Para atender los 21.000 reclamos hacen falta casi $ 100 millones
Humboldt 2430, Palermo. Junto al cordón yace un Ford Sierra bordó en total estado de deterioro. El auto, que se fabricó desde 1982 hasta 1994, sufrió la metamorfosis que produce el abandono. Hace unos diez meses que está allí tirado y su transformación en ese tiempo fue notoria. Sólo le quedan los vidrios de ambas puertas traseras. Ya no tiene volante ni tableros. Los espejos desaparecieron y el caño de escape cayó sobre el asfalto.
Al igual que este Ford Sierra, la mayoría de los autos abandonados en la Capital registran cambios, destrucción o robo de partes. Palermo, y también Villa Urquiza, Saavedra, Villa Ortúzar y Villa Devoto son algunos de los barrios más afectados. Según datos oficiales, suman casi 21.100 los reclamos por vehículos abandonados en la vía pública. Si bien no está definido que cada uno de ellos corresponda a un rodado diferente, con las 11 grúas destinadas a removerlos se tardaría aproximadamente dos años y medio en retirarlos.
Como el proceso de advertencia y remoción cuesta, según la Ciudad, $ 4672 por vehículo, la inversión necesaria para resolver el problema rondaría los $ 98.000.000.
Los vecinos de Humboldt al 2400 hicieron la denuncia a la línea 147 del gobierno porteño, pero a pesar de haber sido inspeccionado el vehículo sigue ahí. "El auto lo fueron destruyendo de a poco. Vinieron a sacarle fotos hace un tiempo, pero no sé por qué no se lo llevaron", explicó Javier Salinas, encargado de un edificio cercano al Ford Sierra. No es el único caso en Palermo. Otro se evidencia en Godoy Cruz y Charcas: allí, dos autos deteriorados sirven desde hace tiempo como "dormitorio" para algunos trapitos que trabajan en una zona llena de bares.
Uno es un Gol gris con algunos vidrios rotos y la trompa chocada. A unos metros, hay un Citroën Ami 8 también abollado y con faltantes. Maxi Leiva, encargado de uno de los locales, dijo: "Nosotros abrimos hace unos siete meses y el Gol siempre estuvo ahí. El dueño del local lo denunció para que lo saquen, pero no sé qué habrá pasado".
Desde el gobierno de la ciudad afirman que se trabaja intensamente para remover los coches abandonados. Desde el inicio de 2016 hasta el 15 de marzo, fueron retirados 142 de un total de 1485 inspeccionados. Según un informe de la Secretaría de Transporte porteña, que conduce Juan José Méndez, durante este año se triplicó la cantidad de vehículos inspeccionados por mes. Mientras que en 2015 el promedio era de 200, en 2016 es de casi 600. Pero los esfuerzos aún no alcanzan.
Voceros de la secretaría indicaron a LA NACION que muchas veces el problema surge cuando el auto es notificado mediante un sticker de "advertencia de infracción" y, al regresar, fue desplazado unos metros. En ese caso, el proceso debe comenzar nuevamente porque significa que el auto no está en situación de abandono, por más que su estado así lo demuestre. Asimismo, si el auto se detecta en condición deplorable pero no existe una denuncia previa, tampoco puede ser retirado porque, según los voceros, "no se sabe cuánto tiempo lleva en el mismo lugar". La ley N° 342 estableció que un vehículo se considera en situación de abandono cuando permanece por 48 horas ocupando el mismo espacio en la vía pública.
Durante una recorrida, LA NACION constató que el problema es tan grave que, en algunas cuadras, hay más de un auto arrumbado. Por ejemplo, en Núñez al 6100, en Villa Urquiza, hay dos Peugeot, un Taunus y un Palio negro. Todos averiados y con las ruedas pinchadas. En la esquina se suma una camioneta Explorer bordó chocada atrás y en el costado, sin la luneta trasera. En el mismo barrio, sobre Aizpurúa al 3200, yacen un Falcon, una Fiorino blanca y un Peugeot 505 gris.
En el entorno de la avenida Triunvirato y Holmberg, en Villa Ortúzar, se observan un Renault 18 bordó sin vidrios ni ruedas y grafitado, y un Corsa Break gris oscuro con las cuatro ruedas pinchadas.
Un caso curioso, que supera los diez años, es el de un colectivo escolar detenido en Pedro Lozano y Desaguadero, bajo una de las torres de vigilancia de la cárcel de Villa Devoto. Su dueño falleció y, al no tener herederos, quedó allí, relataron los vecinos a LA NACION. Adentro está todo revuelto, le faltan algunas ruedas y partes del motor. Muchos lo denominan "el reservado" porque, aseguran, por la noche es utilizado por parejas para tener intimidad.
Debajo del micro, hay un chasis cortado al medio que parece como si chocara de atrás a la mole naranja. Enfrente, hay dos autos abandonados y, en la esquina, sobre el club General Lamadrid, una camioneta blanca con una caja trasera de madera y una lona en el techo.
Cansado de ver vehículos en la misma situación, Claudio Regis, vecino de Villa Pueyrredón, creó una página en Facebook llamada Autos Abandonados en la Ciudad de Buenos Aires, en la que todos los días sube fotos de casos que vio él o que la gente le manda. "Al principio sólo me fijaba los de mi cuadra o manzana. Después presté más atención en otras calles o barrios y era muy notoria la cantidad que había. Pensé en crear la página para tratar de hacer algo y que solucionen el problema. Hay un camión desde hace 14 años en Obispo San Alberto 3479, es mucho tiempo, lo bautizamos «el abuelo»", recordó Regis. Y observó: "Hay grúas que sacan autos mal estacionados todo el tiempo para recaudar, pero a los que están abandonados los dejan."
Para agilizar el relevamiento de vehículos y una posible solución, la Secretaría de Transporte prepara un plan al que llama Cero Autos Abandonados, que comenzará en mayo. Habrá más inspectores comunales en las calles para controlar, colocar stickers de advertencia y labrar actas e infracciones. Además, con la colaboración del Ministerio de Ambiente y Espacio Público, se dispondrán más grúas para remover los autos con mayor celeridad y se está tramitando la incorporación de una playa de estacionamiento en la Isla Demarchi con lugar para 700 rodados. Hoy, funcionan dos playas de acarreo (Herrera y California) que suman 250 espacios. En estos lugares, si al auto nadie lo reclama, son compactados y el dinero recaudado por la chatarra es donado al hospital Garrahan.
Dueños que avisan y piden piedad
Muchas veces, por más que los vehículos tengan signos de abandono, tienen un dueño que por algún motivo lo dejó a la intemperie. LA NACION constató que algunos emplean carteles o notas para poner en conocimiento de la situación al agente de tránsito o al vecino que convive con el coche estacionado en la puerta de su casa. En Jean Jaurès al 1100, una camioneta Mitsubishi 1300 tiene en su tablero un papel impreso que dice "En reparación, tiene dueño". A unos metros, del limpiaparabrisas de un Citroën Visa asoma un papel escrito a mano: "Este coche tiene dueño y es un vecino". Se lee y aparece el número de celular. Llevan meses allí.
En Güemes 4776 para un Mercedes-Benz gris que lleva una nota: "No está abandonado, no funciona". En la única cuadra del pasaje Lituania, en Villa Urquiza, a un auto le colocaron el sticker de infracción con el plazo de 10 días para retirarlo. Le siguió un cartel a mano con la explicación: "Este coche tiene dueño. Vivo en Andonaegui (...), estoy en tratativas de venta, no funciona y no tengo dinero para arreglarlo. Por favor no llevar". A los dos días el auto había sido removido, no se sabe si por la grúa o por el propietario.
Comentá la nota