Las gestiones de distritos chicos que continuamente no pueden acceder a un lugar en las cámaras reclaman espacio. Peronistas, radicales y vecinalistas se quejan por la falta de lugar y cuestionan la forma de repartir los escaños.
Las discusiones que los intendentes suelen dar cada dos años en el terreno intrapartidario para ganar representación legislativa propia nunca conforman a todos y dejan un tendal de heridos. Pero por fuera de quienes puedan haber salido perjudicados en el cierre de listas de este año, existen 37 municipios bonaerenses que, por lo menos, desde 2007 no pueden meter un referente de su territorio en la Legislatura provincial y que deberán esperar sí o sí hasta el 2019 para intentar colar un representante propio.
Con distintas estrategias, peronistas, radicales y vecinalistas comienzan a batir el parche para ser escuchados. Los más condicionados son aquellos jefes comunales que están encolumnados dentro de Cambiemos. Es que los alcaldes del oficialismo deben medir cada centímetro de sus reclamos y, muchas veces, disimular malestares por este tema.
Uno de ellos, y quizás el más representativo de esta desigualdad, es el intendente de General Guido, Aníbal Loubet. Desde el retorno de la democracia, nunca pudo tener un legislador. A propósito de ello, en diálogo con La Tecla, el jefe comunal sentenció: “Dentro de la Quinta sección electoral, para los distritos chicos es muy difícil poder acceder a una banca, y menos con el espacio Cambiemos, donde la importancia de Mar del Plata es casi excluyente y tenés que conformar a todos los espacios que lo integran”.
En la misma línea, otro de los que reconocieron haberse quejado por esta ausencia legislativa fue el mandamás de Balcarce, Esteban Reino, quien además aseveró que planteará “dentro del partido” tener una banca en 2019.
Por el lado del peronismo, los reclamos son más enérgicos y, conforme a los tiempos que vive el PJ bonaerense, tensionan las decisiones que se tomaron dentro del partido también a la hora de priorizar quiénes accedían a una banca.
El intendente de Guaminí, Néstor Alvarez, charló con este medio y apuntó: “En la última conformación de listas lo pedimos, pero nos fue mal porque se construyó una lista seccional y no hubo mucho lugar para los intendentes”.
Asimismo, Alvarez apuntó que reiterará la solicitud de una banca dentro de dos años, y puso una objeción: “Los legisladores tienen que salir del territorio, el peronismo no puede seguir teniendo paracaídistas del Conurbano en una
sección del interior”.
A 530 kilómetros de distancia, el alcalde de Pila, Gustavo Walker, también alzó la voz, y no dudó en autopostularse para el 2019: “Ya voy para los 16 años de mandato y estoy buscando una banca como diputado o senador”, sentenció. Acto seguido aprovechó la ocasión para descargarse -de manera irónica- contra el cupo que obtuvo el kirchnerismo en estas cuestiones: “En los últimos años hubo mucha intervención de gente de La Cámpora; yo tengo 60 años, ya estoy viejo para ser camporista”.
Como si fuera poco, la decisión de que en el Presupuesto 2018 no estuviera contemplado el Fondo de Infraestructura Municipal, sumado a las condiciones que el gobierno bonaerense puso en torno a la forma en que se debe gastar el Fondo Educativo Nacional, exacerbó los ánimos por lograr una banca. En ese sentido, en diálogo con La Tecla, el intendente de Carmen de Areco, Marcelo Skansi, afirmó que su municipio se vio perjudicado por no tener una representación que defienda sus intereses, ya que “el Presupuesto 2018 se terminó arreglando entre 4 o 5 intendentes que son los que más legisladores tienen”.
Como corolario de su disconformidad, Skansi sostuvo que es hora de que se ponga sobre la mesa la forma en que se distribuyen las bancas. “No puede ser que haya ciudades que no tengan ni uno porque las necesidades de tus vecinos quedan relegadas a un segundo plano; es urgente buscar un sistema que sea más equitativo“, apuntó el carmeño.
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