La situación precaria de los laburantes, alguno con más de siete años en negro en el monopolio ERSA, fue descubierta mediante una inspección del Ministerio de Trabajo de la Nación. Lo peor es que el monopolio recibe millonarios subsidios de la nación, para costear el salario, pero indudablemente termina en los champanes y en la ostentación de los Romero.
Una inspección del Departamento de Trabajo de la Nación de los kirchner, ocasionó el cese laboral de alrededor de 120 empleados de la empresa de Transporte ERSA, entre los que se encontraban chóferes y mecánicos de sus unidades urbanas en la capital correntina.
Los trabajadores censados no estaban regularizados legalmente, aunque en su mayoría, tendrían más de 7 años de antigüedad.
El grupo Romero decidió pagar la multa y despachar a los cientos de laburantes que estaban en situación irregular (en negro), bajo el pleno silencio cómplice del gremio UTA, con quienes Romero mantiene un fluido acceso carnal de entrega total.
Tras el procedimiento los perjuicios en el servicio se notaron inmediatamente. Las frecuencias en los ramales comenzaron a decaer. Donde debían circular 10 unidades, se bajaron a seis durante las semanas y ahora ya reaccionó el intendente del frente para la victoria fabián ríos, quien mandó a "amenazar al monopolio".
Como dato, los subsidios al combustible que benefician a las firmas transportistas, entre ellas ERSA, radican en este caso, sobre el circulante real de sus colectivos declarados por cada ramal. Algo que no estaría sucediendo.
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