El presidente Mauricio Macri ató con Riquelme la continuidad del oficialismo en Boca.la construcción política del PRO se ha constituido en un avatar, y no es una señal neutral en la coalición oficialista, sino cargada de presagios con mínimo margen de error en la proyección a octubre de 2019.
Lalo Ramos, Emiliano Giri y Guillermo Montenegro, a tientas la búsqueda de un candidato que no existe, no aparece, es desconocido. El implante del diputado nacional, como aspirante a intendente, no cosecha prosperidad cuando se mide la imagen positiva o la intención de voto, no ni malo ni bueno, en realidad se lo desconoce.
Y tiene gusto a poco, su aparición como un tótem en las fotos que arman con funcionarios nacionales y provinciales. El oficialismo no pasa su mejor momento de su relación con la sociedad en su conjunto, hasta todas la franjas de sus votantes están en la larga cola de los reclamos.
Para el caso, ya hay un antecedente en 2017, en el armado de listas distritales y seccionales armadas digitalmente. MEV ejerció su indiscutible liderazgo para dotar de dominio propio, los ámbitos institucionales de discusión política, concejos deliberantes y cámaras legislativas.
El PRO tiene indudables problemas de identidad, no sale de su crisis de crecimiento y en realidad involuciona. En lugar de tomar a Agrupación Atlántica, como un bastón para hacer pié en la ciudad más importante del interior bonaerense y crecer a partir de … No. Eligió caer en la trampa de la conspiración, una celada que se implantó desde el minuto uno de una oposición, a la cual no son ajenos los propios socios e integrantes políticos de la coalición CAMBIEMOS.
El PRO saca, o intenta sacar (mejor dicho) conejos de la galera a la hora de elegir, a aspirantes de su propio riñón, y va por la vía del trasplante hasta que se consuma la frustración.
En Moreno, el PRO no termina de armar una candidatura y suma al intendente Walter Festa, infectado de conflictos. ¿Cómo? Lo asiste para pagar los sueldos, en un intento para sumarlo o reducirlo a una mínima expresión. Ergo la billetera, el poder se descuenta.
Hace un año aproximadamente, algunos marplatenses se enteraron que Guillermo Montenegro existía, luego que era marplatense y que lo querían disputando la intendencia con el espaldarazo amarillo. Y resulta complicada de instalar esa instancia. Alguna dosis de prurito de la ciudadanía marplatense, produce una dosis de expulsión del cuerpo extraño. No es culpa de Montenegro, a quien se lo ve a disgusto con su compromiso, luego de haber disputado con sonoro fracaso la intendencia de San Isidro.
Si Montenegro aparece rodeado de Héctor Rosso y Lucas Fiorini, sosteniéndolo públicamente, el vaso se colmata con una burbuja no con una gota. El legislador nacional en su terruño, sólo natal, se intentó aclimatar socialmente desde el multimedios La Capital y el lobby de los hoteles Hermitage y Provincial. A Scioli así la fue, desde allí hizo su peor elección y es uno de sus socios.
Según ha trascendido de fuentes irreprochables un grupo de adherentes al PRO entre los cuales se cuentan varios de sus secretarios, entre ellos Mourelle, Emiliano Giri y el propio Montenegro, ya en la cuenta regresiva a agosto de 2019, pusieron en marcha un plan recambio no de contención, ante el imperturbable ánimo del intendente Arroyo de ir por la reelección. Se diagrama su salida y no hay nada para descartar, la municipalidad está atascada y ya funciona por inercia, es irrefutable que así sucede.
Obvio, que el efecto conmociona en La Plata y en la Casa Rosada. Se brotan todos. Ahora ¿Cuál es la incidencia en todo lo que ocurre, del kirchnerismo, radicalismo, de los lilitos, de lo que resta de Pulti y de las 1.500 tapas en contra que ha publicado la opositora campaña del empresario Florencio Aldrey Iglesias?
La cadena de privilegios y beneficios a costa del Estado al monopolio gráfico marplatense, se cortó cuando Arroyo pisó su despacho como intendente. Una demostración de dignidad política, que no pudo ostentar ninguno de sus predecesores desde la década de los ‘90.
Lo de Macri con Riquelme, en la cabeza de esta columna, no está descolgado. Tampoco resulta caprichosa la mención de Festa en Moreno ni las dudosas compañías en la intrincada introducción de Montenegro para volverlo fumable en Mar del Plata. Así lo subieron al bote a Arroyo, que hoy descubren que es un Bolsonaro doméstico, con sus matices obviamente, no se va a pelar con Folha de San Pablo, entre otras cosas.
Para el PRO no está acotado sólo a estos casos. Lo mismo ocurre en Tandil, donde el intendente y pediatra radical duplica literalmente a todo el peronismo junto. El médico Miguel Angel Lunghi, en su cuarto período orilló el 70 % de los votos en 2015 y ubicó a la ciudad serrana como una gema en el contexto país. Allí el PRO inesperadamente ¿o no? también abrió una grieta, pero las dudas existen en cuando a la intencionalidad.
De pronto salen de la galera mágica, un futbolista, un humorista, un cheff, un árbitro de fútbol, un periodista, un locutor, todo es legítimo y algunas aspiraciones también son genuinas. Es como una fábrica en serie de “Bolsanarismo” en su versión gaucha. ¿Es la nueva política? Como se la pretende vender o una manifestación de una debilidad territorial que no sabe conquistar, en el peor momento del peronismo de toda su historia. Ya nadie quiere escuchar en el oficialismo la expresión brotes verdes, porque se siente el otoño y las caídas de las hojas amarillas en plena primavera.
Mar del Plata en la escala país, es la ciudad que tiene mayor visibilidad luego de la Capital Federal. Es La Matanza del interior bonaerense por su caudal de votos. No faltaron los augurios de helicóptero para el intendente que ha cumplido el 75 % de su mandato, con errores propios como debe ser, pero con problemas inducidos, operaciones a destajo, con una administración quebrada, sin capacidad de crédito y con sólo 3 sobre 24 concejales que le responden. La adversidad ha sido su copiloto, y no Dios, como él lo predica.
Es inexistente la mesa de conducción política de CAMBIEMOS en General Pueyrredon. Si el protagonismo excluyente es de quienes ha trascendido, la única señal es saber si en el bote hay algún encargado de las luces de bengala, que no se las olviden por las dudas, ésta es una ciudad con 1.000.000 de argentinos, que espera que la dirigencia política no pierda el sentido común y esté a la altura de la circunstancias. Sin que constituya un juicio de valor, una de las figuras con expectativas ciertas de votos expresó con tono de resignación. “Me dijeron que no saque la cabeza porque me la cortan”, más preocupación todavía, si se trata de una señal de gente que juega a fondo.
Jorge Elías Gómez
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