Sereno pero firme, el mandatario de 36 años elogia los avances económicos del presidente Javier Milei, aunque advierte: "La macroeconomía, por sí sola, no resuelve todos los problemas".
Por: Ramiro Gamboa.
Nacho Torres, gobernador de Chubut por el PRO, recibe a El Economista desde la costa bonaerense. Sereno pero firme, el mandatario de 36 años elogia los avances económicos del presidente Javier Milei, aunque advierte: "La macroeconomía, por sí sola, no resuelve todos los problemas".
En esta charla, Torres propone un recambio generacional que deje atrás el revanchismo político que, según él, todavía impulsa a algunos expresidentes. ¿Qué piensa sobre elegir jueces por voto popular? ¿Va a ser Chubut el modelo para un frente electoral que una al PRO, La Libertad Avanza y el peronismo no kirchnerista en todo el país?
—¿Cuáles son sus principales coincidencias y diferencias con el presidente Javier Milei?
—Como coincidencia, me parece que lo más importante tiene que ver con la importancia del equilibrio fiscal al administrar una nación, una provincia, un municipio. Es la primera vez que quedó grabada a fuego la importancia del ordenamiento fiscal, sobre todo. Después, pueden haber diferencias en otros aspectos, pero me parece que ese es un punto a favor, y hasta me animaría a decir que es una discusión preideológica: primero, todos coincidimos en que hay que bajar la inflación; ahora se viene un debate más profundo sobre si queremos ser un país industrial, un país más federal. Esa es otra discusión. Por ahí, una de las cosas en las que no coincido tiene que ver con relativizar la importancia de la microeconomía. La macroeconomía, por sí sola, no resuelve todos los problemas. Tiene que haber una mirada hacia la micro, y sobre todo en algunos nichos estratégicos: minería, energía, el potencial, por ejemplo, del hidrógeno verde, y tantos otros segmentos que deberíamos blindar y cuidar para que la Argentina exporte más y se abra.
Nacho Torres, gobernador de Chubut
—En su discurso al celebrar las obras en el Hospital Zonal Alvear de Comodoro Rivadavia, usted destacó la importancia de la salud pública. También ha insistido en la necesidad de cumplir con los 180 días de clase y aspira a alcanzar los 190 en 2025. Por otro lado, el presidente argentino no suele mencionar de forma recurrente la salud y la educación pública en sus discursos. ¿Cree que Javier Milei muestra una diferencia en sus prioridades?
—Está anclado en la concepción que tiene el Gobierno Nacional, puntualmente el presidente, sobre cuál es el rol del Estado. Ellos entienden que el rol del Estado Nacional tiene que ser las relaciones exteriores, la seguridad nacional y la macroeconomía. El resto tiene que ser delegado a los estados subsoberanos, las provincias. Esa discusión, que es de derechos y obligaciones, se plantea en el discurso de una manera, pero la realidad es que si la educación, la salud, la seguridad, la justicia y la democracia son responsabilidades de las provincias, y Nación cobra impuestos que no se coparticipan para hacer rutas, hospitales, puertos, quedan dos opciones: se descentraliza y se coparticipa ese dinero dentro de la masa coparticipable federal, o se eliminan los impuestos en un verdadero esquema de alivio fiscal. Hoy la Nación nos cobra impuestos por cosas que no se están haciendo y que no se pueden usar para otra cosa porque tienen asignaciones específicas. Esas asignaciones son una estafa histórica de muchos años a los contribuyentes y, sobre todo, a las provincias de la Argentina.
—Usted ha insistido en la importancia de trasladar la capital a la Patagonia. ¿Por qué considera que este cambio sería clave para el país? ¿Tiene alguna ciudad en mente como la nueva capital? Y, en ese caso, ¿cree que sería posible construir los consensos necesarios para lograr esta aprobación?
—El tema del traslado de la capital es un tema que se está discutiendo. Hubo una encuesta reciente que demostraba que más del 70 % de los argentinos coinciden en la necesidad de descentralizar. No es una cuestión banal o menor, sino que tiene que ver con un país moderno, con un modelo de país verdaderamente federal, con la descentralización de una zona con la que cada vez se profundizan más las asimetrías académicas, económicas, sociales. Estoy hablando de la capital federal, el famoso AMBA, y de hecho todos los países modernos, la gran mayoría, han avanzado con la descentralización y son todos casos de éxito. No se trata de descubrir la pólvora, sino de entender que la Ciudad Autónoma de Buenos Aires puede ser la capital financiera de la República, pero la discusión de la capital administrativa, judicial, parlamentaria, debería estar como un gesto de reivindicación a esa Argentina productiva en el mal llamado interior, sea en el norte o en el sur. Hay un proyecto de mi autoría que ponía en valor el proyecto original de Alfonsín, el Proyecto Patagonia, pero hay otros. Lo importante es discutir el fondo, no el lugar, y en esa discusión hay distintas variables geopolíticas, administrativas, económicas, y todas son positivas. Hasta el cuello de botella de Comodoro Py en la justicia federal estaría resuelto con el solo hecho de mudar la capital.
Nacho Torres, gobernador de Chubut
—Cuando usted afirmó "Ya está Cristina, ya está Macri", mencionó la necesidad de una discusión generacional en la política argentina. ¿Qué características cree que deberían tener los nuevos liderazgos? ¿Qué errores del pasado deberían evitar?
—Cuando me refiero al trasvasamiento generacional o una discusión generacional, no hablo de tirar a un dirigente de sesenta por la ventana y cambiarlo por dos de treinta. Estoy hablando de un cambio de mentalidad: de sentar las bases de un acuerdo nacional que nos permita tener políticas de Estado a mediano y largo plazo, y no querer refundar la Argentina cada dos o cuatro años. Y eso sí es necesario en el marco de un trasvasamiento generacional porque los dirigentes que han tenido roles protagónicos, que han sido presidentes o han tenido roles muy importantes, hoy los motiva más el revanchismo político que una agenda de desarrollo a mediano y largo plazo. Esa nueva generación tiene que venir de la mano de nuevas ideas. No es una cuestión etaria, sino de tener la capacidad y la humildad suficiente para dar discusiones incómodas.
—Usted dijo que conoce a Santiago Caputo desde antes de que ayudara a Javier Milei como su estratega político. ¿De dónde lo conoce? También ha hablado bien de Santiago. ¿Por qué piensa que Caputo no tiene ese manto de oscuridad del que hablan políticos como Carrió?
—A Santiago Caputo lo conozco más que nada por un tema generacional, desde antes de que Milei sea presidente. Se sobredimensiona cuando se entiende que él está detrás de todo. Si bien es uno de los principales actores de poder, no toma todas las decisiones. Es más un vocero, un articulador, un brazo ejecutor del propio presidente que un libre pensador.
Nacho Torres, gobernador de Chubut
—En redes sociales, algunos influencers cercanos al gobierno han publicado mensajes con tintes homofóbicos o racistas. ¿Cree que este tipo de discursos podrían alimentar una escalada de violencia social? ¿Ve posible que el gobierno impulse cambios que retrocedan en derechos como el matrimonio igualitario o el aborto?
—Es preocupante cuando se habla de cambio cultural y eso viene de la mano de mensajes homofóbicos, raciales. Todo en este país, lamentablemente, es pendular, y ni un extremo ni el otro está bien. Lo que nunca podemos perder es el respeto, y enseñar a los más chicos que la burla está bien es peligroso. A veces el gobierno tiene mensajes más conservadores que liberales y en eso también hay una contradicción.
—Usted dijo que la Corte Suprema es política: "Eso nadie lo dice, pero es la realidad". ¿Usted estaría de acuerdo con que los jueces sean elegidos por voto popular?
—Cuando digo que la Corte es política, no hablo de que sean elegidos por democracia directa; ahí se corre el riesgo de caer en la demagogia judicial, no. Yo hablo desde otro punto de vista. Hoy la elección es política y se disfraza de meritocrática. Desde el propio consejo de la magistratura o las famosas ternas, esto es una realidad que nadie va a negar, que existe y que en muchos casos se blanquea. Por ejemplo, en Estados Unidos la Suprema Corte está formada por militantes activos del partido republicano o, en algunos casos, demócratas, y así lo manifiestan y sostienen esas ideas. No hay un lavado de cara de una supuesta imparcialidad como muchas veces se quiere manifestar acá en Argentina. A eso me refería.
Nacho Torres, gobernador de Chubut
—Usted ha dicho en otra entrevista que JxC conceptualmente no existe más. ¿Usted desea ampliar la coalición en Chubut hacia La Libertad Avanza o hacia el peronismo de Juan Schiaretti? El presidente Milei dijo: "Con el PRO vamos juntos en todos lados o, si no, iremos separados". ¿Qué piensa de las palabras del presidente?
—El caso de Chubut es distinto al de otros distritos porque en Chubut tenemos un frente que se llama Despierta Chubut, donde hay un sector del liberalismo que ya está adentro, y que está adentro no como una alianza electoral, sino como parte del gobierno, con una ministra de Producción y un subsecretario de Pesca que son parte y fueron en la lista en su momento que llevó a Milei como candidato a presidente. Y del peronismo no kirchnerista tenemos muchos referentes, y ya fueron también parte de nuestra coalición cuando ganamos las elecciones. Así que naturalmente yo creo que se puede llegar a dar en Chubut un frente electoral con La Libertad Avanza y con un peronismo no kirchnerista. Lo que no va a pasar bajo ningún punto de vista es que haya un enlatado que se decida desde la cúpula partidaria y se defina qué va a pasar en todos los distritos. Creo que lo mismo aplica en Entre Ríos o Capital Federal: cada distrito es autónomo en su decisión.
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