El primer tiempo comenzó de menor a mayor, siempre hablando en el plano emocional más que futbolístico. Porque desde lo técnico el trámite jamás levantó vuelo.
Newell's logró ayer el objetivo de máxima que era ganar. Lo consiguió con justicia ante Godoy Cruz. Porque las conquistas de Nehuén Paz y Víctor Figueroa pusieron la chapa 2 a 0 y desde lo numérico la Lepra consiguió encaramarse en el lote de arriba, más si le dan los puntos reclamados ante Arsenal. Pero esto es tan cierto como que el equipo del Tolo está absolutamente remendado desde lo físico, que anoche estuvo lejos de tener un patrón de juego confiable y que deberá mejorar muchísimo para alimentar en serio la ilusión de la gente de pelear arriba.
El primer tiempo comenzó de menor a mayor, siempre hablando en el plano emocional más que futbolístico. Porque desde lo técnico el trámite jamás levantó vuelo. La pelota no tuvo dueño y con Figueroa, Castro y Maxi erráticos la cuestión se les hizo intrincada a los del Tolo Gallego. Diego Mateo estaba muy adelantado y así perdía claridad con el habitual primer pase de salida. Apenas el laborioso Fattori trataba de asistir las trepadas de Cáceres y Casco.
La primera aproximación la tuvo Kevin Mercado y le quemó las manos a Ustari. Enseguida Castro rompió marcas y tras superar al arquero no pateó con fuerza y Galeano la sacó sobre la línea. Fue el prólogo del estallido del Coloso. Fattori metió la pelota con rosca sobre el área y Nehuén Paz, solo, conectó un cabezazo letal que abrió la cuenta para los rojinegros.
Y si con el gol la sensación era que Newell's se encaminaba a la victoria, eso cambió drásticamente antes del final de la etapa. Porque Ponce quedó parado acusando una lesión, removiendo otra vez la pesadilla que persigue a Newell's. Para colmo el Fernández mendocino estuvo cerca del empate. Y en la siguiente Ustari le tapó el 1-1 al movedizo Mercado. Al descanso.
El segundo tiempo arrancó lleno de incertidumbre porque a la ya salida de Ponce por lesión se le sumó a los 2' la baja de Milton Casco, también haciendo gestos de que el dolor muscular le impedía seguir en la cancha. Parecía que a Newell's se le venía la noche porque ni los propios jugadores podían creer que se siguieran cayendo soldados durante la batalla.
Pero el fútbol se nutre de apariciones fugaces que pueden determinar la historia de los partidos. Y Víctor Figueroa se tuvo fe, encaró y sacó un tremendo remate que se convirtió en el 2 a 0 que significó un alivio inconmensurable. Fue el vaso de agua en el desierto que encontró Newell's para comenzar a cerrar una velada que tenía pronóstico reservado, no tanto por lo que podía hacer el tombino, sino porque la formación del Tolo estaba demasiado remendada.
Encima Castro también salió visiblemente dolorido y con Orzán, Newell's agotó los cambios rápido. A partir de ahí la premisa fue sacar adelante una noche de poco vuelo, de bajo rendimiento individual y colectivo, y otra vez padeciendo lesiones. Pero había que abrazarse al triunfo. Y al final quedó el tiro libre en el travesaño de la Fiera.
Tal vez no fue la muestra de carácter futbolístico que se esperaba tras la dura caída con Arsenal, pero hay que destacar que el triunfo tuvo el plus de que llegó en la absoluta adversidad física, con la poca nafta que le quedó en el tanque. Por eso la victoria vale oro.
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