Planea recortar en un 30% los cargos, mantendrá la reducción salarial y les designará funciones ejecutivas a concejales. No tardó en marcar sus coincidencias con el votante de Milei y esquivó la queja ante el anuncio del fin de la obra pública, pero la sufrirá como todo intendente.
Por: Ramiro Melucci.
Si su primer mandato estuvo marcado por la pandemia y se presentó a la reelección con el sueño de lucirse en el segundo, en los últimos meses la realidad no paró de carcomerle la ilusión a Guillermo Montenegro. El intendente supo desde un principio que ganara quien ganase se aproximaban tiempos difíciles. De más ajuste. Pronto se le derrumbó la esperanza de un gobierno alineado de Juntos por el Cambio en Provincia y Nación. Enseguida sobrevino la crisis de la coalición opositora y se impuso Javier Milei, que ya prefigura un gobierno de estrecheces que no tardará en llegar a los municipios.
El presidente electo había dado un sinfín de señales en la campaña, pero ahora lo dijo por primera vez en su nueva condición, y con todas las letras: no habrá plata para obra pública. El intendente que quiera continuarlas deberá buscar la manera de financiarlas.
El gobierno de Montenegro reaccionó con mesura. Tomó el anuncio como si se tratara de una continuidad. Si ya estaban discriminando a Mar del Plata, si ya no le daban un peso y si las obras públicas ya estaban frenadas, ¿qué cambiaría? Tal fue la lógica que utilizó. “El impacto que vamos a tener acá no va a ser tan grande como el de otros municipios que recibían fondos importantes. En el reparto de ATN (Adelantos del Tesoro Nacional) estábamos últimos, y los anticipos para obras llegan en cuentagotas”, postulan en la comuna.
Recuerdan además que el municipio trabaja en conjunto con el sector privado, y que hay una serie de obras que no necesitan fondos públicos para ser ejecutadas. Como las que surgen de las compensaciones urbanísticas que pagan los desarrolladores de edificios beneficiados con excepciones, las que realiza Lamb Weston en el Parque Industrial a cambio de las facilidades que le dio el municipio para radicarse, las que se hicieron a través de la ordenanza de padrinazgo de los espacios públicos o las contribuciones por mejoras que abonan los frentistas para la construcción de asfaltos.
“Todo esto generó un gran interés de las próximas autoridades nacionales. No pararon de pedirnos información”, dicen cerca del intendente. Pero cualquiera reconoce que con esas alternativas no alcanza para satisfacer necesidades y demandas vecinales. Aun si se concede que había discriminación y que los fondos para las obras llegaban con demora, cabría preguntarse si es lo mismo a que no se envíe ni un centavo. Por algo están preocupados los intendentes: claramente no lo es.
Podrían tocarle la puerta a Axel Kicillof. El problema es que el gobernador se verá en una situación similar. Un legislador resumió como nadie el panorama sombrío: “Uno no la va a poner, el otro no la va a tener”. Hablaba de la plata para obras y otras necesidades de los municipios, que en ciertos casos es el pago de los sueldos y aguinaldos. Habría que colocar un asterisco para el caso local: si el gobernador consigue algo, ¿por qué ahora abonaría al lucimiento de Montenegro, el hombre que durante los últimos años sostuvo en lo más alto el cartel de la discriminación y que es, además, uno de sus opositores mejor posicionados para el próximo round electoral?
Un legislador resumió como nadie el panorama sombrío: “Uno no la va a poner, el otro no la va a tener”. Hablaba de la plata para obras y otras necesidades de los municipios.
Tras su neutralidad en el balotaje, el intendente no perdió tiempo para empezar a congraciarse con el presidente electo. De entrada dijo que los que lo votaron comparten los valores que él promueve desde el municipio: austeridad, ordenamiento de las cuentas públicas y acompañamiento al sector privado. Desplegó el manual liberal de punta a punta: afirmó que es el sector privado el que genera empleo y apuntó que en Mar del Plata el 90% del trabajo es privado; recordó que le sacó escollos a la industria y el comercio; subrayó su rechazo a la toma de tierras y su defensa a la propiedad privada. “El que gobierna no tiene que tener privilegios”, remató.
La dirigencia local de La Libertad Avanza es una de las que más pone en duda tales logros. Los cuestionó durante toda la campaña. Y en los últimos días se concentró en otro asunto: estableció diferencias entre la actitud del sector del PRO local que colaboró en la fiscalización con la de Montenegro, que no jugó para ningún candidato. La distinción la hicieron desde el armador seccional, Alejandro Carrancio, y la futura diputada nacional, Juliana Santillán, hasta el excandidato a intendente, Rolando Demaio, y los concejales electos. Un trasfondo menos ostensible develó Carrancio –exjefe del bloque oficialista en el Concejo y futuro diputado provincial– cuando ventiló que “se cruzaron límites” y que solo volvería a hablar con el intendente si hay un pedido de disculpas.
Fuera de esa vieja disputa, el jefe comunal volvió a hacer lo que más le gusta: anticiparse. Como quien ofrece un indicio, el lunes anunció que le iba a pedir al gobierno de Milei el envío de las fuerzas federales que le sacó el de Alberto Fernández en el inicio de su gestión. Recién el jueves, cuando se supo que Patricia Bullrich será la ministra de Seguridad, el título de los medios terminó de cobrar sentido: fue ella como ministra de Mauricio Macri la que había enviado a los gendarmes; también la que, en su rol de candidata, prometió que regresarían.
Como el de Bullrich, otros nombres del gabinete de Milei suenan familiares para Montenegro. Uno es el de Gustavo Morón, que estará a cargo de la Secretaría de Trabajo, al que conoció en el Ministerio de Seguridad porteño. Otro es el de Pablo de la Torre, el próximo secretario de Desarrollo Social: es el hermano de Joaquín de la Torre, senador provincial y exfuncionario de María Eugenia Vidal. También el del consultor Santiago Caputo, destacado por Milei en su primer discurso como presidente electo. “La lista es larga. Casi que tenemos más conocidos en este nuevo gabinete que en el que tenía Macri”, exageran cerca del intendente. El asunto no va a ser el acceso a los números telefónicos de los funcionarios del Gobierno. “Los contactos están –aseguran–. El tema es si les van a permitir largar algo”.
Con ese paisaje de asperezas en el horizonte, Montenegro debe definir el presupuesto 2024. Pidió una prórroga y debería enviarlo al Concejo en estos días, pero la incertidumbre nacional y provincial lo empujarán a solicitar más plazo. “Es imposible armarlo”, sintetizan en su entorno.
El asunto no va a ser el acceso a los números telefónicos de los funcionarios del Gobierno. “Los contactos están –aseguran en el municipio–. El tema es si les van a permitir largar algo”.
La reconfiguración del gabinete para el segundo mandato es lo que demanda las mayores energías. Prima el hermetismo. Se anticipan modificaciones estructurales y se evitan los nombres, pero ayer a la mañana, tras una reunión de la mesa chica, asomaron las primeras definiciones: se reducirá en aproximadamente un 30% la cantidad de cargos políticos, se mantendrá la reducción del 30% en el salario del intendente y de 20% para los secretarios, presidentes de entes y subsecretarios, y habrá concejales con funciones ejecutivas que sólo cobrarán como ediles. “En suma, se va a reducir a la mitad la partida para la planta política”. revelan en el Ejecutivo.
Hay quienes ponen como fecha para los anuncios el próximo fin de semana largo. Con todo, hubo decisiones que se adelantaron a los tiempos previstos por el intendente. El subsecretario de Movilidad Urbana, Dante Galván, contó que presentó su renuncia cuando en el municipio procuraban no darlo por hecho. Imposible no relacionar su partida con las frustraciones del pliego del transporte, con la devolución del expediente al Ejecutivo –promovida por el propio oficialismo tras las fuertes críticas de los concesionarios– y con los últimos acontecimientos en la materia.
La foto de Montenegro con la presidenta del Concejo, Marina Sánchez Herrero, y concejales de los distintos bloques del oficialismo en la presentación de los 25 nuevos colectivos significa, además de un mensaje de unidad de Juntos por el Cambio en la ciudad, el preámbulo de tiempos más venturosos para el proyecto oficial, facilitados, claro, por la mayoría oficialista que tendrá en el recinto. El intendente aprovechó el momento para anunciar una línea anular y el boleto combinado. Otra vez: no se pueden escindir esas perspectivas de mejora que se anticiparon hace casi dos semanas con el incremento de cerca del 80% del boleto que se anunció el viernes y empezará a regir el 8 de diciembre.
Conviene prestarle atención a otro punto. El comunicado oficial mencionó una disminución de los subsidios nacionales y provinciales al transporte: entre marzo de 2022 y abril 2023 cubrían el 30,4% del costo del servicio y ahora cubren el 20,12%. Como en el caso de la obra pública, habrá que empezar a preguntarse si no es mejor que nada.
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