Este domingo, la gobernadora pone en juego casi la mitad de bancas de cada uno de sus bloques, aunque suma más “puros”. El desafío de Todos: unidad en la diversidad.
La gobernadora María Eugenia Vidal pone en juego este domingo en las urnas casi la mitad de las bancas de sus bloques legislativos del Senado y la Cámara de Diputados, aunque podría incorporar una mayor cantidad de parlamentarios ultra vidalistas, ya que en las listas de este año sumó a muchos funcionarios y "facilitadores territoriales".
Este acopio de propios resulta muy conveniente para la mandataria, teniendo en cuenta la posibilidad cierta de trascender el 10 de diciembre ya con traje de opositora y en un escenario marcado por la vuelta del peronismo al poder bonaerense. Si se repitiesen los números de las PASO, Cambiemos conservaría casi la totalidad de sus bancas y el Frente de Todos estaría por debajo de ese número, aunque con un factor clave y trascendente: la jefatura del Ejecutivo.
Con 29 escaños en la Cámara alta sobre un total de 46 integrantes, Vidal sostuvo hasta la fecha el quórum propio, que podría reeditar el próximo año si repitiese los números de las PASO, aunque reduciría a 25 el número de escaños.
En el detalle de los números, Vidal debe renovar 13 bancas en el Senado, de las cuales nueve son del PRO y el PRO peronismo, dos de la UCR y dos de la CC ARI.
Los senadores que buscan la reelección: Marcelo DiLeo (UCR), Elisa Carca (CC ARI), Walter Lanaro (PRO puro), María Elena Petrovich (PRO de Lanús), Andrés De Leo (CC ARI), Nidia Moirano (PRO Bahía Blanca) y Juan Pablo Allan (PRO).Los que abandonan la Cámara: Marcelo Pacífico (PRO peronista que responde a Emilio Monzó), Eduardo Schiavo (ex PRO peronista que participa de Consenso Federal), Julieta Lescano (PRO Bahía Blanca), Horacio López (UCR), Gabriel Monzó (PRO peronista que responde a Emilio Monzó) y Pilar Ayllón (PRO).
Si se repitiera la elección de las primarias, este sector quedaría con cuatro bancas menos, aunque esta ecuación está atada al resultado real que se va a conocer este domingo por la noche.
La duda está planteada ahora en observar si Vidal logrará sostener la jefatura de ese bloque, que, además, es probable que termine escindiéndose.
En la Cámara de Diputados, la situación tiene condimentos similares. Vidal posee un bloque de 43 integrantes, sobre un total de 92 legisladores, lo que la ubica como primera minoría, aunque sin mayoría propia. De este grupo, la mandataria pone en juego 21 bancas, que están divididas entre 14 del PRO y la pata sindical amarilla, seis de la UCR y uno de la CC ARI
Al igual que en el Senado, se observa en esta cámara la inclusión de vidalistas puros, muchos de los cuales reemplazarán a dirigentes del riñon del monozísmo.
Los diputados que van por la reelección: Verónica Barbieri (PRO), Walter Carusso (UCR), Hugo Oroño (PRO), Alejandra Lorden (UCR), Mauricio Vivani (PRO), Vanesa Zúccari (UCR), María Laura Ricchini (PRO), Maximiliano Abad (UCR) y Martín Domínguez Yelpo (PRO UTA),Los que abandonan la Cámara: Cesar Torres (PRO), Jorge Mancini (PRO Ceamse), Daniel Ivoskus (PRO), María José Tedeschi (PRO), Manuel Mosca (PRO), Eduardo Barragán (PRO), Marcelo Daletto (PRO Monzó), Oscar Sánchez (PRO Monzó), Jorge Silvestre (UCR), Roberto Rago (PRO Uatre), Guillermo Castello (ex CC ARI actual Consenso Federal) y Liliana Denot (UCR).
Nuevamente la pelea que deberá enfrentar la mandataria, una vez superada la elección general y con la probabilidad muy cierta de abandonar su cargo, es contener a todos los sectores en la interna que, de forma inevitable, se desatará hacia adentro del actual oficialismo.
El escenario será, además, muy diferente ya que mostrará a un peronismo unido, aún en el formato de interbloque, y con Axel Kicillof como nueve jefe político que comanda una fuerte renovación generacional.
Si se repitiera el resultado de las PASO, el Frente de Todos quedaría con un bloque de 41 diputados y 21 senadores, una cifra inferior a la de Juntos por el Cambio, aunque con la diferencia de conducir el Ejecutivo.
Aún con un bloque dividido en partidos, como anticipó que hará Sergio Massa con su Frente Renovador, todos participarán del mismo barco de gobierno, lo que asegura en última instancia intereses en común. Por el contrario, Vidal, si se conviertiese en oposición, debería sostener la estructura de Cambiemos, algo frágil por los escasos cuatro años de construcción, en un contexto más lábil y alejada del poder real.
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