Como todos los años, cada 12 de noviembre, se celebra en todos los países el Día Mundial de la Lucha contra la Obesidad con el propósito de concientizar a la población sobre los daños que puede ocasionar al organismo el exceso de grasa corporal. A su vez, durante la jornada se brinda información para prevenir y tratar esta problemática.

El Día Mundial de la Lucha contra la Obesidad surgió por la iniciativa de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que considera a este trastorno como una epidemia que debe ser tratada con políticas de salud adecuadas. Según los datos del organismo, desde 1975, la obesidad se ha triplicado en todo el mundo y, actualmente, la padecen “más de 340 millones de niños y adolescentes (de 5 a 19 años)”, indica el sitio oficial.La OMS define al sobrepeso y a la obesidad como “una acumulación anormal o excesiva de grasa que puede ser perjudicial para la salud”.Se mide según el índice de masa corporal (IMC), que se calcula a partir de la fórmula: peso(kg)/talla(m2). Hablamos de obesidad cuando el resultado es mayor a 30.A nivel global, esta condición está relacionada con el incremento exponencial de muertes y tiene una relación directa con el aumento de la ingesta de alimentos azucarados, ricos en grasas saturadas y de alto índice calórico. También hay que tener en cuenta que el ser humano se ha vuelto cada vez más sedentario debido a las nuevas formas de trabajo y de transporte.

En Argentina, “más del 50% de la población en Argentina tiene exceso de peso”, según indica el Ministerio de Salud de la Nación. En consecuencia, puede acarrear al riesgo de padecer enfermedades como la diabetes, la hipertensión arterial, enfermedades crónicas en los riñones y en el hígado, así como algunos tipos de cáncer.Sin embargo, la obesidad puede prevenirse e incluso revertirse llevando adelante políticas públicas dirigidas a la promoción de cambios en los estilos de vida, lo cual abarca hábito alimentarios, realizar actividad física, entre otros.

Frente a este panorama, algunas recomendaciones consisten en realizar cuatro comidas al día, aumentar el consumo de vegetales, limitar la ingesta de alimentos procesados, cocinar en casa, disminuir el consumo de sal y de alcohol, evitar bebidas azucaradas, aumentar el consumo de agua y realizar, al menos, 150 minutos de actividad física durante la semana.