Los motivos detrás de la división del ex JxC en las elecciones porteñas

Los motivos detrás de la división del ex JxC en las elecciones porteñas

Los dos motivos por los que el larretismo no pudo pactar con la UCR ni con la Coalición Cívica. Acusaciones cruzadas por presuntos beneficios para el gobierno porteño y el gobierno nacional frente a esta división.

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CARLA PELLIZA

Horas después del cierre de alianzas, el terreno electoral porteño está que arde. Todavía no se conocen los candidatos, que se inscribirán en dos semanas, pero nadie descarta que vuelen misiles de un lado y del otro. La interna del PRO será una de las grandes protagonistas, mientras todos los partidos se embarcan en la misión de recuperar identidad a partir de la fragmentación, y se acusan mutuamente de ser funcionales al gobierno nacional o al capitalino.

La lógica indicaba, en la previa, que el “centro” de lo que supo ser Juntos por el Cambio iba a terminar unificado bajo el paraguas de una alternativa intermedia entre la derecha y el peronismo. No sucedió. Coalición Cívica, UCR larretismo irán por carriles separados. ¿Por qué? Las versiones son, al menos, dos: Horacio Rodríguez Larreta no quiso pactar y los otros no quisieron meterse en la interna amarilla.

En el primer caso, el ex jefe de Gobierno quiso conformar una alternativa lo más pura posible, que no lo diluya en un frente con varios partidos, con la intención de conocer el peso de su nombre en el tablero actual. Dejó atrás el álbum de figuritas que completó en la campaña del 2023 y se concentró en buscar un resultado que arroje, de la forma más precisa posible, su incidencia y representación.

Larreta no quiso tomar el camino de sobrevivir en la política con un cargo, escondido en la lista de un frente electoral que tenga grandes chances de ganar. Prefirió, desde su posición, apostar por la creación de un proyecto de poder que puede o no funcionar. El lanzarse en soledad le significará poner en riesgo su capital político pero, al mismo tiempo, conocer si tiene lugar o no en el esquema actual. Esta fue la razón por la que él no pactó con el radicalismo este año.

Para la UCR, el motivo fue otro. Con sillas en el gobierno porteño, no quisieron jugar con Larreta para no dinamitar esos lazos. Desde el partido centenario son críticos de la participación que el macrismo les habilitó en este período de gestión, pero poseen lugares que no pueden poner en riesgo. Apostar por Horacio hubiera sido perjudicial.

Desde la Coalición Cívica hubo algo similar. Si bien ellos conforman, a diferencia de la UCR, un bloque con el PRO en la Legislatura, no tienen gran peso en la estructura de gobierno. Aún así, tampoco quisieron arriesgar los lazos con Uspallata. Según se explicó, después de la sangrienta interna presidencial en 2023, esta vez no quisieron tomar partido en la guerra amarilla.

Además, ninguno de los dos pudo acordar con el macrismo ante la posibilidad concreta de que pacten con La Libertad Avanza en las elecciones nacionales de octubre. Ir separados podría, sin embargo, no ser extremadamente perjudicial. No se descarta que puedan sostener cierto volumen en la Legislatura al considerar que, en una lista amplia o en soledad, conseguirían más o menos la misma cantidad de diputados.

Para el larretismo, estos dos partidos ya tomaron posición en la interna macrista. Lo hicieron al tener lugares o contratos con el gobierno de Jorge Macri y al postular candidatos, por fuera de una alianza con el PRO, que le coman votos a Larreta y Leandro Santoro.

Según este sector, el hecho de que estos espacios no pongan nombres estridentes colaborará con el macrismo. Los amarillos tendrán una parada difícil frente a Unión por la Patria y La Libertad Avanza que, además del vocero presidencial, coquetea con un candidato de los medios. Para otros, Larreta se presentará en los comicios para dinamitar el PRO.

Según calificó una fuente, el hecho de que Horacio pasara de ser candidato presidencial a buscar la Legislatura porteña sólo se explica por su pretensión de generar daño. En el larretismo hacen oídos sordos frente a las versiones de un acuerdo con los libertarios para complicar al PRO. Con el crítico Pablo Avelluto en sus filas y con Guadalupe Tagliaferri de opositora en el Senado, les pareció absurdo pensar siquiera en la posibilidad de algo semejante.

Lo cierto es que ya se especula con munición pesada durante toda la campaña. Si el 29 de marzo el PRO decide echar a Larreta del partido, el ex jefe de Gobierno no hará demasiado, pero buscará dejar en claro que él no traicionó al sello, sino que la verdadera traición llegó de la mano de la actual gestión porteña. Horacio se vio desplazado desde el Pacto de Acasusso, momento en el cual el espacio político dejó de tenerlo en cuenta.

A esta altura, parece imposible librar la batalla para ubicarse como uno de los fundadores del partido, ligado únicamente a Mauricio Macri. En la Ciudad, con las figuras macristas recorriendo los barrios, el aparato y el color pesan y creen que harán una buena elección. María Eugenia Vidal como jefa de campaña, cuya candidatura es negada, y varios nombres que podrían ocupar la cabeza de la boleta, aunque aún con final abierto.

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