El intendente Guillermo Montenegro participó en Olavarría de una sorpresiva reunión de intendentes, que ofreció distintas lecturas, de acuerdo a quien formule las mismas.
Montenegro cumplió con todo el protocolo a principios de febrero, cuando ofició de lazarillo al jefe de gobierno de CABA, Horacio Rodríguez Larreta, visitando en Mar del Plata a quien inauguró el vacunatorio VIP, Florencio Aldrey Iglesias.
La mudanza de CABA a territorio bonaerense y viceversa, produjo ánimo controversial en el PRO, por resultar improcedente e inoportuno. No son las mejores señales las que se emiten, cuando parten desde quienes tienen responsabilidad de gestión y cumplen mandato, ya que se exponen a una situación de agobio en medio de la inédita pandemia.
Duros y blandos, halcones y palomas, la interna amarilla avanza en la primera plana de los medios y se debate en las redes sociales. Compiten con el estrago del oficialismo en Provincia y Nación.
Ese trance, prudentemente había sido observado por el intendente marplatense, pero el avance en la confección de listas ante el inminente cierre de las mismas, provocó el abandono de un perfil distante a este tipo de participaciones.
A tal punto que a Montenegro se lo dio en llamar la “figurita difícil” del PRO, y hasta algunos osados hasta se animaron a calificarlo como el más K del PRO, por su acercamiento nada disimulado a Alberto Fernández, cuando éste ostentaba 70 % de imagen positiva en el primer semestre de 2020.
La casi definida candidatura de Facundo Manes por la UCR y el ordenamiento partidario radical en la Provincia de Buenos Aires, terminaron de hacer sonar las alarmas en la “quietud” política de Montenegro, quien sostenía que las discusiones políticas estaban vedadas en su gobierno.
Apurado por saldar esta instancia recorrió los 300 kilómetros que separan Mar del Plata de Olavarría y acudió al llamado de Horacio Rodríguez Larreta a la capital del cemento.
El jefe de Gobierno de CABA, apura definiciones apuntando a la candidatura presidencial de 2023, en un relativamente velado enfrentamiento con Mauricio Macri, y en la brega no faltó hasta la denominación de “parricidio”, que se echó a rodar por el intento.
Ya en el 2019 Montenegro alentaba el Plan V, cuando era auspiciado a intendente de General Pueyrredon. El adelanto de las elecciones con María Eugenia Vidal como candidata, fue abortado por el propio ex presidente de la Nación en funciones. Mauricio Macri desembarcó en Chapadmalal, donde se propiciaba junto al mar, el intento de neutralizar la coalición con la pata peronista de Miguel Angel Pichetto, que impulsó Macri.
En el territorio bonaerense de Vidal, Cambiemos perdió la chance de ir a una segunda vuelta. La ex gobernadora adoleció de una organización fiscalizadora en la provincia, muy lejos de estar a la altura de las circunstancias, la rodeaban hombres del justicialismo como De La Torre (su ministro político) quien instrumentó un tutorial del corte de boleta en el conurbano bonaerense para perjudicar a Macri Pichetto.
Que las PASO se tomaran como una primera vuelta, no obstante, detonaron en el 41 %, que hoy a la luz de los acontecimientos, se constituyó en una barrera para que el kirchnerismo no obtuviera quorum propio en la Cámara de Diputados de la Nación, para sacar leyes a su antojo y sin los costos políticos de los DNU.
Ese papel, fue denunciado entre otros por Miguel Pichetto y Ricardo López Murphy, quienes aseguraron que Baradel tuvo el control absoluto en las mesas de la primera y tercera secciones electorales de la provincia, desde donde apareció la diferencia de 1.800.000 votos y contribuyó a la distribución de bancas en la cámara baja.
Vidal perdió en 2019 por 20 puntos porcentuales en las PASO con Axel Kicillof. Claro ahora no quiere volver a la Provincia de Buenos Aires, imaginando algún otro destino en 2023. Debe recordarse que Fabián Perechodnik, jefe de campaña de Daniel Scioli en 2015, fue su secretario privado entre 2015 y 2019 cuando Vidal estuvo al frente de la gobernación. No es un dato menor.
Montenegro fue testigo privilegiado de ese proceso y el actual reflejo es Vamos Juntos, el sub bloque propio en el HCD de la MGP, donde ninguno de sus 4 integrantes, están genuinamente alineados bajo su conducción. Debió echar a Carrancio y llamar de apuro a la gastronómica Morro, una Moyano con bandeja.
Su natural sucesor, el concejal Nicolás Lauría, pertenece al Partido FE y la UATRE, cuyos dirigentes en el orden nacional ya se reportaron a Sergio Massa en Diputados y AF en la Casa Rosada. Pasaron de Juntos Por el Cambio al Frente de Todos, sin paradas intermedias.
Comentá la nota