El FMI muestra los dientes y empuja a Javier Milei contra las cuerdas

El FMI muestra los dientes y empuja a Javier Milei contra las cuerdas

El Fondo desconfía -de Toto Caputo, sobre todo- y pone condiciones que llevan al Gobierno a un callejón sin salida a la vista. De la impaciencia a la angustia.

 

Por Marcelo Falak

 

Con el levantamiento del cepo cambiario como nueva obsesión-fetiche del mercado financiero y del establishment económico, el Gobierno se lanzó a una operación de pinzas. Por un lado, con un intento de enfriar esas expectativas, algo de lo que se encargó Javier Milei al señalar –torpemente– que eso ocurrirá sólo cuando la inflación y los movimientos del tipo de cambio se acerquen a cero, lo que bien podría ser interpretado como un "nunca". Por el otro, en base al empeño de Toto Caputo en asegurar un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) que acerque fondos frescos y, con ellos, reservas para liberar el mercado sin demasiado riesgo.

Se percibe un sentimiento que está a mitad de camino de la impaciencia y la angustia, pero la respuesta dura del organismo, que le marcó la cancha sin contemplaciones al Presidente, augura dificultades mayores en el horizonte.

Las "certezas" de Toto Caputo

En diálogo con radio Mitre, el ministro de Economía hizo gala de un reflejo negador llamativoy sacó el inflador anímico. En el primer sentido, prácticamente confesó no entender por qué persiste la inflación: hay déficit cero, emisión cero y una industria paralizada, según reconoció. Habló de "sensaciones" de inflación... En el segundo, aseveró –contra toda evidencia– que ya hay "claros signos de recuperación", sino que añadió que "están dadas las condiciones para que la recuperación económica se acelere". Ojo: corre el riesgo de parecer sin rumbo.

 

 

Después del fracaso de la temporada alta de la soja y mientras maduran el blanqueo impositivo y el abusivo RIGI, "el mejor ministro de la historia", optimista del gol, busca fuentes de confianza. Por eso, se refirió a la nueva negociación que pretende encaminar con el Fondo para obtener "fondos frescos" que le permitan liberar el mercado cambiario, una que ya dio por iniciada y que podría finalizar "seguro para este año".

El problema es que "a Seguro se lo llevaron preso".

Julie Kozack, vocera del FMI.

Mala, mala, mala eres

Acaso no casualmente, Julie Kozack, vocera del FMI incondicional de Kristalina Georgieva, salió poco después a decir lo suyo.

El beneplácito de rigor por el cumplimiento de las metas analizadas hasta el momento –en especial las vinculadas al ajuste presupuestario–, la satisfacción por la sanción legislativa de las leyes Bases y de reforma impositiva y las ya habituales recomendaciones a favor del debido cuidado a los pobres fueron parte del menú. Todos los días sopa.

Más interesante fue la confirmación de que "se está revisando" la política de sobretasas que se le aplica a deudores masivos y empedernidos como la Argentina, cosa que, si tuviera alguna vez una conclusión favorable, obligaría a más de uno y una a reconocerle a Martín Guzmán haber puesto en debate ese tema que le cuesta mucho dinero al país.

Lo más sustancioso fue el resto de lo que dijo Kozack: una desmentida a Caputo –y a Milei– en toda la regla.

Si el jefe de Estado había tratado nada menos que de comunista al jefe del Departamento de Hemisferio Occidental del organismo –máxima referencia para la Argentina–, Kozack devolvió: "Es importante señalar que la directora general (Georgieva) tiene plena confianza en Rodrigo Valdés y todo su equipo de liderazgo senior". ¿Al Presidente –representante de un país empobrecido, fragilizado y cada vez menos tomado en serio– se le habrá ocurrido que su palabra performativa podría generar la remoción de un hombre de semejante influencia? La esperanza es la perdición de los débiles, enseñó Tucídides.

Por si eso fuera poco, la directora de Comunicaciones dejó al jefe del Palacio de Hacienda pedaleando en el aire. "El staff entablará conversaciones sobre un posible nuevo acuerdo (con la Argentina) como lo haríamos con cualquier miembro del FMI una vez que las autoridades lo soliciten formalmente (…). En esta etapa, no hay un cronograma específico para esas discusiones", lanzó. Es decir, el diálogo ni siquiera empezó y es una audacia ponerle como plazo de conclusión el final del año.

¿Por qué, entonces, Caputo se ata al mástil de diciembre? Porque ese es el nuevo capricho del mercado, una suerte de deadline para que el cepo sea historia, la economía se destrabe, las importaciones fluyan y, sobre todo, se pueda remitir dividendos al exterior con un simple click.

¿El final de esa historia es conocido, no?

Ver para creer

¿Es viable que el FMI comprometa más dinero –se le piden unos 10.000 millones de dólares– en el país que es su principal deudor y que no tiene divisas ni para empezar a pagar significativamente los 45.000 millones que le debe desde 2018? Ver para creer.

A favor de esa posibilidad juega que el organismo se mandó una macana grande aquel año al prestar semejante suma para satisfacer el deseo de Donald Trump de blindar a Mauricio Macri en el ciclo electoral inminente, cosa que, encima, salió pésimo. Para eso, forzó su normativa, superó todo límite legal respecto de los recursos prestables al país e ignoró, contra una evidencia abrumadora, que esa plata se usaría para darles salida a fondos de inversión demasiado comprados en riesgo argentino, esto es que se iba a ir por la canaleta de la fuga. Al final, pagás vos.

Todo eso, cabe recordar, fue reconocido por el entonces representante de Trump ante el FMI, Mauricio Claver-Carone, y en ciertas autocríticas del propio organismo.

Que hoy sea Caputo el que pide "plata nueva" genera desconfianza en la sede del Fondo en Washington: fue él quien, en medio de conflictos, usó buena parte de aquel dinero en 2018 para defender paridades cambiarias superadas cada rueda por el mercado, lo que, en definitiva, les permitió una salida barata a jugadores del mercado como él mismo. Por eso, que no podría reiterarse en 2025, el ministro no es demasiado querido allí.

¿Esto significa que no hay chances de que un nuevo acuerdo proporcione divisas para ensayar una apertura del cepo? No necesariamente.

El FMI está demasiado comprometido con la Argentina y el país no ofrece alternativas de repago claras. Hoy, a seis años del crédito original, no tiene un mango verde en el Banco Central para empezar a devolver cantidades significativas.

Ahora bien, si pese a todo esa negociación fructificara y el Fondo se resignara a hacer una nueva apuesta para encontrar la salida del laberinto argento, nada ocurriría, como anticipó Letra P, sin condiciones pesadas. En este sentido, hay que entender las asperezas y el tira y afloje de las últimas horas.

En concreto, como también se dijo, tres de importancia: tasas de interés superiores a la inflación –mecanismo para reducir el atractivo del dólar, pero que supone más recesión–, no a la dolarización mileísta y, sobre todo, devaluación significativa del peso como punto de inicio del eventual programa.

Esto último, una segunda "deva" podría lesionar el proyecto político de la ultraderecha gobernante. Sus consecuencias sobre una nueva ola de remarcaciones, un consiguiente rebrote de la inflación y una recaída en una recesión que ni siquiera amaga con pegar la vuelta podrían provocarle un golpe grave justo en la previa de las legislativas del año que viene.

No por nada patear el calendario electoral lo más adelante que se pueda, con la eliminación de las PASO, es una iniciativa que ranquea tan alto en la agenda oficial.

Los motivos del presidente viajero

A Milei no le gusta viajar, pero lo hace con mucha frecuencia. Tal vez por las dificultades que le impone el Fondo deposita sus expectativas en lo que pueda decidirse a arrimar un pool de inversores privados. ¿Qué garantías debería entregarles a cambio, eventualmente, este país disminuido por su crisis permanente? Hasta ahora esa intención no ha pasado de aprontes, aunque cabe consignar una información del periodista Alejandro Bercovich.

"La apuesta de Toto no es a una pronta reactivación, sino a que los dólares paralelos se mantengan en torno a los 1.400 pesos durante los próximos tres meses gracias al ingreso de hot money como el que llegó esta semana de bancos grandes como Goldman Sachs, que compró letras en pesos que vencen en los próximos 60 o 90 días", escribió. Sí: si los tipos de cambio se mantienen planchados, las tasas en moneda nacional aseguran ganancias fuertes y en plazos breves en pesos para, justo a tiempo antes de una devaluación que no tomaría desprevenido a ningún gigante, volver al billete verde y huir. Eso se llama carry trade. O "bicicleta". El nombre no importa: ese recurso, el más conocido y usado por el ministro-trader, siempre termina mal.

Todo sea por conseguir dólares. En busca de ellos, Milei viaja a Estados Unidos –será su undécimo viaje al exterior– para participar en la Conferencia de Sun Valley (Idaho), a la que están convocados representantes de poderosos fondos de inversión internacionales. Lo acompañan Karina Milei, su asesor y cocandidato al Nobel se Economía Demian Reidel y el embajador Gerardo Werthein. Y Caputo, naturalmente. En la Casa Rosada le hablaron a Letra P de "expectativas importantes" y de posibles "sorpresas".

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