Una multitudinaria protesta contra el gobierno de Cristina Fernández, que superó en concurrencia al cacerolazo de septiembre último, se realizó en todo el país, con epicentro en la Ciudad de Buenos Aires.
La presidenta Cristina Fernández siguió las alternativas del cacerolazo por TV desde la residencia de Olivos, mientras afuera, sobre la avenida Maipú, un importante numero de personas ocuparon varias cuadras de esa arteria para protestar.
A la espera de alguna orden de la mandataria, el Gabinete nacional y la mayoría de los dirigentes oficialistas se llamó a silencio.
Desde la oposición, en cambio, los dirigentes del radicalismo, el Frente Amplio Progresista, el macrismo y el peronismo disidente repitieron la fórmula aplicada el 13 de setiembre, durante la primera movilización contra el gobierno: se sumaron a los reclamos, admitieron que el mensaje era también para las fuerzas antikirchneristas y prefirieron no participar.
El segundo cacerolazo en menos de dos meses estuvo precedido por una fuerte ofensiva retórica por parte del kirchnerismo, que intentó desacreditar a todo aquel que participara del denominado "8N".
El ministro de Planificación, Julio de Vido, lo consideró una expresión "antimodélica", el senador Aníbal Fernández lo calificó como "un invento de una facción ultraderechosa" a cargo de "organizadores pagos", mientras el filósofo K Ricardo Foster se animó a compararlo con "un clima apocalíptico y de disolución nacional de diciembre de 2001".
Como contrapartida, quienes se movilizaron con sus cacerolas mostraron menos pancartas con frases agresivas contra la Presidenta, tal como ocurrió en la marcha del 13 de setiembre y que originaron fuertes críticas desde el oficialismo.
Frente a la catedral de La Plata, ante el Monumento a la Bandera en Rosario, en el shopping Patio Olmos de Córdoba o en el Kilómetro Cero de Mendoza, miles de personas, algunas a caballo, con banderas y cacerolas, desafiaron el agobio del Zonda, que llegaba a Cuyo, o el frío y la llovizna de la Patagonia, para protestar.
Mientras, residentes argentinos en distintas ciudades de los Estados Unidos, Europa, Australia y Latinoamérica respaldaron con banderas y consignas críticas la protesta.
Las redes sociales estallaron y jugaron un papel fundamental a nivel comunicacional, reflejando la opinión sobre la manifestación de personalidades del ambiente artístico, así como de dirigentes opositores y oficialistas.
Los hashtag de Twitter '#8N Yo Voy Porque', a favor de los cacerolazos, y '#El Amor Vence Al Odio', en respaldo al gobierno nacional, lograron ser los tweet con mayor repercusión convirtiéndose en 'Trending Topic' durante toda la jornada de protesta.
Si bien en la Ciudad de Buenos Aires la movilización fue protagonizada por miles de personas, el Poder Ejecutivo solo dispuso de un operativo de la Policía Federal con 400 efectivos -agentes de distintas comisarías y del Cuerpo Guardia de Infantería-, para las inmediaciones del Obelisco, donde originalmente estaba destinada la concentración.
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