Lo que se mueve detrás de la derrota mendocina

Lo que se mueve detrás de la derrota mendocina

¿Qué piensa Francisco Pérez de "todo esto"? ¿Y el resto del peronismo? La búsqueda de los "mariscales de la derrota" y el que cree que ganó.

¿Quién tiene la culpa del fracaso electoral del FpV en Mendoza? La pregunta no ha encendido por ahora ningún debate en forma abierta y pública, aunque sí ha desencadenado un furioso pase de facturas. Asomar la cabeza por algún despacho oficial hoy es un riesgo de decapitación. Pero el asunto es que nadie tiene la legítima fuerza para activar el machete decapitador dentro de un peronismo que está presidido, justamente, por Francisco Pérez.

 

Una de las preguntas que más circularon en la enardecida dirigencia el día del "no" popular a sus ínfulas por seguir en el poder fue: "¿Qué hace Paco rengueando con sus muletas en el escenario?". Es que Adolfo Bermejo había decidido asumir el mal trago con hidalguía y señorío junto a su compañero de fórmula, Diego Martínez Palau y, como les pasó en toda la campaña, el gobernador se les subió a su propio púlpito, desequilibrando los cálculos de la fórmula que puso la cara en una elección difícil, precisamente, por el alto grado de desaprobación de la gestión gubernativa.

 

En los pasillos que rodean los despachos de Pérez y su esposa, Celina Sánchez, una jefa de Gabinete sin decreto que la haya puesto allí, hay algo que se percibe más que la tristeza primera: el malhumor. "Nadie lo aguanta ya", comentó un altísimo funcionario y la referencia no era hacia el gobernador electo, Alfredo Cornejo, ni tampoco una mención tangencial a la "tragedia" electoral. Se refería a Pérez, gobernador hasta el 10 de diciembre próximo. Le achacan la derrota desde su propio entorno; ni qué decir de los más distantes. Y hasta se quejan porque fue a la casa de Cornejo en el barrio Bancario a desayunar el día después de que la gente los notificó del desalojo.

 

Pero mientras eso ocurre a su alrededor, Pérez levita, como si nada, sobre el horror del fracaso múltiple: la gestión y la elección.

 

Está convencido de que la derrota tiene dos "mariscales" y que ellos son Carlos Ciurca y Luis Lobos, su vicegobernador y candidato para Las Heras y el concejal a cargo de la intendencia de Guaymallén que partió al peronismo municipal, generando el encono del diputado nacional Alejandro Abraham y, sostienen que a partir de allí, la capitulación.

 

También Pérez cree que Cristina Kirchner está "chocha" con él y que, por eso, él debe comandar el proceso eleccionario de las PASO del 9 de agosto, para las cuales le convidaron con el premio consuelo de pelear por ir al Parlasur con el radical Gabriel Fidel.

 

Tanto es así que durante la semana hizo que uno de sus voceros oficiales intentara filtrar en los medios un mensaje oficioso: que Cristina lo había llamado y felicitado por el resultado electoral. Se insistió en que esa versión fuera publicada. Nadie lo hizo. Tal vez algún "obligado" a replicar ese tipo de acciones, pero la prensa que es leída e influye no lo creyó. El método de echar a rodar el rumor tampoco fue el más sano.

Por eso sostiene que junto con Anabel Fernández Sagasti y La Cámpora conducirá la próxima campaña nacional de Scioli - Zannini en Mendoza, para lo cual exige que no se muestren por allí los que él cree que perdieron: todos, menos él y los amigos de CFK, claro. Especialmente, Ciurca y Juan Carlos Mazzón.

 

El propio gobernador dijo el día de la elección y lo repitió en la puerta de la casa de Cornejo, entre alfajores de maicena que un vecino llevó de obsequio al mandatario electo, que "a Bermejo no le fue tan mal porque sacó más votos que los que me llevaron a la gobernación". Mal momento para hacer alarde de un presunto "éxito" que nadie más que él veía en ese momento. Más aún: sin tener en cuenta el contexto de ambas elecciones.

 

Con todo esto, Pérez ha construido su propio sistema cósmico, con algunos satélites de baja estofa girando a su alrededor y que son los que lo escuchan, lo aplauden, lo tuitean y obligan a medios subordinados a publicar sus cosas.

 

En ese planeta, Pérez impera. Sueña, allí, con permanecer en la agenda pública opinando sobre temas de Mendoza desde una fundación que lo haga trascender a su gestión y sostenga como opción política hacia el futuro.

 

Sin embargo, en el peronismo muchos se preguntan si realmente hay vida en ese planeta. Uno de los misterios más profundos del universo político mendocino.

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