Monsanto: la semilla de la discordia

Monsanto: la semilla de la discordia
Cuáles son las razones de quienes no quieren a Monsanto y qué contesta la empresa. Información y un debate necesario.

Por qué no lo quieren a Monsanto

Hace 19 días que los portones de ingreso a la planta que Monsanto está construyendo en Malvinas Argentinas están bloqueados. Es que la asamblea “Malvinas Lucha por la Vida” quiere lejos de Córdoba a la multinacional y están dispuestos a no dar un paso al costado, al menos hasta que la Provincia llame a una consulta popular y la obra se mantenga paralizada “para que sean los vecinos los que decidan”.

El grupo Malvinas Lucha por la Vida, integrado por el colectivo de los Médicos y Pueblos Fumigados, agrupaciones de izquierda y vecinos de la localidad, sostiene que la actividad de Monsanto en la zona generará una “elevada contaminación ambiental” por el “uso de millones de litros de agroquímicos para curar semillas de maíz” y “la enorme cantidad de silos que se van a instalar en la zona”.

Pero además, y por esto justifica la asamblea la presencia de gente que no es de Malvinas en el bloqueo, están en contra “del modelo productivo de la multinacional”, ya que aseguran que el maíz transgénico que saldrá de Malvinas generará daños ambientales en todos los campos.

Pulmón de granjero. El doctor Medardo Ávila Vázquez, representante de la asamblea, asegura que en la planta de Monsanto se van a instalar 200 silos. El riesgo es una enfermedad llamada “pulmón de granjero” que produce la formación de fibrosis en los pulmones. “El maíz guardado genera gases y libera humedad, por lo que se puede arruinar con hongos o gorgojo. Dentro, los granos se van moviendo y golpeando, lo que hace que el esmalte natural que los recubre se rompa, esas partículas se liberan al ambiente y es lo que genera esta enfermedad”, explicó. Para el médico, la situación en Malvinas será peor “ya que no existe en Latinoamérica un lugar donde existan tantos silos juntos y los granos estarán recubiertos con una película de agroquímicos”.

Contaminación del suelo y el agua. Otro de los temores es el uso de agroquímicos en la planta para el curado de semillas. Ávila Vázquez indica que se utilizarán “millones de litros” y que una parte de esos efluentes deben ser desechados, “por lo que se liberarán al suelo y al agua, provocando un grave perjuicio”.

Menos bichos. Con esta semilla, avanzará la frontera agrícola y morirán muchos insectos. “Estas semillas están prohibidas en Europa porque han llevado a la muerte masiva de abejas, mariposas monarcas y vaquitas de San Antonio”, señaló el médico.

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La empresa dice que no contamina

Monsanto asegura que la planta que está construyendo en Malvinas Argentinas no contaminará y que todo el procedimiento está absolutamente controlado. “El volumen de agroquímicos que se va a manejar en la planta es bajo porque lo que se hace es recubrir a las semillas de maíz con una fina película de estos productos para lo que se utilizan dosis muy pequeñas. La planta que tenemos en Rojas, provincia de Buenos Aires, está pegada a un country donde viven unas 20 mil personas, si hubiera algún problema de mal olor o polvo en suspensión no podríamos estar desde hace 20 años en el lugar. Estas denuncias se hacen para crear confusión”, asegura Adrián Vilaplana, gerente de Asuntos Institucionales de Monsanto.

Además, según el directivo de la firma, el maíz que se producirá en Malvinas permitirá que se utilice menos insecticidas y herbicidas en los campos ya que tiene “un evento tecnológico” que protege a la planta de insectos lepidópteros (mariposas).

Emisiones. La construcción de su planta en Malvinas se hace en etapas. 40 es la cantidad de silos que se va a instalar en esta primera fase con una capacidad de 140 toneladas de semilla de maíz cada uno. “Todo el proceso de producción cuenta con sistemas de aspiración, que por medio de filtros de mangas garantizan que los niveles de emisiones sean despreciables, en tamaño y cantidad, muy por debajo de los requerimientos ambientales”, aseguran.

Agroquímicos. Se prevé utilizar un volumen de 350 metros cúbicos de agroquímicos anuales, básicamente insecticidas y fungicidas. “Estas sustancias son de base acuosa y se manejan en circuitos cerrados de cañerías y tanques. Todas las áreas en donde se almacenan, mezclan y aplican estos productos tienen un sistema de doble contención, con el objeto que ante alguna rotura eventual de un envase, o cañería, el producto quede seguro”, explicó.

Residuos. Explican que “los residuos provienen de la limpieza de los equipos involucrados con el proceso de curado de semillas. Gran parte son reutilizados en el mismo proceso. El remanente es dispuesto en una cisterna ubicada dentro de una contención de hormigón que cuando alcanza cierto nivel es transportada hacia un tratador de residuos especiales para su disposición final”.

Sólo mata plagas. La transformación genética del maíz de Monsanto le da a la semilla una protección contra insectos ya que producen una proteína denominada BT que destruye el sistema digestivo de los bichos que la atacan. “Esta proteína es selectiva y sólo afecta a los insectos que son considerados plaga para los cultivos”, asegura Vilaplana.

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