Ayer vino a La Plata para participar de su primer acto de campaña después de la Paso. Su sola presencia ahuyenta el voto moderado e independiente. CFK, mientras tanto, retomó su habitual virulencia y hasta insultó a un académico
En los días siguientes a las primarias del 9 de agosto, tanto Cristina Kirchner, como su alter ego, el candidato a gobernador Aníbal “La Morsa narco” Fernández, decidieron reducir sus exposiciones públicas a la mínima expresión. La necesidad que tiene Daniel Scioli de intentar conseguir votos de sectores moderados o independientes para evitar el balotaje, lo habían llevado a plantear una nueva estrategia, donde ni CFK ni La Morsa tuviesen un protagonismo excluyente en la campaña.
Poco le duro la tranquilidad al gobernador. No solo tuvo que afrontar situaciones extremadamente complicadas por el impacto político de las inundaciones en la Provincia y de las inconsistencias de su declaración jurada, sino que ahora CFK decidió levantar el perfil. La semana pasada la presidenta volvió con sus disparatadas declaraciones, a las que ayer le sumó una andanada de tuits (escribió unos 40 mensajes) contra el académico Carlos Corbacho, Director del Departamento de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales de la UCEMA. ¿El motivo? Corbacho había expresado, en un artículo periodístico, una opinión diferente a la primera mandataria sobre los orígenes de la Segunda Guerra Mundial. Ese fue un motivo suficiente para que “la abogada exitosa” lo tildara de “burro”.
En tanto, Aníbal Fernández también salió del letargo. Y junto con el candidato a vicepresidente Carlos Zannini, que es el comisario político puesto a dedo por la Casa Rosada, ayer vino a La Plata para participar de un acto realizado en el Coliseo Podestá (ver Entre la obsecuencia y la frialdad). A esta altura, La Morsa constituye un verdadero yunque para las aspiraciones del gobernador. Y no solamente por las denuncias que lo vinculan, directamente e indirectamente, con la mafia de la efedrina y el triple crimen de General Rodríguez. Aníbal ahora podría enfrentar un nuevo escándalo en caso de que Alejandro Burzaco, el ex CEO de la empresa Torneos y Competencias, finalmente decida prender el ventilador ante la Justicia de los Estados Unidos, revelando secretos de la AFA y de los millonarios fondos aportados por el gobierno con el programa Fútbol para Todos. Tal como lo viene informando Hoy, Burzaco podría involucrar a la mano derecha de La Morsa, José Luis Meiszner, actual secretario general de la Conmebol.
Para desgracia de Scioli, cada vez que abre la boca el jefe de gabinete, pierde votos. Por ejemplo así como inmortalizó aquella recordada frase de que “la inseguridad es una sensación”, lo que generó una indignación masiva que aún perdura, La Morsa la semana pasada no tuvo mejor idea que echar más leña al fuego tras las escandalosas elecciones de Tucumán. Concretamente, dijo que estaba durmiendo en momento en que se produjeron los incidentes, en un burdo intento de quitarle importancia a un escándalo que sigue sacudiendo al país.
En el acto de ayer, en el Coliseo Podestá, se montó la habitual puesta en escena que tanto caracteriza al kirchnerismo, con militantes rentados y beneficiarios de planes sociales, traídos como ganado desde las zonas socialmente más postergadas a partir de las típicas prácticas extorsivas del clientelismo político.
A esta altura cuesta entender cómo, en pleno siglo XXI, se sigan desplegando este tipo de convocatorias: la mayoría de los asistentes a los actos son obligados a ir para ocupar lugares y aplaudir (de lo contrario puede perder su contrato en el Estado o el plan social) y los candidatos saben que la ovación que reciben es absolutamente artificial. Es decir, hay una suerte de retroalimentación permanente de la mentira que poco y nada tiene que ver con la realidad cotidiana de la mayoría de los argentinos.
Cartón lleno: estuvo el garante de la impunidad
En el acto de ayer, en el Coliseo Podestá, se lo vio sentado en primera fila al polémico titular de la Unidad de Información Financiera (UIF), José Sbattella, un polémico personaje que se ha convertido en uno de los garantes de la impunidad para Cristina Kirchner, sus funcionarios y los amigos del poder que se han llenado los bolsillos con negocios turbios durante la mal llamada década ganada.
Sbattella se ubicó junto al secretario de Derechos Humanos de la Provincia, Guido Carlotto. El titular de la UIF, tal como viene informando Hoy, arrastra pesadas denuncias por haber protegido a Lázaro Báez, presunto testaferro de la familia presidencial, a Amado Boudou, a los Schoklender y Hebe de Bonafini, reteniendo información comprometedora. Es tal el nivel de protección que en su momento el juez Claudio Bonadío tuvo que disponer un allanamiento a ese organismo para poder dar con documentación relacionada con Báez.
En definitiva, si Scioli van a tener que salir de campaña con estos personajes, se le hará prácticamente imposible conseguir los votos que necesita para evitar el balotaje.
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