De la mano de la creciente importancia de las problemáticas ambientales, los gobiernos locales de la zona comienzan a replicar iniciativas para sanear los predios activos y potenciar la práctica del reciclado. De manera paulatina, en los distritos coinciden en que se transita un "camino hacia la salida de los basurales".
Mientras la agenda del medio ambiente se abre paso en la política pública, municipios de la Región siguen avanzando en acciones y proyectos destinados al saneamiento y cierre de sus basurales a cielo abierto, en conjunto con la consolidación del reciclaje como práctica comunitaria.
Si bien la presencia de basurales se remonta a varias décadas, el debate en el interior bonaerense se reavivó a comienzos de 2018, con la publicación de un informe de la Defensoría del Pueblo de la Provincia, en el que se relevaron más de 70 predios activos, con sus consecuentes problemáticas, como incendios periódicos, contaminación de suelo y aire.
En aquella publicación, el organismo registró por entonces en Junín la existencia de un basural de unas 32 hectáreas de extensión, ubicado a poco más de tres kilómetros del límite de la zona urbana. No obstante, el mismo documento reconocía en sus observaciones que el municipio ya había puesto en marcha en plan de saneamiento del predio, en conjunto con la Provincia.
El 6 de junio de aquel año, el intendente Pablo Petrecca presentaba en sociedad el relleno sanitario, que ponía fin, al menos transitoriamente, al foco contaminante situado a la vera de la Ruta 65. "Hoy es un día muy importante, ver esta obra nos llena de orgullo. Observar cómo se ha transformado este lugar, 25 hectáreas que estaban abandonadas y libradas a la buena de Dios, sin control, con chicos viviendo en la basura, un espacio que generaba un impacto ambiental y sanitario muy negativo gracias a un Estado municipal que durante años estuvo ausente”, expresaba entonces el jefe comunal.
En octubre del año pasado, aquel primer paso se complementó con la inauguración de la nueva planta de reciclado, destinada a “optimizar el proceso de clasificación de residuos".
"Desde 2015, cuando planteamos el proyecto de sanear al basural, hemos seguido cada paso como lo habíamos proyectado y eso nos deja muy conformes. Por supuesto, siempre hay demoras, durante la pandemia no pudimos hacer las inversiones como esperábamos y eso retrasó un poco la puesta en funcionamiento de la Planta", explicó a Democracia la subsecretaria de Medio Ambiente del municipio, Perla Casella.
"Son pocos los municipios en la Provincia que cuentan con un relleno sanitario y lamentablemente seguimos viendo que muchos tienen todavía hoy basurales a cielo abierto, con todo lo que implica a nivel contaminación, por eso estamos orgullosos de todo lo que hemos logrado", agregó.
Por otro lado, Casella admitió que la puesta en marcha de una política de gestión integral de residuos demanda "un alto costo" en términos de económicos y exige un proceso constante de concientización ciudadana en materia de reciclado, porque la vida útil del relleno sanitario "no es infinita", si no se complementa con acciones tendientes a reducir la generación de residuos.
"Afortunadamente, tenemos un intendente que le ha dado prioridad al tema y sentimos el acompañamiento de los vecinos, porque entienden que estábamos en una situación de riesgo ambiental. Nos queda un largo trabajo por delante con la comunidad, para seguir generando puntos de reciclado", aseguró.
Por su parte, el distrito de Lincoln se propuso como objetivo principal de su política de medio ambiente "el cierre definitivo del basural a cielo abierto" existente y desde el área de Medio Ambiente confiaron en que el horizonte para concretarlo se encuentra en el año entrante.
Desde el área conducida por Javier Cirielli explicaron a Democracia que se trata de "un trabajo muy intenso y para lograrlo se requiere de la reactivación de la Planta de Tratamiento de Residuos, que se concretará en un cortísimo plazo", así como también la puesta a punto del horno pirolítico, para el tratamiento de residuos patológicos.
Recientemente, en ocasión de una recorrida por el predio, el intendente Salvador Serenal destacó que "continúan los trabajos de ordenamiento del basural a cielo abierto, en una silenciosa y ardua tarea, con el fin de convertirlo en el corto plazo en un vertedero controlado".
“Con la reactivación de la Planta de Reciclado y el cierre definitivo del basural, se va comenzar a transitar el camino hacia el tratamiento controlado de los residuos sólidos urbanos del distrito”, confió el intendente.
Aun así, Javier Cirielli, director de Medio Ambiente de la comuna, admitió en diálogo con Democracia que los cambios "son paulatinos y todavía existen situaciones de complejidad" en el distrito, que destaca por su expansión territorial.
De esta manera, aparecen focos de acumulación de residuos en localidades como Roberts, mientras que otros sectores, como la localidad de Martínez de Hoz, presenta un panorama "más ordenado".
En cuanto a Chacabuco, el director de Medio Ambiente, Marcos Pinto, también destacó que el distrito "transita un proceso de salida del basural a cielo abierto", aunque la visión municipal apunta a "fortalecer la educación y concientización sobre la importancia del reciclado".
"Sabemos que tenemos un promedio en Latinoamérica de generación de residuos de alrededor 800 gramos por personas, por día. En nuestro caso, un distrito de 55.000 habitantes, estaríamos hablando de unas 40 toneladas diarias de residuos. Cuando entendemos eso, tomamos dimensión real del problema", explicó Pinto a Democracia.
Desde su perspectiva, la administración local del intendente Víctor Aiola apunta a "tratar el residuo como una gestión integral" y desarrollar programas de separación en origen, a partir de los 36 puntos verdes que existen en la ciudad.
"Es algo que nos está dando muy buenos resultados, el material que llevan los vecinos a los puntos verdes, en su abrumadora mayoría, y lo valoramos", reflexionó Pinto.
El titular de Medio Ambiente destacó también iniciativas para profundizar la reducción de generación de residuos, como "la estimulación del compostaje, el centro de acopio de residuos electrónicos -en convenio con el Servicio Penitenciario Bonaerense-, el centro de acopio de neumáticos fuera de uso y el centro de acopio transitorio de envases de fitosanitarios vacíos".
Asimismo, Pinto recordó que el municipio cuenta con planta de reciclado, operada por una cooperativa de trabajo de doce trabajadores, aunque no con un relleno sanitario. "No tenemos relleno sanitario, pero sí hay un proceso de salida del basural hacia un vertedero controlado. Hay una clara intención de cerrar el basural, pero para ello hay que reducir la generación de residuos", insistió.
Otros procesos en la Región
De acuerdo con el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, existen en Argentina "unos 5000 basurales a cielo abierto, lo que significa, en promedio, más de dos basurales por municipio".
Se trata de predios en que "carecen de medidas mínimas de seguridad, por lo que puede encontrarse todo tipo de residuos, incluso patogénicos y peligrosos", mientras que, en línea con la explicación del Ministerio, "tampoco cuentan con la impermeabilidad de los suelos donde se emplazan o la distancia adecuada respecto de las napas freáticas, los cursos de aguas superficiales, los centros urbanos u otras áreas susceptibles de recibir los impactos derivados de estas instalaciones".
Entre las iniciativas públicas existentes para controlar la problemática, aparecen el Plan GIRSU (Gestión Integral de Residuos Sólidos Urbanos), que contempla "la articulación con provincias y municipios, que promueve el saneamiento ambiental y la optimización de recursos para garantizar una gestión moderna y eficiente de los residuos sólidos urbanos, bajo el paradigma de la economía circular".
El Plan incluye diferentes líneas de acción, como "la construcción de centros ambientales"; "la adquisición de equipamiento y productos básicos para optimizar la gestión de los residuos sólidos urbanos a nivel local"; "el cierre y saneamiento de los basurales a cielo abierto no operativos"; y "el fomento a la separación en origen, el reciclado, la reutilización y la valorización de los residuos para convertirlos en insumos de los procesos productivos".
En la región, el distrito de General Pinto adhirió al Plan a finales de 2020, cuando el intendente “Fredy” Zavatarelli firmó el convenio con el Ministerio a cargo de Juan Cabandié, para “la mejora de la gestión de Residuos Sólidos Urbanos (RSU) y erradicación de basurales a cielo abierto del distrito”.
“El gobierno municipal se encuentra desarrollando un Plan de Gestión Integral de Residuos Sólidos Urbanos (GIRSU), en el marco de la política de ordenamiento ambiental”, informó el municipio por entonces. Entre otras acciones, el acuerdo firmado por el jefe comunal incluía la adquisición de una maquinaria retroexcavadora, por una suma superior a los $17 millones, para operar en el predio de residuos.
También el municipio de 9 de Julio vive un proceso de transición hacia el cierre del basural a cielo abierto, que se vio demorado en 2018 por la compra frustrada de un terreno ubicado cerca de la localidad de Dennehy.
En aquella oportunidad, la operación se cayó porque el propietario del terreno desistió de la venta, por lo que el proyecto, en palabras del municipio, "volvió a fojas cero". "El cierre del basural a cielo abierto es una política de Estado. Hace rato debería estar cerrado, pero lamentablemente sigue abierto. Como gobierno municipal, nos provoca mucha satisfacción dar buenas noticias, pero también debemos dar la cara cuando hay que comunicar malas noticias", explicó entonces el intendente Mariano Barroso, en la conferencia de prensa convocada para anunciar el fracaso del proyecto, que ya había sido avalado por el Concejo Deliberante.
Tras nuevas gestiones, la comuna logró reflotar la iniciativa en un nuevo predio, cuya cesión a favor del municipio fue aprobada en abril de 2021 por la Legislatura bonaerense. Para agilizar el procedimiento, jugaron un rol activo el diputado PRO del distrito, Mauricio Vivani, y la senadora del Frente de Todos, "Male" Defunchio, para llegar hasta las máximas autoridades de las Cámaras -Federico Otermín, en Diputados, y la vicegobernadora Verónica Magario, en el Senado-, para lograr que el trámite llegara a estado parlamentario. Un caso más de articulación entre los distintos niveles de la política para dar impulso a la agenda ambiental, en sintonía con las exigencias de la época.
Aspectos legales
En la Provincia de Buenos Aires, la Ley N° 13.592, sancionada en diciembre de 2006, es la que fija los procedimientos de la gestión integral de los residuos sólidos urbanos (GIRSU).
Por GIRSU, el texto legal entiende un "conjunto de operaciones que tienen por objeto dar a los residuos producidos en una zona, el destino y tratamiento adecuado, de una manera ambientalmente sustentable, técnica y económicamente factible y socialmente aceptable".
Entre los objetivos que se propone, aparecen " incorporar paulatinamente en la disposición inicial la separación de origen, la valorización, la reutilización y el reciclaje en la gestión integral por parte de todos los municipios de la provincia de Buenos Aires"; "minimizar la generación de residuos"; "diseñar e instrumentar campañas de educación ambiental y divulgación a fin de sensibilizar a la población respecto de las conductas positivas para el ambiente"; e "incorporar tecnologías y procesos ambientalmente aptos y adecuados a la realidad local y regional"; entre otros.
Por otro lado, el informe de la Defensoría del Pueblo bonaerense sobre la situación de los basurales a cielo abierto en la Provincia señala el concepto de relleno sanitario como "una técnica para la disposición final de los residuos sólidos en el suelo, diseñada y operada para evitar impactos negativos sobre la salud, seguridad pública y el ambiente, durante su operación, cierre y post-cierre".
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