Victoria.- El tema de la sustentabilidad ambiental no está en discusión en ningún plano (aunque si deberíamos aclararlo, en la soberanía), está presente en la agenda de los gobiernos nacionales, provinciales y locales, incluso para la educación constituye un eje transversal. Sin embargo, existen determinadas entidades que bajo la figura de ONG’s y/o fundaciones persiguen intereses que no transparentan y son tan preocupantes como invasivos.
Sobre la publicación que hizo Paralelo 32 respecto de la influencia que viene teniendo Wetlands Internacional LAC, a partir de la Fundación Humedales de Entre Ríos, en la mesa de decisiones del Comité de Ordenamiento Territorial, hemos accedido a documentación de fuentes confiables y de peso argumentativo que cuestionan este tipo de injerencias en las decisiones de una municipalidad como la nuestra, cuya composición geográfica está determinada, en gran parte, por islas del humedal más importante de la República Argentina.
Así las cosas, los proyectos de la Fundación Humedales reciben financiación del Ministerio de Asuntos Exteriores de los Países Bajos (DGIS), o la Ecosystem Alliance; esta última sería el resultado de la asociación con el Comité Holandés de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), entre otros. Este dato está citado en al menos 6 de las publicaciones de Wetlands International sobre el Delta del Paraná.
En este contexto, de intereses supranacionales, el financiamiento para captar personas que trabajen en recabar información que ellos no disponen es central. Lo hacen mediante contratos, cursos, posgrados, pero con el fin último de generar ruidos por un lado y consultorías por otro. La famosa grieta que nos divide, bien podría aplicar algunas de sus premisas en este punto, tan viejo como el divide y reinarás, pero aggioarnado a un discurso con sesgo ambiental, al que pocos se animarían poner en tela de juicio.
De esta manera, la información regional recabada, tanto de los recursos naturales y las poblaciones locales, como de la fortaleza de sus organizaciones, más las publicaciones (pseudocientíficas) de la ONG, serán luego usadas para gestión de gobernanza, es decir convenios y vínculos con municipios, provincia, nación y legisladores que contribuyan a posicionar ese pensamiento sobre el resto.
Pero si hablamos de empresas holandesas, ¿dónde encontramos los primeros antecedentes en el humedal del Delta del Paraná? Sí, acertó: en la construcción de la unión vial con Rosario. ¿Tiene que ver? Algunos piensan que sí, y que su desembarco en nuestra zona, tan rica en recursos naturales que escasean en el mundo o están contaminados sigue parámetros rastreables a otros ‘loables’ esfuerzos que hacen en nuestro territorio.
Los memoriosos ponen acento en una conferencia sobre gestión integral del agua entre Argentina y Holanda, donde se fueron conociendo los instrumentos y los convenios generados.
Entre los convenios está la cooperació´n Deltares – INA; el Memorándum de colaboración en asuntos hídricos; el convenio de AySA con Waternet; el Convenio Marco de Cooperación celebrado entre la Asociación Holandesa de Autoridades del Agua y la Autoridad del Agua de la Provincia de Buenos Aires; en total son 24 convenios para un gigantesco proyecto de agua, entre los participantes están COMIREC, ACUMAR; CEAMSE OPDS Autoridad ambiental de la provincia de Buenos Aires, APRA agencia ambiental de la ciudad de Buenos Aires.
Y entre los proyectos hay un Plan Estratégico para el Delta, presentado en la mencionada conferencia, donde se presentaron los resultados de los estudios de pre-factibilidad para el desarrollo sostenible del Delta del rio Paraná, donde por supuesto estuvo Wetlands.
Evidentemente el Reino de Holanda (donde tenemos una ‘Maxima’ argenta que hincha en contra de su país de origen hasta en los partidos de fútbol —N. de R.) tiene intereses en la política nacional —legislativa y de ordenamiento territorial—como instrumento para sus negocios de consultoría.
¿Es bueno tener buenos consultores con experiencia y trayectoria? Es casi una pregunta retórica, claro que sí. Lo que no es tanto así es buscar imponer proyectos trasnacionales o ministeriales, sin la debida participación de los habitantes locales (pensemos un segundo lo que pasó con la comunidad islera recientemente, a la que buscó impedírsele que ingrese a un recinto municipal donde se discuten cuestiones que involucran su hábitat como tal), municipios y otros actores. Quizás el peor vínculo del gobierno holandés con esta ONG y los conflictos que esta ONG causa en la región con su accionar.
Basta con mencionar conflictos de comunicación en el marco de las actividades de la Fundación, donde la Asociación Forestal Argentina, el Consejo de Productores del Delta, la Cooperativa Forestal de Tigre, la Cooperativa de Producción y Consumo Forestal, han decidido retirarse y no asistir más a las reuniones del Programa Corredor Azul. En una de las reuniones, incluso, ciertas entidades productivas han mantenido duros intercambios con autoridades que presiden la Fundación Humedales, y están los referentes de cada una de estas entidades respaldando estas afirmaciones. Parece una película que vemos desde el interior, pero mientras sigamos confiando en este tipo de organizaciones sin el menor reparo, nos exponemos a un serio conflicto de intereses para las futuras generaciones. El humedal entrerriano está en juego, recurso de agua dulce tan escaso como diverso. No perdamos de vista ese pequeño gran detalle.
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