Uno de los condenados por el Triple Crimen y la mafia de la efedrina ratificó en la Justicia sus acusaciones contra Aníbal Fernández. Mientras tanto, aún sigue prófugo uno de los principales acusados. Las conexiones con un candidato a concejal de Berisso
Finalmente Martín Lanatta, condenado a prisión perpetua por el triple crimen de General Rodríguez, ratificó ayer en la Justicia sus dichos acerca de la supuesta vinculación del jefe de Gabinete y candidato a gobernador bonaerense, Aníbal Fernández, con el tráfico de efedrina. Lanatta fue quien reveló, en un programa de televisión, que narcotraficantes le decían “La Morsa” al candidato a gobernador del kirchnerismo.
En su declaración, según trascendió, Lanatta habría dado algunos nuevos detalles de las aparentes vinculaciones del jefe de gabinete con mercaderes de la muerte (ver aparte). Mientras tanto, pese a que pasaron más de dos años desde que Lanatta fue condenado por los asesinatos de Sebastián Forza, Damián Ferrón y Leopoldo Binna, hecho que fue conocido como el Triple Crimen de General Rodríguez (ocurrido el 13 de agosto de 2008), aún se encuentra prófugo uno de los principales involucrados en el escándalo que desnudó el tráfico de efedrina en el país. Nos referimos al empresario farmaceútico Ibar Pérez Corradi.
Según pudo saber Hoy, al analizar las sociedades en las que aparece el nombre de Pérez Corradi salta a la luz que tuvo vinculación, a través de la firma Elaboradora de Productos Biológicos SA, con el empresario de droguerías Néstor Lorenzo, quien estuvo preso durante dos años –junto al sindicalista Juan José Zanola- por la supuesta adulteración de medicamentos para pacientes con tratamientos oncológicos. Ambos esperan el juicio oral. En ese escándalo también se encuentra procesado el ex recaudador de la campaña presidencial del Frente Para la Victoria del 2007, Héctor Capaccioli. Este último por su rol al frente de la Superintendencia de Servicios de la Salud (SSN) y el eventual reintegro irregular de fondos a las obras sociales sindicales por dichos tratamientos irregulares. Recordemos que la campaña presidencial de hace 8 años se caracterizó, precisamente, por los aportes que recibió el oficialismo de empresas y laboratorios involucrados en la mafia de la efedrina y con los medicamentos truchos.
Lorenzo, a su vez, aparece en varias escuchas telefónicas hablando con Alberto Costa, ex viceministro de salud de la Provincia, quien tuvo que renunciar a su cargo cuando se conocieron sus vinculaciones con la mafia de los medicamentos. Costa es otro de los procesados en la causa, que se encuentra a la espera del juicio oral. Tal como lo viene informando Hoy, Costa es oriundo de Ensenada, fue presidente de la Agremiación Odontológica de la región y durante un lustro fue socio del berissense Rodolfo Oscar Potes en la empresa SIODONT SA, que regenteaba clínicas odontológicas en las localidades de Wilde y Berazategui. A diferencia de su ex socio, cuya carrera política quedó sepultada tras el escándalo, Potes –que también fue titular de la Agremiación Odontológica- sigue formando parte activa del kirchnerismo. De hecho fue Secretario de Promoción Social de Berisso, cargo al que renunció hace algunas semanas para ser primer candidato a concejal en la lista del Frente para la Victoria que lleva como candidato a intendente a Juan Ignacio Mincarelli, actual funcionario del Ministerio del Interior que conduce Florencio Randazzo. Mincarelli, ayer, fue recibido por La Morsa en su despacho.
Tan estrecha es la relación entre Costa y Potes que el ex viceministro de salud, durante el trámite de la causa por la mafia de medicamentos, pidió que el ahora candidato a concejal sea citado, en calidad de testigo, para que declare a su favor. Cabe destacar que el edil Sebastián Mincarelli, el hermano del candidato a intendente y jefe de la campaña del kirchnerismo en la capital del Inmigrante, es el actual presidente de la Agremiación Odontológica, entidad de la que forman o formaron parte tanto Costa como Potes.
Vinculan a un narco mexicano con Aníbal
Fuentes judiciales informaron que el detenido, que declaró como testigo, aportó la identidad de un hombre de origen mexicano líder de un cartel del narcotráfico que habría hecho diferentes pagos por la droga y que ese negocio -según Lanatta- quedó en manos de Aníbal Fernández.
Lanatta llegó temprano a los tribunales de Retiro bajo una fuerte custodia y, en primer lugar, declaró como testigo ante el fiscal Gerardo Pollicita, quien tiene una causa generada por una denuncia hecha en 2013 por la diputada Elisa Carrió en la que dijo que Fernández ejerce una suerte de protección al contrabando de drogas en general. Se trata de una causa derivada de aquella en que se juzgó el triple crimen de General Rodríguez
Ante Pollicita, Lanatta aseguró que Fernández estaba detrás del tráfico de efedrina y volvió a ratificar, tal cual lo había dicho en una entrevista televisiva, que había irregularidades en el RENAR y la SEDRONAR. Asimismo, dejó constancia de su intención de volver a prestar declaración en la causa del triple crimen de General Rodríguez aunque ello –según fuentes consultadas- es materialmente imposible puesto que ya fue condenado por ese hecho y purga la pena en una cárcel de General Alvear.
Posteriormente, Lanatta declaró ante la jueza María Servini de Cubría, quien investiga la importación de efedrina por más de 40 mil kilos entre 2004 y 2008, causa en la que están procesados el exsecretario de la SEDRONAR, Ramón Granero, su entonces segundo Gabriel Abboud, y Julio De Orue, director del Registro Nacional de Precursores Químicos de ese organismo. Durante cuatro horas y con chaleco anti balas puesto, Lanatta estuvo acompañado por un personal jerárquico del Servicio Penitenciario y un equipo especial que junto con otros policías estuvieron siguiéndolo de cerca en todo momento. Según fuentes que presenciaron la audiencia, Lanatta apenas pidió un vaso de agua y un café y sólo salió una vez para ir al baño.
Ante la jueza y el fiscal Juan Pedro Zoni, Lanatta ratificó que el jefe de Gabinete era quien se había quedado con el negocio de la efedrina y que éste había designado a un tal "Máximo", un agente de inteligencia, para ser el nexo con los narcos y aquellos que disputaban el negocio, entre ellos Sebastián Forza.
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