La continuidad del radical Nicolás Maiorano como presidente del Concejo sigue siendo un tema de conversación entre los concejales de distintas bancadas. Malestar por algunos nombramientos.
Desde hace ya algunas semanas existe un rumor que no para de retumbar en los pasillos del Concejo Deliberante: algunos bloques políticos no quieren que Nicolás Maiorano siga siendo el presidente del cuerpo deliberativo.
Los distintos actores han tratado de poner paños fríos una y otra vez, pero lo cierto es que en las últimas horas las versiones que alimentan la posibilidad de un cambio en la presidencia han aumentado. Nos son pocos los concejales que han manifestado por lo bajo algunos cuestionamientos a la política de nombramientos que está llevando adelante el radical.
Según indicaron, Maiorano habría designado a una persona de su confianza en el polémico cargo de sub secretario del Concejo, y también habría decretado en las últimas horas algún nombramiento en la Defensoría del Pueblo. En ningún momento se hace referencia a las capacidades de las personas nombradas, sino a la política de ocupar espacios, “similar a la que se le critica al oficialismo” desde las filas del centenario partido. Es más, alguna fuente consultada se animó a decir, “tanto critican, y a la primera oportunidad hacen lo mismo”.
Esta situación puede ser la gota que colma el vaso, pero la realidad, es que las críticas, sobre todo desde el bloque de Acción Marplatense, a la forma “en que se maneja” Maiorano son constantes. Solo basta con recordar el comunicado emitido, en oportunidad de los incidentes provocados por manifestantes del gremio de Camioneros, en donde el concejal Javier Woollands denunció que el radical amenazó e intento golpear a su par, Ariel Ciano.
Para colmo de males, desde el mismo bloque radical existen algunas voces disonantes con la postura oficial de continuidad, y no son pocos los que aseguran que Eduardo Abud, estaría dispuesto a “ir a fondo” y “se llevaría puesto a aquel que se le ponga en el medio” envalentonado con la posibilidad de conseguir consensos fuera de su propio bloque.
Sabemos que en política todo tiene que ver con todo, y que una decisión a nivel nacional puede generar alguna reacción a nivel local. En esa línea, se comenta también que la confirmación de que el radicalismo será parte del armado electoral del PRO en las elecciones primarias, no habría caído del todo bien en algunos bloques políticos.
Los coqueteos entre la principal figura del radicalismo, Vilma Baragiola, y el Frente Renovador existieron, tanto es así que en algún momento hasta se deslizó la posibilidad de conformar un interbloque entre el massismo, el concejal Arroyo (solo o acompañado) y un sector del radicalismo. Esa posibilidad quedó hecha añicos cuando la postura del Ernesto Sanz resultó triunfadora en la Convención Nacional del último sábado.
Repasando los hechos y los actores, nos encontramos con que, al menos tres bloques tendrían serias dudas de acompañar la postulación de Maiorano para continuar al frente del Concejo, posibilidad que deberá rubricarse en ocasión de la apertura de sesiones ordinarias en los primeros días de abril.
Cada bloque presenta una motivación diferente, pero lo cierto es que el combo de nombramientos, alineamientos electorales y manejos legislativos parece explotarle en las manos al radicalismo.
También es cierto que desde Acción Marplatense han repetido, una y otra vez, que respetarán la tradición que marca que el “que gana las elecciones pone el presidente del concejo”. Más allá de las formalidades, miembros de los distintos bloques han mantenido en las últimas horas acaloradas reuniones.
Lo estrategia no es sencilla: el Frente Renovador no podría acompañar una postulación de un “kirchnerista”; el Frente para la Victoria no podría apoyar a un “massista”; y Acción Marplatense no quiere quedar en el rol de “desestabilizador” de cara a las elecciones.
A todo esto, Carlos Arroyo mantiene un saludable y enigmático silencio. Sus compañeros del bloque de Agrupación Atlántica tampoco han hecho pública su posición. La llave parece estar en sus manos.
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