En un año, el precio de los productos farináceos aumentaron más que el promedio general de la inflación, a pesar de contar con subsidios a la harina.
Por SEBASTIÁN PREMICI
En enero de este año, el precio promedio del pan francés se ubicó en los 435 pesos, según el relevamiento del Indec. Pero su valor cambia en función de los barrios y localidades. Un año atrás, costaba 209 pesos. La suba interanual fue del 108 por ciento, a pesar que durante buena parte de todo el 2022 su precio debió estar controlado a partir de subsidios cruzados entre la exportación y la molinería.
La guerra entre Rusia y Ucrania podría explicar, en parte, la suba en el precio de las materias primas, aunque la incidencia del trigo en el costo final del pan se ubicaría entre el 15 y 18 por ciento, según las estimaciones del Gobierno y el sector privado.
Cuando se lanzó la fallida guerra contra la inflación, el ex secretario de Comercio, Roberto Feletti, pretendía avanzar con un fuerte incremento en los derechos de exportación para desacoplar el valor internacional del trigo de su impacto local. Pero había que pasar por el Congreso para lograr una suba superior a los tres puntos porcentuales. No existía la correlación de fuerzas.
Por ende, se idearon una serie de fideicomisos que funcionaron como subsidios cruzados entre los exportadores y los molinos, para que no hubiera una disparada en el precio de la bolsa de harina.
Del fideicomiso privado se pasó a un fideicomiso público, el cual debía financiarse con el diferencial de dos puntos de retenciones entre las exportaciones de porotos de soja y harinas y aceites. Dichos recursos se cortaron tras la implementación del primer dólar soja. Sin embargo, en enero de este año, el equipo económico de Sergio Massa confirmó la continuidad del subsidio aunque todavía resta que se firme el decreto o resolución que disponga su nuevo fondeo.
De todas maneras, dicho fideicomiso no resultó del todo eficiente. Las subas interanuales de los productos farináceos fueron superiores al incremento general de la inflación del año pasado.
Miradas
El Destape dialogó con Diego Cifarelli, titular de la Federación de la Industria Molinera; José Hernández, presidente de la Cámara de Industriales Panaderos Agrupados del Norte; y con Gastón Mora, titular del Centro de Panaderos de Avellaneda sobre los precios de la harina y farináceos en un contexto de una fuerte caída en la producción del trigo como consecuencia de la sequía.
La conclusión: los subsidios no llegan a todos lados por igual, de ahí la dispersión en los precios del kilo de pan y otros productos, sumado a la fuerte concentración del principal molino proveedor, Molino Cañuelas, que además de estar en concurso de acreedores, no abastece a todos por igual.
“El Gobierno nacional ahora se enfocará en subsidiar todas las harinas porque en Precios Justos más del 60% de los productos tienen harina. Entonces, la compensación será sobre todos los consumos”, explicó Cifarelli. Actualmente, forman parte del fideicomiso 23 molinos, y existen otros 20 a la espera de autorización. Los Precios Justos, no llegan a todos lados.
“El fideicomiso sigue funcionando. Cañuelas entrega aunque no se alcanza con el abastecimiento en todo el país y esta empresa no toma nuevos clientes”, aseveró Hernández. Por ende, existen panaderías que acceden a una bolsa de harina a 2000 pesos (con subsidio) y otras que pagan hasta 3000 pesos.
“El precio del trigo está planchado desde hace varios meses, por ende, no debería ser argumento para la suba del pan ni de la harina. Sin embargo, existen panaderías que están subiendo los precios en el orden del 10 por ciento”, explicó un ex funcionario de la cartera de Agricultura, que supo acompañar la gestión de Julián Domínguez.
Desde Avellaneda, ratificaron esta visión. “El fideicomiso sigue vigente, pero no hay acuerdos de precios. Seguimos esperando que (Matías) Tombolini nos reciba”, manifestó Mora.
Concentración
Según un informe sectorial del Ministerio de Economía, en la molienda se detecta una fuerte estructura de concentración donde el 4,7% de las empresas maneja el 50,4% de la producción. De este total, una sola sociedad acapara el 23,7% del mercado: Molino Cañuelas.
La misma situación ocurre con los fabricantes de pastas y galletitas. De un total de 47 empresas que producen pastas secas, 4 acaparan el 67,4% de la capacidad instalada agregada. Y solo cinco acumulan el 76,5% de la producción anual. La sociedad Molinos Río de la Plata se queda con el 44,5% de todo este mercado.
En enero del año pasado, las galletitas de agua costaban, en promedio, 95 pesos los 250 gramos. Un año después, 185 pesos. Es decir, una suba del 90%. Pero los fideos guiseros registraron un incremento interanual del 158 por ciento.
Comentá la nota