Desde veredas y muros, la ciudad habla cada vez más de su pasado, su memoria cultural y su acervo patrimonial. Impulsada por las autoridades, agrupaciones sociales y vecinos particulares, la colocación de baldosas y placas conmemorativas no deja de crecer.
Sólo el fin de semana pasado fueron descubiertas tres: dos en honor de ciudadanos desaparecidos durante la dictadura, en los barrios de Almagro y Flores, y una en homenaje al productor teatral Pepe Cibrián, en Recoleta. Y hoy otras tres verán la luz, en las puertas del anexo de la Cámara de Diputados, en Balvanera.
En total, superan 200 las instaladas en los últimos cinco años en distintas veredas y paredes de la Capital; recuerdan a artistas, sacerdotes, bomberos, víctimas del terrorismo de Estado e identifican edificios protegidos por su valor arquitectónico. También, a uno de los sin techo más queridos por los porteños: Alejandro Ferreyro, alias Pechito, que vivió en esa esquina de Palermo doce años, hasta su muerte.
Y suman muchas más si se contabilizan las inauguradas previamente, como las 85 que, al pie de los árboles sobre la calle Pasteur, en Balvanera, rinden homenaje a los fallecidos en el atentado a la AMIA.
Según los promotores de esta tendencia de homenajear por medio de baldosas y placas, esta clase de dispositivos tiene una triple ventaja, además de consagrar a la persona o al bien al que hacen referencia. Por un lado, al interponerse entre los ojos y el piso a medida que la gente camina, funciona como una suerte de interpelación al peatón, al que sorprende mediante el quiebre del paisaje urbano. Por otro lado, brinda la posibilidad de una confección rápida y económica. En tercer lugar, una vez colocadas, sirven como elemento de atracción, incluso para el turismo.
Fue allá por 2006 que la agrupación social Barrios por la Memoria y la Justicia comenzó a homenajear con las llamadas "Baldosas por la Memoria" a vecinos desaparecidos durante la última dictadura militar en distintos rincones porteños.
Veredas de Almagro, Palermo, Balvanera, Pompeya, San Cristóbal, San Telmo, La Boca, Colegiales, Chacarita, Monserrat, Recoleta, Núñez y Retiro, entre otros barrios, han sido escenario del reemplazo de baldosas comunes por otras fabricadas con arena, cemento, ferrita y vidrios de colores por los miembros de la agrupación y los familiares del homenajeado. "En baldosas individuales y colectivas, logramos recordar a unos 1000 militantes populares en los lugares donde estudiaron, vivieron, trabajaron, fueron secuestrados o asesinados", explicó Marisa Munczek, de Barrios por la Memoria y la Justicia Almagro.
"Elegimos las baldosas porque interpelan al peatón, no pueden dejar de verlas", aclaró Alicia Lefour. "Y se convierten en puentes entre el pasado, el presente y el futuro", dijo Fanny Seldes. Hoy, se colocarán Baldosas por la Memoria en Rivadavia y Riobamba, en recuerdo de trabajadores y legisladores víctimas del terrorismo de Estado.
El gobierno porteño y la Legislatura de la ciudad también impulsan este tipo de homenajes. A fin de promover la cultura popular y embellecer las calles, el programa oficial Baldosas que Cantan distingue a músicos que dedicaron canciones a Buenos Aires con la colocación de baldosones sobre la tradicional avenida Callao. Ya se estrenaron diez.
Al estilo del Paseo de la Fama hollywoodense, la Secretaría de Gestión Comunal y Atención Ciudadano porteña también descubrió una decena de baldosas que contienen el nombre de personalidades del espectáculo en medio de una silueta de estrella por las veredas del Distrito Audiovisual, en los barrios de Chacarita, Villa Ortúzar, Paternal y parte de Palermo y Colegiales.
Además, durante la reciente remodelación de la peatonal Florida, el Ministerio de Ambiente y Espacio Público incluyó una treintena de placas de granito negro brillante a nivel del piso que identifican los frentes de edificios protegidos por su valor histórico y patrimonial y atrapan la mirada de los transeúntes.
Los legisladores porteños también vienen promoviendo placas en honor a vecinos destacados y a "héroes urbanos". Sólo este año se presentaron 17 proyectos en ese sentido, y ocho de ellos fueron sancionados.
"Las placas nos permiten reconocer rápidamente a los vecinos relevantes, son de interés cultural y turístico para la ciudad y quedan por el resto de la historia", indicó el diputado Roberto Quattromano. Ya hay placas que recuerdan al papa Francisco y a los rescatistas fallecidos en febrero en el incendio de Barracas; la bombero Anahí Garnica tiene su placa individual en el Puente de la Mujer, en Puerto Madero.
Los frentistas de Scalabrini Ortiz y Santa Fe hicieron su propia experiencia: decidieron homenajear a Alejandro Ferreyro, alias Pechito, que vivió en esa esquina de Palermo hasta su muerte, en septiembre pasado, mediante una placa y un mural en el lugar. "Él así lo había pedido", recordó Viviana Fernández, una de las vecinas que más lo extrañan..
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