En los despachos de Economía mencionaron que durante el fin de semana hubo conversación entre el ministro Massa y Kristalina Georgieva donde lo no dicho parece haber sido más importante que lo que se mencionó, casi una filosofía en blue.
Por Julián Guarino
Uno. En el comienzo está JP Morgan, el FMI y la indirecta del organismo para que el Gobierno comprometa déficit cero de aquí hasta fin de año como ya se explicará. Un informe del banco de inversión señaló en las últimas horas que la Argentina y el FMI están muy próximos al acuerdo. En rigor lo emplazan: sería, según los wallstreeters, “antes de fines de mes”. Interesante porque entre la posibilidad de la concreción y pasar de largo, los analistas del banco más grande de Estados Unidos evalúan que habrá un desenlace feliz.
La mirada de los brokers está en línea con lo que el Gobierno ha dejado trascender: que la comitiva de Hacienda está viajando en estas horas con la idea de cerrar el acuerdo esta misma semana. Urge concluir el trabajo de recalibrar las metas y así lograr el visto bueno del organismo de la quinta revisión del Programa de Facilidades Extendidas (EFF, por sus siglas en inglés). El tiempo cuenta: a mediados de agosto el FMI cierra sus puertas para el receso. Traducción, Economía quiere lograr un Staff Level Agreement (SLA), ahora. Una vez obtenido el SLA, usualmente al FMI le lleva entre dos y tres semanas para la aprobación del board. El equipo de JP Morgan hace el cálculo: la bendición debería llegar antes de las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO). La novedad es que esto implicaría la obtención de un “waiver” o perdón que habilite el desembolso de cerca de u$s 4.000 millones, o quizás un poco más. Recuérdese que hay que pagarle al FMI casi u$s 2700 millones el próximo 31 de julio. Por ejemplo, la última semana, el board del organismo deliberó en la revisión de datos económicos para Mozambique, Pakistán y Zambia, entre otros. La aspiración es que Argentina se meta en esa agenda en los próximos días.
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Dos. En los despachos de Economía mencionaron que durante el fin de semana hubo conversación entre el ministro Massa y Kristalina Georgieva donde lo no dicho parece haber sido más importante que lo que se mencionó, casi una filosofía en blue. En esa charla, que habilitó el comienzo de una especie de acercamiento entre las partes, hubo también un lugar para el resumen catártico. Esa síntesis sirve para recordar lo que ocurrió: el Gobierno buscó que el FMI desembolse los Derechos Especiales de Giro (DEG) de la revisión de junio. Pero esta se incumplió por la sequía. Acto seguido no se pudo cumplir la meta fiscal. Tampoco la monetaria ni la de acumulación de reservas. De todas formas, en junio, el ministro Massa le pagó al Fondo unos u$s 2.700 millones de un vencimiento (utilizando, en parte, yuanes). Ahora a fin de mes hay que pagar de nuevo. Como se dijo en esta columna hace unos días, el Gobierno necesita esos recursos para responder a los vencimientos. Además, los precisa para garantizarse la chance de intervenir en el mercado de cambios, “trabajar” la brecha cambiaria entre el dólar financiero y el blue. También, para despejar los fantasmas que deambulan sobre el tipo de cambio oficial.
Tres. Hay otros datos a tener en cuenta. Por un lado, el BCRA viene de aportarle al Tesoro cerca de un billón de pesos, lo que sobrepasa el límite estipulado para todo 2023. Por otro, según los datos de la Oficina de Presupuesto del Congreso (OPC), el déficit primario del periodo enero-junio registró $ 2,283 billones (muy cerca del 1,5% del PBI) y apenas 20% por debajo de lo proyectado para todo el año. Lo interesante es que el Gobierno lleva aplicando un torniquete al gasto en los últimos 12 meses de casi 10% en términos reales, un detalle que pareciera no conformar al FMI. En rigor, si se aísla el pedido del organismo, podría pensarse que la única forma de cumplir con lo que se pide es aplicar un déficit cero de aquí en adelante. Como se anticipó en esta columna la última semana, el FMI quiere sostener el déficit para 2023 en 1,5% del PBI, mientras que el Gobierno buscaría cerrarlo en 1,9%, aunque en función del ritmo del gasto y las métricas registradas, daría más para pensarlo por encima del 2,5%. Esa tensión -y otras- que venían impactando en la última semana en el terreno del dólar blue, tuvieron el lunes una reversión. El dólar paralelo llegó a cotizar en los $518 durante gran parte del día de ayer, para luego trepar cerrar en los $520. De esta manera, la brecha con el tipo de cambio oficial cayó a 94,9%.
Cuatro. Mientras el FMI se encarga de bajarle el precio a la idea de una moneda común para los BRICS -lo dijo Julie Kozack, la subdirectora del FMI en una conferencia el último jueves-, la secretaria del Tesoro de EEUU, Janet Yellen, aprovechó la ventana de oportunidad para mandarle un mensaje a los cultores del yuan. Si bien la moneda BRICS estaría pensada con el respaldo del oro, Yellen sostuvo: “solo quiero reiterar lo que dije en el pasado, que creo que Estados Unidos puede estar seguro de que el dólar desempeñará un papel dominante para facilitar las transacciones internacionales y servir como moneda de reserva en los próximos años. No veo que ese papel se vea amenazado por ningún desarrollo, incluido el de una moneda común BRICS”. ¿Puede pensar la Argentina en contar con China como prestamista de última instancia con el FMI en contra de la utilización del yuan? Para pensar.
Cinco. Sumemos un dato que sirve para mensurar el contexto. Ocurre que el dólar se derrumbó en los últimos días. Claro está que esto no puede verificarse contra el peso argentino, pero sí contra otros activos. En los hechos, esos activos hoy deberían tener un precio más elevado -siempre medido en dólares. La tendencia no es nueva. De hecho, data de fines del año pasado y empata los registros de marzo de 2022. Una forma de medirlo es con el índice dólar (DXY). Este indicador compara la divisa estadounidense con una canasta de monedas y cayó más de 3% en los últimos días, alojándose en niveles que tenía justo antes que arranque la política monetaria contractiva de la FED que sirvió para aplacar, en parte, la escalada inflacionaria made in USA. Por supuesto, hay que relacionarlo con el dato de inflación estadounidense de junio que generó sorpresa por lo bueno y que puso al “mercado” en la fantasía de que se termina el ciclo de suba de tasas. ¿Piedra libre para los activos de los mercados emergentes? Si el dólar va a debilitarse en los próximos años, hay quienes auguran un buen ciclo para las materias primas.
Seis. Para el final, una de numerarios. Como informó Ámbito, el Estudio de las Cuentas Internacionales de la Argentina, que se conoció el último 29 de junio pasado (difundido por el INDEC) informó que los argentinos tienen u$s 428.635 millones en activos en el exterior por personas físicas y jurídicas. Una cuenta rápida arroja que la cifra casi duplica a la deuda externa, que es de u$s 275.093 millones. Otra forma de verlo es que aquel registro está cerca de ser el PBI total de la Argentina, que ronda los u$s 480.000 millones. En esa línea, la revista CEOWorld calculó, para mediados de julio, las fortunas locales. Marcos Galperin sigue al frente con u$s 4.800 millones mientras que Gregorio Perez Companc & family rondan los u$s 3.300 millones. Le siguen Eduardo Eurnekian con u$s 2.300 millones y Alejandro Bulgheroni (u$s 1.900 millones). Eduardo Costantini, fundador de Consultatio, se ubica en el quinto puesto con u$s 1.300 millones.
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