La versión circula insistentemente en Tartagal y Salvador Mazza, alimentada por quienes sostienen que los asesinos de Horacio Tomás López, Juan Carlos Callejas y Andrés Plata tenían entrenamiento de comandos militares, contaban con información sorprendentemente precisa y utilizaron proyectiles compatibles con la ametralladora ligera.

Además, el hermetismo que rodea la investigación desde el primer momento da lugar a las conjeturas.

El secretario de Seguridad, Federico Jovanovics, dijo anoche a El Tribuno que “nada más alejado” del triple crimen la disolución de la unidad de Salvador Mazza. En cambio, la vinculó a la reestructuración general de las áreas de drogas peligrosas iniciada en 2011.

El jefe de la Policía de Salta, el comisario general Marcelo Lami informó que “se disolvió la unidad, pero las funciones de inteligencia se siguen cumpliendo. Los oficiales fueron trasladados a Drogas, a la Brigada de Investigaciones y a la comisaría 42. Se trata de una decisión administrativa, que busca optimizar la actividad de inteligencia y nada tiene que ver con el triple crimen”.

La decisión, conocida una semana después de la sangrienta emboscada de Acambuco, donde murieron tres presuntos narcos, generó incertidumbre en una región donde se percibe una escalada del narcotráfico. “La frontera está sintiendo la violencia del narcotráfico que recrudece en el sur de Bolivia. Lamentablemente, también hay argentinos involucrados”, dijo Lami.

El jefe policial se abstuvo de opinar sobre el repliegue de los gendarmes desde Salvador Mazza hasta Aguaray, por tratarse de otra fuerza.

En los últimos cinco años, el presidente Evo Morales informó que la producción de coca se había incrementado un 20 por ciento en Bolivia.

En el departamento San Martín se observa un incremento del tráfico de drogas a través de los cerros o los montes y las organizaciones sociales denuncian el aumento del consumo por parte de niños aborígenes.

Esta semana el Senado de la Nación destacó, en un proyecto de los salteños Juan Carlos Romero y Sonia Escudero, la magnitud de “los hechos de violencia que con frecuencia creciente están sucediendo en zonas de frontera, vinculados con el avance del narcotráfico en territorio argentino y en países vecinos”. La iniciativa incluyó un pedido para que el Ejecutivo nacional “extreme las acciones de inteligencia, prevención y represión de una escalada criminal que pone en serio riesgo la vida, la salud y la paz social” en el norte salteño.

Narcopolicías: “El único fue Giménez”

“No hay absolutamente nada, pero ningún hecho relacionado con drogas en la Policía. El único fue (Gabriel) Giménez”, afirmó el secretario de Seguridad, Federico Jovanovics, aludiendo así al narcopolicía supuestamente descubierto llevando 50 kilos de cocaína en G�emes.

El funcionario insistió: “De hecho, el caso de Giménez ,fue la Policía la que investigó, lo siguió y lo capturó cuando estaba prófugo; fue la Policía la que hizo su propia depuración y fue el único caso relacionado con drogas en la fuerza”.

Uno de los elementos en los que se fundan las sospechas de una relación entre efectivos de la División de Inteligencia Criminal y el narcotráfico son los proyectiles hallados en la escena del triple crimen de Acambuco. “Lo que hay de cierto es que los proyectiles de calibre 7,62 eran de fabricación boliviana; y los 9 mm eran comunes, de hecho ese tipo de proyectil es el más común del mundo y es utilizado por todas las fuerzas de seguridad por lo que no se puede determinar la procedencia ni utilización específica. El otro sí es un calibre que muy probablemente tiene que ver con un FAL”, sostuvo.

Jovanovics insistió con desvincular la disolución de la División de Inteligencia Criminal del triple crimen. “Hay mucha reestructuración en la policía y seguramente habrá una mayor cuando salga la ley de reforma de la Policía, lo que involucrará a nueve direcciones generales”.