El “doble comando” vuelve a escena de la mano de un histórico barón del Conurbano.
Por MARIANO SPEZZAPRIA
Una familia gobierna Berazategui desde hace 30 años. La primera intendencia de Juan José Mussi, un histórico barón del Conurbano, comenzó en 1987. Tres décadas después, el veterano dirigente peronista se postula como primer candidato a concejal por Unidad Ciudadana, la fuerza que ideó Cristina Kirchner para competir en la Provincia. Su objetivo es blindar políticamente el distrito.
Pese a que el municipio ya no dispone del frondoso presupuesto del que gozó en los últimos años de la era K –cuando tenía prácticamente una partida gemela a la distrital para obra pública-, la presencia de Mussi padre en el escenario local bloquea el surgimiento de fuerzas alternativas. En 2015, Cambiemos obtuvo el 22% de los votos pero ahora le cuesta llegar a ese caudal electoral.
El principal candidato de la alianza gubernamental en Berazategui es Gabriel Kunz, quien integra el gobierno de María Eugenia Vidal como director de Deportes. En tanto, el massismo va dividido en dos listas hacia las PASO del 13 de agosto, mientras que otras fuerzas como el randazzismo o la izquierda no mueven el amperímetro. En ese contexto, el oficialismo municipal saldría airoso.
El intendente Juan Patricio Mussi cuenta con mayoría propia en el Concejo Deliberante, por lo que no tiene problemas de gobernabilidad. Sin embargo, en este distrito de la Tercera Sección Electoral –la menos favorable a Cambiemos en el territorio bonaerense- se instaló una suerte de “doble comando” entre el jefe comunal y su padre, quien actualmente es diputado provincial.
Mussi padre tiene un discurso asimilado al peronismo histórico, muy arraigado en Berazategui. “Quedó demostrado hace unos cuantos años que todas las soluciones que tuvieron los ciudadanos, especialmente los más necesitados, pasaron por la vigencia de la doctrina nacional y popular del peronismo”, suele repetir el veterano dirigente en sus incursiones por los barrios.
Como candidato a diputado provincial, Juan José Mussi sacó el 62% de los votos en 2015, mucho más de lo que obtuvieron los frustrados postulantes a la Presidencia y la Gobernación por el FpV, Daniel Scioli y Aníbal Fernández. En esta oportunidad se proyecta que ese caudal bajará, pero aún así las encuestas anticipan que con Mussi en la boleta, Cristina Kirchner podría llegar al 45%.
Esa proyección electoral se asienta pese a que la gestión local no luce como en años anteriores. El despliegue de obra pública ya no se percibe en las calles del distrito y afloraron conflictos vinculados al medio ambiente como la proliferación de basurales a cielo abierto y dudas crecientes sobre la calidad del servicio de agua corriente que provee el municipio a partir de las napas.
El municipio ya no recibe el frondoso presupuesto para obas que tuvo durante los últimos años de la era K
La problemática local, sin embargo, no será el eje de la campaña en Berazategui, ya que el oficialismo apuntará sus cañones sobre el rumbo económico del Gobierno nacional y Cambiemos –que armó una lista con el PRO, la UCR y sectores peronistas que encabeza el subdirector del Renaper, Ricardo Giacobbe- buscará beneficiarse de la elevada imagen positiva de Vidal.
De hecho, el “facilitador” de Cambiemos para el distrito es Fabián Perechodnik, el secretario general de la Gobernación, aunque también tienen incidencia el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, y su segundo Sebastián García de Luca. Así el oficialismo nacional y bonaerense busca morderle votos peronistas a los Mussi, que no obstante mantienen el apoyo de ese sector.
A tal punto, que Mussi padre –de 76 años y médico clínico de profesión- está convencido de que el peronismo puede recuperar el poder en 2019 si cumple con 10 mandamientos que el mismo leyó en la quinta de San Vicente donde descansan los restos de Juan Domingo Perón. El primero de ellos sostiene: “Unidad sin culpables, ni reproches”. Por eso sigue siendo fiel a Cristina Kirchner.
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