En tiempos no electorales, Marcos Nicolini sufrió el aislamiento del poder.  Tuvo la osadía de insinuar que pretendía suceder a Miguel Lunghi y el pediatra lo “frizzó”.  Lunghi sabía desde 2011 que iba a continuar, así como sabe ahora que si la suerte le sonríe, lo volverá a intentar en 2019.  El hombre que adora el bronce más que a sí mismo es un ferviente creyente en la perpetuidad. Nicolini, el hombre de la alternancia, fue al segundo lugar de la lista, viendo nuevamente relegadas sus chances frente a Juan Pablo Frolik.

Pero no sólo le tocó el segundo lugar.  También le tocó el amargo rol de ser quien deba salir al cruce de todas las críticas opositoras para ahorrarle el maltrato al Intendente y al primer candidato a concejal, su competidor directo en la sucesión. 

Lo hizo frente a la denuncia del FpV que refería a dos proyectos de jardines maternales financiados por Nación guardados  hasta que pasen las elecciones bajo la excusa municipal de que “no se encuentran terrenos” o que los trámites son engorrosos.  Lo hizo nuevamente ayer ante el Frente Renovador cuando se denunció que una aspirante a la Policía Local había sido apartada por haber quedado embarazada.

Nicolini se queja del contenido o de la forma.  Habla de intencionalidad política y pone todo bajo sospecha porque soplan vientos electorales.  Una estrategia que el lunghismo agita periódicamente porque entiende que el tandilense medio es propenso a creer en las conspiraciones externas que amenazan la armonía local.

La campaña recién empieza y ya tuvo dos tapas en los diarios quejándose por las actitudes de los partidos opositores.   Lunghi mató dos pájaros de un tiro: evita exponerse a la balacera de los argumentos y esmerila al único joven que se atrevió a recordarle que la UCR siempre sr había pronunciado a favor de la alternancia.  .