El Presidente busca salir de la inercia en que entró después de la renuncia de Martín Guzmán. Y se propone revertir su imagen debilitada como consecuencia del ascenso de Sergio Massa como superministro.
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MARTÍN DINATALE
Después de una semana de hecatombre política en el Gobierno y recambios de Gabinete, Alberto Fernández anunció ayer que se viene "una etapa distinta". La nueva fase del Presidente contemplará viajes con mayor cercanía a la gente, el armado de una "mesa chica" tripartita para la toma de decisiones y la definición de medidas económicas para aquietar la economía en virtud de mostrar una administración activa en la gestión.
El Presidente buscó ayer mostrarse fuerte, ajeno a cualquier idea de debilidad de poder tras la llegada del designado superministro Sergio Massa y alineado con la unidad del Frente de Todos.
Todo esto forma parte del nuevo esquema de poder que se prefigura Alberto Fernández en lo inmediato y apunta a darle fuerza a su gestión.
"Empezamos una etapa distinta. Queremos darle un impulso fuerte a cuestiones que tienen que ver con la gestión y con la Argentina, que está inmersa en un mundo muy complejo", dijo el Presidente en el Salón Blanco al tomarle juramente a la nueva secretaria de Asuntos Estratégicos, Mercedes Marcó del Pont, quien asumió tras la renuncia de Gustavo Béliz.
Para dejar en claro que todas las movidas en el gabinete y el arribo de Massa al Gobierno fueron consensuados con Cristina Kirchner para darle sustento a la unidad del oficialismo, el Presidente remarcó: "Que el Frente de Todos haya encontrado un camino para seguir trabajando juntos es un dato muy valioso".
Allegados al jefe de Estado admitieron a El Cronista que la idea de hacer un profundo recambio en la estructura de poder no era lo que más quería el Presidente. Pero Alberto Fernández optó por la unidad del Frente de Todos, aún sabiendo que su figura podrá debilitarse con el arribo de un superministro como Massa a la Casa Rosada.
MESA CHICA Y UNA FOTO MOLESTA
Sin embargo, no le resultará nada fácil mostrar esa imagen de unidad y de "nueva etapa". Ayer, en el mismo momento que Alberto Fernández le tomaba juramento a una de sus leales como Marcó del Pont, en el Senado se reunían en privado Cristina Kirchner y Sergio Massa.
Una foto difundida por la presidencia del Senado en las redes sociales con la imagen de la vicepresidenta junto al superministro de Economía no cayó nada bien en el entorno del Presidente.
"Es parte del trabajo del Frente de Todos", intentó minimizar un funcionario de la Casa Rosada ante la foto de Cristina Kirchner y Massa a la misma hora del acto de asunción de Marcó del Ponto con Alberto Fernández en el Salón Blanco. Pero se notó tensión, incomodidad y cierto malestar por la foto sugestiva.
La fotografía llegó justo dos días antes de la asunción de Massa como superministro y en una jornada muy difícil para la vicepresidenta. Es que desde temprano Cristina Kirchner tuvo que escuchar el duro alegato del fiscal federal Diego Luciani que la acusó de liderar una asociación ilícita por la obra pública de Santa Cruz
Ajenos a esta situación, desde el Gobierno aclararon que la "nueva etapa" que se planteó el Presidente contempla el armado de una mesa chica con la participación de referentes de Alberto Fernández, Cristina Kirchner y Massa en la toma de decisiones.
No están definidos los nombres aún de los que formarán parte de esa mesa. "Claramente esta es la mejor muestra que podemos dar de unidad", dijo a El Cronista el ministro de Trabajo, el albertista Claudio Moroni al ser consultado sobre el armado de esa mesa chica.
En la práctica la idea que se busca presentar en esa mesa chica es que la toma de definiciones sea trasladada después a los diferentes ministerios y también a los gobernadores del PJ.
A la vez, Alberto Fernández concretó ayer otro reacomodamiento de piezas en su Gobierno al designar a Julián Leunda como jefe de gabinete de asesores y a Juan Manuel Olmos, quien pasará a desempeñarse en la Jefatura de Gabinete.
VIAJES Y CERCANIA A LA GENTE
Como antídoto a la imagen alicaída que dejó el Presidente en los últimos días, ahora buscará en la "nueva etapa" mostrarse más activo. Para ello organizará más viajes al interior del país con la idea de reforzar la "cercanía con la gente".
En lo inmediato, Alberto Fernández tiene previsto viajar a Catamarca hoy por la mañana. Allí compartirá un acto en Fiambalá junto al gobernador Raúl Jalil. Se trata de una visita para inaugurar obras.
Además, mañana le tomará juramento en la Casa Rosada a Massa y el viernes el Presidente viajará a Santa Fe para compartir escenario en Carcarañá con el gobernador Omar Perotti. Esto forma parte de la agenda doméstica e inmediata de cercanía con la gente.
Desde el plano internacional Alberto Fernández busca mostrarse como un líder regional. Aprovechará lo que le resta de presidente pro témpore de la CELAC para dar gestos de unidad en América latina.
El sábado por la noche partirá a Colombia para estar el domingo en la asunción del presidennte electo, el dirigente de izquierda Gustavo Petro. Se trata de una apuesta importante de Alberto Fernández ese viaje porque busca darle forma al grupo de jefes de Estado de la izquierda latinoamericana que llegaron después de las elecciones en la Argentina como fueron los casos de Luis Arce en Bolivia y Gabriel Boric en Chile. En el Gobierno confían que esta ola se completará en lo inmediato con el regreso de Lula da Silva al poder en Brasil.
En paralelo a todo esto el embajador Jorge Argüello ultima los detalles de la visita de Alberto Fernández a la Casa Blanca para concretar la postergada reunión con Joe Biden a fines de agosto. No está ratificada la fecha pero en Washington aseguran que se hará el encuentro ya que hay voluntad política de Estados Unidos.
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