A 13 días de que Guillermo Montenegro asuma la Intendencia de General Pueyrredon, en su equipo están cada vez más convencidos de que los problemas que tendrán que enfrentar serán superiores a lo previsto.
Por: Mariano Suárez.
“La idea general era que Arroyo había paralizado la gestión, pero que las cuentas estaban ordenadas. Y la verdad que las cuentas son un desastre”, grafica un hombre clave en el equipo del intendente electo.
Para Carlos Arroyo y su equipo, el 10 de diciembre entregarán un municipio impecable, con superávit incluso. El equipo entrante ya anticipa un déficit superior al que dejó la gestión de Gustavo Pulti en 2015. ¿Cómo puede haber miradas tan disímiles en torno a una ciencia exacta?
“En los cálculos del arroyismo se olvidan, por ejemplo, de una deuda de 800 millones de pesos con el IPS. Hay cerca de 500 millones de pequeños prestadores. Todo eso no lo toman en cuenta para hacer el balance de las cuentas. Así es fácil que cierren las cuentas”, argumentan. Con este panorama, se entiende más por qué Montenegro anunció públicamente que el intendente no le deja fondos para cubrir los sueldos de diciembre. Y también la necesidad de empezar a generar lazos con los gobiernos nacional y provincial que, todo indica, deberán auxiliar las finanzas locales.
Desde la intervención de Guillermo Arroyo, que intentó convertirse sin consenso en el coordinador de la transición, Montenegro no volvió a hablar con el intendente. “Si me llama lo voy a atender”, dijo este miércoles el jefe comunal. Salvo algo excepcional, eso no pasarán: Montenegro tiene previsto volver a verlo el 10 de diciembre, cuando Arroyo deje el municipio.
Más allá de ese diálogo roto, en su entorno destacan que “por lo bajo” se está dando una transición saludable. Germán Blanco, futuro secretario de Hacienda, trabaja con el actual Alfredo Osorio. Desde que fue anunciado como secretario de Gobierno, Santiago Bonifatti pudo avanzar en un diálogo fructífero con Alejandro Vicente.
También, pese a cuestionar la falta de gestión del gobierno arroyista para sostener cargos docentes, el futuro secretario de Educación Sebastián Puglisi encontró buena predisposición de parte de Luis Distéfano. “En algunas áreas puntuales encontramos resistencia. Especialmente con el arroyismo más duro”, explican. El ejemplo palmario es Desarrollo Social, cartera que actualmente conduce Patricia Leniz, una de las funcionarias de mayor confianza de Arroyo que incluso asumió la jefatura de campaña de cara a las generales. A juzgar por el magro resultado de la Agrupación Atlántica, su labor no fue muy destacada.
“Estamos encontrando muchas cosas que nos llaman la atención. Es una de las áreas que más nos preocupa. El 10 de diciembre vamos a descubrir si lo que nos dicen es verdad o no”, advierten desde el entorno del jefe comunal electo.
Mientras afronta lo desafíos de la transición, Montenegro también debe lidiar con las pujas internas por el armado del gabinete. La designación de Bonifatti tuvo impacto en el entorno (no el más cercano) del diputado nacional, que se sorprendió especialmente por el cargo en cuestión.
El excandidato a intendente de Consenso Federal no desembarcaría solo. Algunas personas de su confianza tendrían lugares en cargos de segunda y tercera línea, lo cual incrementará su peso dentro del gabinete.
Tras aquel desembarco que movilizó las aguas, llegó la avanzada radical: Montenegro eligió a Verónica Hourquebié y a Jorge González como titulares de Desarrollo Social y Obras. La exconcejal responde al diputado Maximiliano Abad, mientras que el “Guasa” ocupó ese cargo durante la gestión de Daniel Katz y forma parte de su círculo íntimo.
Esos nombramientos llegaron en medio de la puja por la presidencia del Concejo Deliberante entre la Unión Cívica Radical y Crear. Los radicales argumentan que conforman el espacio mayoritario dentro del oficialismo y por eso les corresponde. El espacio del senador Lucas Fiorini, avalado por el ministro de Gobierno Joaquín De la Torre, recuerda que tras el cierre de listas Montenegro se comprometió a otorgarle ese lugar a Alejandro Carrancio.
La balanza, hoy, parece inclinarse hacia Ariel Martínez Bordaisco, concejal del riñón de Abad. La incógnita pasaba por saber si todos los concejales radicales iban a poder encontrar consenso sobre el candidato a asumir la presidencia. Y todo indica que tras arduas negociaciones Bordaisco tendría el visto bueno de los otros tres ediles (Marianela Romero, Cristina Coria y Vilma Baragiola).
En el entorno de Montenegro tratan de minimizar los descontentos de los sectores que imaginaban mayor participación y remarcan que desde el principio plantearon que la lógica del armado del gabinete no iba a ser “por espacios” sino que se analizaría caso por caso.
Antes de la asunción del 10 de diciembre (el acto sería a la mañana en el Concejo Deliberante), Montenegro tiene previsto realizar un “retiro espiritual”, al mejor estilo Macri y Vidal, para reunir a todo el gabinete. Será una reunión para planificar el trabajo, pero también les permitirá a los futuros funcionarios distenderse. Acaso la última oportunidad de distenderse antes del inicio de una gestión que demandará dedicación plena.
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