obvias razones sanitarias, ese aplazo responde también a un doble objetivo trazado por el Panal. En primer lugar, como esta vez el PJ pretende sumar a todas las expresiones peronistas, incluido el kirchnerismo, la idea de patear la renovación de autoridades para fin de año busca evitar sumar nuevas tensiones con el Frente de Todos en la antesala de las legislativas.
En segundo lugar, aunque todos tengan muy en claro cómo y dónde se terminará de armar el nuevo esquema partidario, el schiarettismo pretende dilatar las seguras micro batallas que se abrirán en el territorio.
Sin embargo, aunque ese cronograma haya quedado lejos en la línea de tiempo, existe otra interna que ya instalada: la que se abre hacia el interior provincial entre los históricos caciques departamentales y la nueva camada de dirigentes que esta pechando por la renovación.
El inexorable recambio generacional que se materializará en el 2023 cuando el gobernador Juan Schiaretti deba dejar la función pública provincial, alimenta las expectativas de un pelotón de dirigentes que puede acreditar experiencia en gestión y en política. Entre ellos, hay intendentes, legisladores y funcionarios que hoy ocupan distintos lugares en el esquema de gobierno, y que -como factor común- se ubican en la línea de los sub-50.
Por ahora, la convivencia con la generación de los referentes departamentales es de aparente armonía. De hecho, es posible ver a históricos como Oscar González, Francisco Fortuna, Sergio Busso o Carlos Massei, compartiendo actos y fotos institucionales en sus distritos junto a los que quieren el recambio.
Sin embargo, en muchos casos, subyace cierta tirantez por movimientos políticos de quienes empiezan a jugar con un perfil más alto apostando a quedarse con la representación departamental en la reconfiguración que se viene.
Y aunque hoy desde el schiarettismo repitan que habrá lugar para todos, la realidad es que no todos podrán tener los lugares que pretenden. Allí radica el principal desafío.
Los nombres
Entre quienes conocen la dinámica del peronismo cordobés, nadie dudaría en señalar que, por ejemplo, Traslasierra tiene como principal e indiscutido referente al presidente provisional de la Legislatura, Oscar González. Sin embargo, para la ardua tarea de forjar nuevas representaciones, allí se anotan el actual intendente de Mina Clavero, Claudio Manzanelli, y el legislador provincial Julio Bañuelos.
En Punilla, el peronismo oficialista tuvo por décadas al actual senador Carlos Caserio como absoluto referente de la zona. Pero su corrimiento hacia las filas del Frente de Todos obligó a Hacemos por Córdoba a buscar nuevas referencias. A sabiendas de que el desafío allí será inmenso, el peronismo de Schiaretti apuesta al intendente de Huerta Grande, Matías Montoto, como figura emergente.
En el populoso departamento Colón, pasa algo similar. El histórico Carlos Presas es hoy legislador del oficialismo pero políticamente juega con Caserio, por lo que el schiarettismo trabaja para apuntalar al actual intendente de La Calera, Facundo Rufeil.
En Santa María, el oficialismo entiende que el proceso de transición entre la vieja guardia y la nueva generación ya se dio. En el Centro Cívico, asumen que el actual ministro de Gobierno, Facundo Torres, le ganó la pulseada interna a Walter Saieg, otro de los históricos del interior cordobés. De cualquier modo, el ex intendente de Alta Gracia y ahora funcionario schiarettista deberá demostrar lo que tiene territorialmente en los próximos comicios de medio término.
Francisco Fortuna, actual presidente del bloque de legisladores de Hacemos por Córdoba, es otro de los reconocidos caudillos del PJ. Sin embargo, en la línea de los nuevos jugadores, por el departamento Río Segundo asoma con aplomo el ex intendente de Laguna Larga y actual secretario de Gobierno provincial, Federico García.
Por su lado, en Calamuchita se plantea un escenario particular. El legislador departamental Carlos Alesandri y su hijo Federico apuestan a mantener la representación mientras que los intendentes Claudio Chavero (Santa Rosa), Ivan Ortega (San Agustín) y Oscar Santarelli (Villa General Belgrano) buscan un lugar en el nuevo mapa de referencias.
En Roque Sáenz Peña juegan dos generaciones: el actual ministro de Agricultura, Sergio Busso, y por la nueva camada, Julián López, ministro de Justicia y Derechos Humanos.
La transición en Marcos Juárez promete ser un menos conflictiva. La representación indiscutida del departamento que hoy ostenta el ministro de Desarrollo Social, Carlos Massei, sería heredada por una dirigente de su estricta confianza: la legisladora departamental Julieta Rinaldi. En Río Cuarto, el schiarettista Carlos Gutiérrez asume de hecho la responsabilidad departamental mientras que el intendente Juan Manuel Llamosas asoma como claro sucesor en ese rol. Aunque por ahora con bajo perfil, Adriana Nazario también tiene lo suyo allí.
En San Martín la vigencia de Eduardo Accastello es indiscutida mientras que el intendente de Villa María en uso de licencia, Martín Gill, pelea por mantener su protagonismo. Nora Bedano, es otra de las dirigentes con peso político en ese distrito.
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