Newell’s debe cortar con la hemegonía canalla de los últimos tres clásicos. Este grupo de jugadores rojinegros necesita un triunfo ante Central, que no puede tirarse panza arriba y darse por hecho. Una victoria el domingo le permitirá encarar con más ínfulas de protagonismo el torneo.
Si hay un partido que sabe escaparse de las sensaciones preliminares es el superclásico rosarino. Es imposible encarcelar al favoritismo por Newell’s o Central sin detenerse en que a la vuelta de la esquina siempre esperan agazapadas las sorpresas. Un choque de planetas como el que se dará el domingo en el Coloso siempre estará sometido a una fuerte carga psicológica y a una tensión emocional que habitualmente condiciona los factores futbolísticos. En ese sentido, no son pocos los ejemplos que hablan de que un equipo que venía pegando puñetazos en la previa al final terminó dándose de frente contra un muro de lamentos. Se sabe, en el fútbol, mucho más en un cara a cara entre leprosos y canallas, los pronósticos absolutistas pueden durar tanto como la luz de un flash.
No obstante, nada de esto invita a hacerse el distraído y caer en la abstracción de que no importa cómo llegan los equipos al clásico. Aquel que asegura eso, miente. Los antecedentes inmediatos cuentan y hasta muchas veces salen a la cancha para condicionar o potenciar pretensiones. Por lo pronto, la principal diferencia que aparece entre Newell’s y Central está en la tabla de posiciones. Por algo el equipo de Eduardo Coudet ya probó lo que es estar arriba de todo y no se asustó. Al contrario. Se hizo habitué de la zona que habitan los protagonistas. Mientras que el conjunto de Bernardi recién arranca con una etapa de reconversión. De la mano de Lucas el equipo desempolvó otro espíritu competitivo en la goleada contra Racing, aunque esa ala renovadora tuvo un vuelo demasiado rasante en el empate del domingo contra Tigre. Lo concreto es que, con los matices del caso, se vio que el nuevo DT apuesta por un estilo que intenta tomar considerable distancia de lo que proponía el equipo con Gallego sentado en el banco.
De lo que sí tiene pleno conocimiento Bernardi es que los dos partidos que registra su currículum de entrenador no lo exoneran de la situación límite que atraviesa su ciclo. No porque esté en juego su continuidad, sería un atropello a la razón plantearlo en esos términos. Lo que se intenta graficar es que Lucas está al frente de un grupo de jugadores que debe cortar de cuajo con una de esas hegemonías canallas que amenazan con marcar época. Tres clásicos perdidos en forma consecutiva es demasiado para cualquiera, mucho más para la mayoría de este plantel que conoció la gloria con Gerardo Martino, pero aún no pudo ganarle a Central. Por eso una victoria el domingo tendrá el afán reivindicatorio que el pueblo rojinegro espera.
Central tampoco puede tirarse panza arriba y darse por hecho con lo que hizo en los últimos clásicos. También sentirá sobre sus hombros la carga de la responsabilidad de quedarse con la última palabra en el Coloso, como ocurrió en abril del año pasado con gol de Franco Niell.
Es que Coudet conoce como pocos el paño de lo que significaría gritar de nuevo en las propias narices del rival de toda la vida. Además entiende que esta vez sí un triunfo provocaría un temblor de gran escala en el Coloso. Ni hablar de los efectos restauradores que generaría en el ánimo del equipo canalla para encarar con más ínfulas de protagonismo el torneo.
“Durante la semana previa a Vélez intenté hacerles creer a los jugadores que no tenían que pensar en Newell’s antes de tiempo, pero sé que para ellos fue muy difícil abstraerse del clima que ya se vive en la ciudad. Y para mí también fue complicado. Porque sé lo que significa para el hincha de Central ganarle a Newell’s. Por eso, aunque no lo declaré públicamente, algunos de los futbolistas que preservé contra Vélez fue para tenerlos en las mejores condiciones para el clásico. Siempre tuve en la mente a Newell’s”, declaró el Chacho ante los micrófonos de la televisión una vez consumado el empate contra el equipo de Miguel Angel Russo.
Bernardi tampoco quiso ser menos que su colega y cuando le preguntaron si el partido contra Central del domingo caía en un momento inoportuno para su incipiente proyecto, no dejó dudas con su respuesta: “El clásico viene cuando tiene que venir. Ahora está Central y ya tengo la cabeza puesta en cómo preparar el equipo para ganar un partido de la trascendencia de un clásico. No me planteo en qué momento llega”, afirmó Lucas, en el vestuario visitante en Victoria.
Aunque suene a una frase remanida, en un Newell’s-Central (se respeta la localía) siempre cada equipo atenderá su juego. Porque no hay manera de parir una nueva edición de un clásico en la que no intervengan las obligaciones y presiones de uno y otro lado.
Puntualmente en lo que ocurrirá el domingo, a Newell’s no le cabe ni un empate. En cualquier circunstancia, el equipo de Bernardi debe ganar el partido por presente, pero mucho más por el pasado reciente. Y a Central no le entra en la cabeza otro resultado que una victoria si verdaderamente sus genuinas intenciones son pelear el campeonato hasta las últimas consecuencias.
Pitana y Rapallini, los que van a sorteo
El árbitro de un clásico rosarino siempre es un tema sensible. Siempre generan polémicas y habladurías su elección. Por lo pronto ayer se supo que el encargado de impartir justicia en el Coloso Marcelo Bielsa será cosa entre dos hombres de negro. Néstor Pitana y Fernando Rapallini son los árbitros designados para el sorteo.
Los antecedentes recientes con estos árbitros no les traen buenos recuerdos a los rojinegros. Es que en este torneo sumó una derrota con cada uno de ellos. Rapallini estuvo en la derrota 3-2 en el Coloso ante Independiente, por la 1ª fecha del torneo. Y Pitana hizo lo propio en la caída 2-1 como visitante ante Argentinos Juniors por la 13ª. En este sentido, la suerte del canalla es distinta. Hay que decir que Rapallini no arbitró nunca al equipo de Coudet en el torneo, mientras que con Pitana registra un triunfo 1-0 como visitante de Racing en la 1ª fecha, un empate 1-1 ante Estudiantes por la 10ª y una derrota 2-0 contra River en el Monumental por la 13ª. Fue el partido de la polémica porque no cobró dos penales a favor de los canallas.
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