La derrota de Mariano West ante Walter Festa (9 de agosto de 2015), luego de dos décadas de conducción política del peronismo, impuso una gran pregunta: ¿ganar es sinónimo de conducir?
El peronismo – kirchnerista en campaña y cuando asumió el mando tuvo consignas tales como “transición”, “recambio generacional”, “liberación”, “fin de la vieja política”. A cuatro años de aquel comienzo que finaliza, el factor conducción – liderazgo está vacante. No solo es la figura que hace al verticalismo, que el movimiento justicialista entiende y que el PJ acompaña, para el caso de Moreno se trata de un PROYECTO que preserve conquistas y proyecte una inclusión real.
Véase que hace cuatro años atrás, el hombre que desplazó a West del poder Ejecutivo trabajó la palabra “abandono” más “el haber desaprovechado la década ganada y dorada del kirchnerismo”.
En 2019, Festa pierde la interna, no llega al piso, y quien lo vence, Mariel Fernández, utiliza el concepto “abandono”. Justo es señalar que fue Mariano West quien leyó las coordenadas nacionales del bautizado Frente de Todos, trabajó con paciencia académica la fórmula local y llamó a decir que el límite en Moreno era Festa.
LOS GANADORES ¿QUIÉNES PIERDEN?
Mariel Fernández conquistó el título de candidata por su trayectoria social y política, por su energía y convicción de jugar dentro del Frente de Todos. Tiene carácter, personalidad y determinación para hacer lo que antes se prometió y no se logró, pero sería incorrecto en términos periodísticos no subrayar que el Movimiento Moreno Peronista y Pueblo Libre son partícipes de la victoria y algo más: vuelven al ruedo tras cuatro años de espera activa en los claustros de la Universidad de Moreno.
La Lista 14 fue la única que construyó diversidad, cierta amplitud y una marca “movimientista y técnica”. Triunfó y, como dijo Mariel, “humildemente es la vencedora”, y perfila una gestión más comunitaria, barrial, sin roscas ni negociados, de cara al pueblo e interpelando a quienes defienden otros intereses. Se trata de un esquema donde el adversario tiene que ser visible, es decir, apuntar al sistema, arquitectos e ingenieros, del status quo local (obviando hablar de Mariano West). Los que están observados, los supuestos prescindibles, “aceptan” esa dirección con silencios elocuentes o declaraciones acotadas, cartas institucionales y un ESTAR pero mirando lo que OCURRE.
Walter Festa, el hombre que perdió con 32.271 votos en la interna, declaró que “Mariel Fernández no merece su acompañamiento”,.
Mariel Fernández expuso al precandidato Ramón Vera Chávez como apéndice de CAMBIEMOS, un dirigente que obtuvo 16.374 sufragios en la PASO del Frente de Todos.
Nunca nadie arrastró el total de votos cuando decide salir de un espacio o no jugar fervientemente en el mismo. Algo puede aportar en clave de señales presentes y futuras. Los votos son de la gente, frase de sentido común, pero el dirigente /a defiende su cosecha, un capital que a todos /as siempre les permitió negociar en la dirección que considera apropiada.
LA LÍNEA TRUJUI
Moreno es peronista, se dice y se repite. Incluso en la derrota de 1991 el peronismo ganó confianza y tras los cuatro años de Julio Asseff llegaron dos décadas de un plan, proyecto y liderazgo político.
La línea del Ferrocarril Sarmiento es territorio óptimo para el vecinalismo. Históricamente el apellido Asseff tieneun caudal de votos (propios) que fluctúa entre el 15 y el 20 por ciento, pero para ganar necesita del efecto arrastre de la boleta completa. A 28 años de la victoria de su padre, Aníbal Asseff regresa a la fuente, al vecinalismo, ya que Macri y Vidal o la boleta completa, no funcionan para pelear la elección municipal, lo arrastran hacia abajo.
La línea Trujui, en especial la frontera con San Miguel, muestra distintos momentos de tácticas peronistas. Joaquín De La Torre, actual Ministro de Gobierno de María Eugenia Vidal, evitó que el aluvión del Frente de Todos fagocite la intendencia de Jaime Méndez, de gestión peronista en Juntos por el Cambio. En agosto venció por diez puntos planificando territorio + big data. Casa por casa, cuadrículas perfiladas, boletas y opciones, logística y recursos. Ese modelo está en pleno desarrollo pero del lado morenense, en la línea Trujui y parte de Cuartel V. Es una versión del peronismo que apuesta a la candidatura de Aníbal Asseff como transición y que registra (como otras corrientes del peronismo) que no hay liderazgos ni proyectos incuestionables, por lo tanto evalúa que el mismo resultado de agosto no se repetirá en octubre.
DIEZ DILEMAS A RESOLVER
No es lo mismo elecciones Primarias que Generales.
No es lo mismo boleta corta que lista completa.
No es lo mismo dirigir que mandar.
No es lo mismo gobernar que conducir.
No es lo mismo juventud que experiencia.
No es lo mismo el PJ de cáscara vacía que una herramienta histórica y de gran vitalidad (más por lo que se viene).
No es lo mismo tener mayoría propia en el Concejo Deliberante que acordar consenso porque faltan manos.
No es lo mismo negocio que negociados.
No es lo mismo la obra pública cartelizada que lo público recuperando el trabajo en modelo cooperativo.
No es lo mismo un gobierno con diseño propio y estratégico que el que espera como único recurso la ayuda extraordinaria (que por supuesto Moreno necesita).
LAS URNAS DARÁN EL VEREDICTO ELECTORAL
En clave de polarización, digamos que Aníbal Asseff camina el distrito con su sello (algo que están haciendo varios intendentes de Juntos por el Cambio para intentar sostenerse). Para que la contienda se municipalice y estar cabeza a cabeza, debe hablar de las gestiones peronistas que gobiernan Moreno desde el año 1995. Toma un dato de la PASO: fue el más votado individualmente, 54.239 sufragios por Juntos por el Cambio, un 21, 47 por ciento del padrón total.
Mariel Fernández logró 42.269 votos y ganó la Primaria en el Frente de Todos que, sumando todas las propuestas, alcanzó 170.363 sufragios, un 67,44 por ciento del padrón total.
Por espacio electoral, es tan grande la diferencia que no merece agregados o anexos para explicar lo visible y objetivo. Pero la política, las dirigencias, las alianzas y alquimias que beben en la fuente inagotable del pragmatismo PERONISTA, más algún acontecimiento histórico, construyen interrogantes sobre la elección general del próximo 27 de octubre.
La etapa de transición se alimenta de la crisis de liderazgo que responde a la ausencia de un PROYECTO que enamore, seduzca y transforme el abandono que edificó la política… en épocas ganadas y años perdidos.
Comentá la nota