Los abogados sostuvieron que está tranquilo y listo para afrontar el fallo; su hermano Eduardo dijo que prefiere ser "un inocente preso y no un culpable en la calle"
Por Gabriel Di Nicola |
BARCELONA.- Las personas que pudieron ver a Gustavo Juliá en las últimas horas, después del duro alegato del fiscal David Benages, sostienen que está tranquilo, entero y dispuesto afrontar la decisión que tomen los jueces. Afirma que no hay pruebas en su contra.
Así lo afirmó a LA NACION uno de sus abogados, Carlos Broitman, que lo visitó ayer en la fría mañana en el Centro Penitenciario Brians, donde cumple la prisión preventiva dictada por la justicia de Barcelona y donde solamente puede recibir dos visitas por mes.
"La verdad es que el alegato del fiscal fue una fábula", respondió a este enviado Gustavo Juliá por medio de su abogado.
Anteayer, el fiscal Benages sostuvo que el empresario aeronáutico integraba una organización narcocriminal que el 2 de enero de 2011 intentó introducir 944,5 kilos de cocaína en un lujoso jet que aterrizó en el aeropuerto de El Prat, en esta ciudad. El representante del Ministerio Público pidió una pena de prisión de 13 años y una multa de 140.000.000 de euros.
"No existe prueba alguna que me pueda endilgar por tan atroz delito", respondió Juliá a las preguntas enviadas a su abogado por correo electrónico.
El fiscal, en su conclusión final después de la segunda y última audiencia del debate a cargo de la Audiencia Provincial Sección Octava, afirmó que el empresario aeronáutico fue el director del proceso de custodia y transporte de la casi tonelada de cocaína que salió del aeropuerto internacional de Ezeiza hacia esta ciudad, previa escala en la Isla de Sal, en Cabo Verde .
Según se desprendió de su alegato, Benages entendió que Juliá arrendó el avión Bombardier Challenger 604 en los Estados Unidos a principios de noviembre 2010 y organizó el viaje a Europa para cumplir su rol de "custodia y transporte" de la droga dentro de una organización narcocriminal.
"Gustavo Juliá sabe lo que hizo. Tiene fuerza para enfrentar lo que viene", afirmó a LA NACION un allegado que lo conoce bien.
La misma pena y multa solicitó el fiscal para el piloto y copiloto del jet, Eduardo Juliá y Matías Miret, respectivamente.
"Plan organizado"
Si bien entendió que la situación de Miret "era más difusa", el representante del Ministerio Público sostuvo que él y el piloto formaban parte del "plan organizado".
Al igual de lo que sostuvo su abogada Lourdes Izquierdo Montijano, durante el alegato, cuando solicitó la nulidad del proceso, Gustavo Juliá dijo: "Quedó demostrado el ilegítimo registro de la aeronave".
Ayer, el abogado Broitman y su colega Darío Kaen también visitaron a Eduardo Juliá, que también cumple la prisión preventiva en el Centro Penitenciario Brians, pero en una unidad diferente a la de su hermano. Según los abogados, el piloto "está más fuerte que antes. "Nos dijo que prefiere ser un inocente en la cárcel antes de ser un culpable en la calle", sostuvieron los defensores.
Anoche, Izquierdo Montijano, Broitman y Kaen evaluaron el juicio y las alternativas que puedan suceder antes y después de la sentencia.
"El desarrollo del juicio nos dio las herramientas necesarias para probar en forma meridiana la nulidad de todo el proceso desde su inicio", afirmó Broitman a este enviado.
La defensa de los hermanos Juliá, cabe recordar, pidió la nulidad del juicio y del proceso. Sostuvo que, entre otras cuestiones, el secuestro de la droga se hizo de una forma ilegal, sin orden judicial. Así lo afirmó Izquierdo Montijano en el alegato. Aún no se sabe cuándo estará firmada la sentencia, pero más allá de la decisión de los jueces, el misterio continuará en la historia del narcoavión: ni en España ni en la Argentina se pudo descubrir a los dueños y proveedores de la casi tonelada de cocaína.
Para el fiscal Benages, detrás de la droga que fue cargada en el lujoso jet en el aeródromo de Morón hay una organización con recursos económicos, logística y una planificación que no dejaba nada librado al azar, pero el representante del Ministerio Público no le preguntó a Juliá más detalles del empresario español que lo había contratado para, como dijo el acusado, transportar documentación bancaria, obras de arte y personas desde España hacia a la Argentina.
El fiscal tampoco quiso indagar en las tres personas que, según Juliá, hicieron los cambios de tapizado y colocaron los falsos sofás camas en el lujoso jet, lugar donde se ocultó la cocaína.
Para el juez en lo penal económico Alejandro Catania, que investiga en la Argentina la conexión local, esas tres personas son ciudadanos colombianos, que una vez que cuando fue descubierta la cocaína ya no estaban en el departamento de Retiro que les había alquilado Juliá. Sus identidades aún son un misterio.
Un juicio que pasa inadvertido
BARCELONA.- El juicio contra los hermanos Juliá y el piloto Matías Miret pasó inadvertido para la gente de esta ciudad. "Ni estaba enterado", dijo a este enviado un taxista catalán que comentó que están inquietos por la crisis económica. "En enero quizá se disponga un horario rotativo para los taxistas y así nuestros vehículos no estén tan vacíos", explicó su preocupación. Otro taxista, pero uruguayo, dijo: "Recuerdo la historia de los argentinos, pero no sabían que estaban en juicio"..
Comentá la nota