El intendente tiene un rol central en la del oficialismo y la jefa de Anses inauguró la del Frente de Todos con críticas a la gestión. Especulaciones sobre el gabinete y el Concejo. Y la interna que se esfuma.
No hubo que esperar al cierre de listas para tener indicios de cómo será el camino rumbo a las PASO. En las semanas previas ya se veía lo que ahora se confirma: Guillermo Montenegro se puso al frente de la campaña del oficialismo y su imagen, así como el discurso que hilvanó en la pandemia, será el principal activo de la candidatura de Fernando Muro.
El secretario de Desarrollo Productivo emerge como el funcionario que mejor representa la mirada flexible del gobierno municipal ante las restricciones impuestas por la administración de Axel Kicillof. La lista local de unidad que Montenegro logró acordar con el jefe de la UCR bonaerense, Maximiliano Abad, buscará sacar provecho de esa controversia que, aunque por momentos camuflada, siempre existió con la Provincia.
“Es una elección para definir de qué lado estamos”, marcó el intendente en la presentación de la lista de concejales. Él se ubicó del lado “del que labura y del que estudia” y dejó puntos suspensivos para que se interpretara que en la otra orilla se para el Frente de Todos.
El rol de precandidato opositor en la provincia de Buenos Aires llevó a su hombre de máxima confianza, Alejandro Rabinovich, a establecer las diferencias con menos disimulo. En sus primeras declaraciones como aspirante a un escaño en el Senado bonaerense lamentó la “cuarentena más extensa del mundo”, los 100 mil muertos por coronavirus y la espera por las segundas dosis de la Sputnik.
El coordinador de Gabinete también criticó al gobierno de Kicillof por tomar decisiones desde La Plata “sin tener en cuenta las realidades” de los distintos distritos, acusó al kirchnerismo de “meterles piedras a las pymes” y de causar un “daño emocional y pedagógico” con la suspensión de las clases presenciales. Hasta atacó la falta de promoción de la Provincia a las vacaciones de invierno. “Se apostó a que no exista el turismo”, disparó.
La campaña hace el embrujo: el principal funcionario de un municipio que siempre formó parte del ala moderada de Juntos por el Cambio tardó menos de una semana en adquirir el aspecto de un halcón.
El rol de precandidato opositor en la provincia de Buenos Aires llevó al coordinador de Gabinete, Alejandro Rabinovich, a establecer con menos disimulo las diferencias con Kicillof.
La única variante que presenta el escenario no es el tono discursivo. La decisión de ubicar al secretario de Desarrollo Productivo y al coordinador de Gabinete al frente de las listas hace entornar la mirada a la futura conformación del equipo. Muro será concejal y Rabinovich, salvo un cataclismo, senador. Sus puestos son codiciados. Rabinovich se comprometió a seguir cumpliendo desde Mar del Plata parte de sus tareas, pero eso no reprime las especulaciones palaciegas.
La ruptura con Lucas Fiorini y el encono de Nicolás Lauría dejaron otras vacantes. El cierre de listas auspició, como de costumbre, negociaciones a varias bandas. Los menos favorecidos suelen ser compensados después. El secretario de Gobierno, Santiago Bonifatti, excluido en el reparto electoral (su agrupación, Sumar, no coló ningún candidato a concejal) fue retribuido con la Delegación del Puerto, donde Patricio Ciminelli será el reemplazante de Luis Ignoto. Tarde o temprano también será recompensada la jefa del bloque radical, Vilma Baragiola, relegada a un puesto testimonial en la lista de senadores provinciales del radicalismo.
Su partida del Concejo Deliberante y la de otra experimentada edil radical, Cristina Coria, confluirá en diciembre con un enmarañado panorama legislativo para el oficialismo. La salida de Lauría, herido por el cierre de listas (ya había empezado a promocionar la candidatura de Franco Luna cuando le avisaron que no había lugar) no solo significa la pérdida del segundo jefe de bloque en menos de tres meses, sino que además deja a los concejales que respaldan la gestión cada vez más lejos de la mayoría propia. Ni siquiera una gran elección en noviembre alteraría esa carencia.
La complejidad puede compendiarse en tres evidencias. El gobierno municipal dependerá cada vez más de Acción Marplatense. El futuro presidente del Concejo (o presidenta, porque nadie ha desmentido la versión de que Marina Sánchez Herrero ocuparía el cetro) precisaría apelar más de una vez al voto doble para desempatar discusiones. Tal prerrogativa devendrá insuficiente para dirimir los expedientes que requieran de una mayoría absoluta.
El intendente conoce las dificultades legislativas que se avecinan, pero es cauto. Está convencido de que el análisis de hoy puede cambiar con el resultado de la elección. No porque el gobierno municipal vaya a lograr la mayoría (lo cree imposible), sino porque estima que nunca faltarán heridos o necesitados dispuestos a entablar el diálogo. Y porque mira la Legislatura bonaerense: ¿Kicillof logrará dejar de depender de Juntos por el Cambio o seguirá obligado a negociar? Variables que estarán sobre la mesa a la hora de hacer menos empinado y serpenteante el camino de los proyectos oficiales.
El inicio de la campaña también marcó una continuidad en el Frente de Todos. La primera candidata a concejal de la lista impulsada por Fernanda Raverta, Virginia Sívori, buscará erigirse en portavoz de los principales anuncios de la Nación y la Provincia para Mar del Plata. Pueden anotarse la inversión de $ 60 millones para el Parque Industrial y las obras de repavimentación de la ruta 11.
El traje de oficialista provincial y nacional no será el único que se pondrá Sívori en la campaña. Su jefa política, Fernanda Raverta, acaba de acercarle el otro: el que ratifica su condición de candidata opositora en la ciudad. En la presentación de la lista de concejales, la directora ejecutiva de la Anses no ahorró críticas a la gestión local. Dijo que todo está igual o peor que antes. Y que no hay compromiso para gestionar ni para planificar. Sívori, alumna ejemplar, la siguió con una alusión al latiguillo de Montenegro: “No alcanza con decir muchas veces la palabra laburo. Hay que llenarla con políticas públicas”.
A esa altura en el Frente de Todos ya sabían que la lista de Rodolfo “Manino” Iriart había sido “observada” en la Junta Electoral partidaria, lo que amputaría la competencia interna en las PASO.
En los últimos dos años tres dirigentes quisieron desafiar a Raverta. Gustavo Pulti, que buscó una interna en 2019 pero no se la habilitaron. Horacio Tettamanti, que ese mismo año inscribió su lista pero luego la bajó porque la Junta le vedaba el uso de la boleta sábana. E Iriart, que a través del jefe de Gabinete de la Nación, Santiago Cafiero, exploró el camino del “albertismo” con un final que no sería distinto.
Esas desventuras, cada una con sus particularidades, ratifica que en el Frente de Todos de la provincia de Buenos Aires manda La Cámpora. En ese engranaje Mar del Plata es una postal de un paisaje general. La Junta bajó 65 listas y eliminó la competencia interna en todos los distritos gobernados por el kirchnerismo, salvo en José C. Paz. En cambio, habilitó internas en 24 municipios administrados por otras fuerzas políticas. Raverta quedó en 2019 a menos de 10 mil votos de ser intendenta, pero le respetan el territorio como si lo fuera.
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