“Es un mosquito común, lo que tiene de bueno que no transmite ninguna enfermedad a los seres humanos. Tiene una serie de características como que son más grandes, pican de día ya que tienen actividad durante la hora de luz y resiste el frío. Se encuentran hasta en la Antártida, así que no vamos a eliminarlos cuando vengan las heladas”, explicó.

El funcionario dijo que esta presencia “es producto de la gran cantidad de agua que hay en la región, y las condiciones de humedad fomentadas por estos días con alrededor de 28 grados, permiten el desarrollo de esta generación que estará al menos un mes más”.

“Se llaman mosquitos charqueros, a diferencia de los otros que necesitan aguas calmas y limpias, y el barigüí”, resaltó.

Ferrero dijo que “con estos mosquitos solamente es necesario combatirlos con los repelentes normales, y transmiten enfermedades solamente a los caballos, que deberían estar vacunados por ley”.

Además, subrayó que “el tema del agua es fundamental, ponen sus larvas en cunetas por ejemplo, esperando la próxima oviposición para que el agua los active. En estos momentos siguen poniendo y en la próxima lluvia tendrán una nueva salida, una eclosión y una nueva invasión”.

“Se está fumigando por sectores, porque hay que tener en cuenta que la ciudad es objeto de ataque de estos mosquitos, no sobreviven en las casas, porque son suburbanos”, agregó.

El director de Bromatología también resaltó, sobre las actividades desarrolladas desde su área, que “lo que se trata de hacer es fumigar los barrios aledaños y no tanto el centro, porque cuando pase esta oleada próxima, van a desaparecer”.

“Vienen productos preparados para fumigar, que puede hacerse en los domicilios con las mochilas; después utilizar espirales y repelentes para rechazarlos”, apuntó, y finalmente hizo hincapié en una recomendación: “Incluso pican sobre la ropa, porque son agresivos, pero igualmente hay que tratar de tener el cuerpo cubierto”.