Almorzaron en el Bapro con la mira en la campaña en territorio bonaerense
Pollo con verduras y manzana asada de postre por un lado, la intención de sumar esfuerzos en la campaña bonaerense, por el otro, y el deseo de terminar de sepultar viejas tensiones. Ése fue el menú del almuerzo que ayer compartieron la gobernadora María Eugenia Vidal y el presidente de la Cámara de Diputados de la Nación, Emilio Monzó . O, para darle real magnitud a la cita: la figura más convocante del oficialismo y el armador político con más rodaje de Pro.
Fue el segundo encuentro -conocido- del año entre ambos y un nuevo gesto hacia el interior del macrismo bonaerense para aunar la tropa de cara a las elecciones legislativas. Vidal estuvo acompañada por su jefe de gabinete, Federico Salvai, y su ministro de Gobierno, Joaquín de la Torre, mientras que Monzó concurrió junto con el secretario de Interior de la Nación, Sebastián García de Luca, y el diputado provincial Marcelo Daletto y el senador bonaerense Gabriel Monzó.
"Estuvimos analizando la situación política y cómo reforzar el trabajo en los distritos que no gobernamos", señaló a LA NACION uno de los comensales. Habló en pasado de las tensiones entre Vidal y Monzó y puso como ejemplo que De Luca, Daletto y el hermano de Monzó participan en las mesas seccionales que Vidal ya lanzó en toda la provincia.
Los roces entre Vidal y Monzó empezaron antes de la campaña de 2015, pero recrudecieron tras la victoria, cuando el armador de Pro cuestionó las concesiones que la gobernadora le hizo a Sergio Massa para garantizarse gobernabilidad y votos en la Legislatura provincial.
Desde entonces, las tensiones se mudaron hacia la Casa Rosada, luego de que Monzó insistió públicamente en la necesidad de sumar peronistas "exitosos" a Cambiemos y más política -que comunicación- a la gestión. El frente con Vidal, por su parte, se fue enfriando. Las urnas y la importancia de la pelea bonaerense apuraron la paz entre la gobernadora y el armador.
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