Panorama Político Local. El intendente forma parte de la dirigencia del PRO dispuesta a colaborar con Milei. Modera posicionamientos y disimula dificultades. Pero no tiene interlocutores confiables y el municipio padece los recortes nacionales.
Por Ramiro Melucci.
Quiere ayudarlo. Está de acuerdo con los cambios profundos que busca introducir. Los aplaude. Pero al mismo tiempo va notando que, llevados a la práctica, esos cambios vuelven cada vez más insuficientes los fondos municipales, tornan cada vez más dificultosos los auxilios provinciales y cierran la posibilidad de contar con el Gobierno nacional.
Busca acercarse. Insiste con las críticas al kirchnerismo. Lo responsabiliza de todos los males actuales. Pero se encuentra en el camino con disposiciones del gobierno libertario que ponen a la ciudad siempre al borde de una batalla: ley de pesca, Zona Fría y transporte, en ese orden cronológico.
Pretende ser escuchado y que lo consulten. Llama. Se reúne. Pero lo que le prometen un día se lo eliminan al otro, sin más explicaciones que un comunicado de prensa.
En medio de esas aguas con correntadas opuestas flota hoy el barco que timonea Guillermo Montenegro. El intendente forma parte de la dirigencia del PRO dispuesta a colaborar con el gobierno de Javier Milei. Sus dificultades para lograrlo son las que, en general, presenta toda la oposición dialoguista. Es que la administración libertaria no se parece a nada de lo que ha habido. En ningún punto.
Se ven los esfuerzos por no ser del todo drástico. La eliminación del Fondo Compensador del Interior para el transporte es la discriminación con el área metropolitana llevada a su máxima expresión. Montenegro lo puso en números: “Ahora el subsidio es 100% para el AMBA y cero para el interior”. Y aseguró que “se acentuó la asimetría”. Pero no sin antes recordar “el festival de subsidios” y el “gasto público enorme” del kirchnerismo que generó “un desmadre económico con una inflación desatada”. Un gesto discursivo al Gobierno en medio de un reclamo genuino, por un reparto desigual que, conviene aclararlo, atravesó gobiernos nacionales de todos los colores políticos.
Se aprecian otros. “Fui escuchado”, dice cuando refiere a los cambios que el Gobierno pretendía introducir en el Régimen Federal de Pesca. Lo dice con el recuerdo de aquella reunión con el ministro del Interior, Guillermo Francos, en la Casa Rosada. Lo comenta sobre todo para que no se repita lo que ocurrió con el transporte, que una tarde fue con otros intendentes a entrevistarse con el secretario de Nación, Franco Mogetta, y a los pocos días se enteró por los diarios que eliminaban los subsidios para el interior. Y subraya aquello de que fue “escuchado” aun cuando no fue el Gobierno, sino la falta de voluntades en la Cámara de Diputados, la que hizo caer el capítulo pesquero de la ya también caída ley ómnibus.
Sus dificultades para colaborar son las que, en general, presenta toda la oposición dialoguista. Es que la administración libertaria no se parece a nada de lo que ha habido.
Dime de quiénes te rodeas y te diré cómo piensas. Montenegro invitó a los festejos de los 150 años de Mar del Plata al gobernador de Entre Ríos, Rogelio Frigerio; al diputado Diego Santilli y al exsenador Esteban Bullrich. Cenó y almorzó con ellos. El mandatario entrerriano está en una situación análoga a la de él, entre la colaboración a Milei y las dificultades para gobernar. El excandidato a gobernador es uno de los más entusiastas a la hora de defender el cambio que comenzó en el país el 10 de diciembre. Ese fin de semana hubo además otro almuerzo, al que se sumaron Emilio Monzó y Maximiliano Abad. Volvió a quedar en claro la predisposición a cooperar, pero al mismo tiempo la necesidad de mejorar el diálogo con el Gobierno.
Al finalizar los festejos el intendente emprendió otra gira por Capital. Mantuvo nuevos encuentros partidarios, se comunicó con los intendentes de la Red Federal para definir el documento sobre el transporte (no asistió al Congreso, como sí hicieron otros) y circuló por radios y sets de televisión.
La red de intendentes, integrada por alcaldes de grandes ciudades de distintas pertenencias partidarias, le permite plantear lo fundamental sin quedar expuesto. A los que ni se arrimó fue a los de la Federación Argentina de Municipios (FAM), conducida por el matancero Fernando Espinosa, que pidieron ser escuchados por el Gobierno para reclamar respuestas en transporte, alimentos, educación, salud y obra pública.
El nuevo raid capitalino lo sorprendió con un debate candente en los medios sobre los fondos de las provincias destinados a recitales gratuitos, impulsado por declaraciones de Milei y condensado en la polémica desigual entre el propio Presidente y la cantante Lali Espósito. El intendente, que empieza a amigarse con la exposición nacional, se vio en la obligación de aclarar que los aportes de los festejos por el aniversario de la ciudad salieron del sector privado, pero reconoció las publicidades que el mismo fin de semana pagó con el Fondo de Promoción Turística.
No todo es lineal. Mientras él y su partido discuten la manera más conveniente de converger con La Libertad Avanza, en Mar del Plata la representación libertaria por ahora no tiene en los planes abandonar su perfil opositor al gobierno municipal. Fue la diputada nacional Juliana Santillán, integrante de ese armado, una de las que cuestionó el destino de los fondos publicitarios.
El nuevo raid lo sorprendió con un debate candente en los medios sobre los fondos de las provincias destinados a recitales gratuitos, condensado en la polémica desigual entre el propio Presidente y la cantante Lali Espósito.
El intendente tampoco lo necesita. Tiene en el Concejo un interbloque con mayoría propia conformado por el PRO, el radicalismo y la Coalición Cívica. Le alcanza para sancionar las ordenanzas que precisa.
La próxima será una nueva delegación de facultades para aumentar el boleto. Las comisiones de Movilidad Urbana y Legislación buscarán darle dictamen mañana. En principio la decisión es sancionarla en el período ordinario de sesiones, que comienza el 1 de marzo.
Los consensos del interbloque de Juntos por el Cambio son públicos. Todo lo importante que el oficialismo pone arriba de la mesa del Concejo para debatir con la oposición llega con un preacuerdo interno. Es la mejor forma de que no queden en evidencia las diferencias, que están sin ser vistas en casi todo aquello que el sentido común dice que ya debió haberse tratado pero no se trató.
Hay ejemplos de todos los temas. Pero el que por estas horas surge con más claridad es el de la Defensoría del Pueblo. El interbloque oficialista hizo una ordenanza en tiempo récord para que sean sus votos los que elijan al defensor del pueblo que reemplace a los tres que tienen mandato prorrogado. La urgencia parecía conllevar el mensaje de que ya tenía al elegido y solo faltaba votarlo. De hecho, la idea era abrir en enero el registro para que se anotaran los postulantes. Pero pasaron las semanas y todavía no se abrió. El contraste con la velocidad inicial es tan evidente que deja en claro el desacuerdo interno: por ahora, hay fumata negra en la designación del defensor.
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