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Cristian Carrillo

El primer año de recorte de “privilegios a la casta” que había prometido en campaña Javier Milei recayó enteramente en los sectores más vulnerables. Cerrado el ejercicio 2024, las cifras de ajuste son más que contundentes: el mayor recorte del gasto primario recayó sobre jubilaciones y pensiones, que representa el 47 por ciento de las erogaciones del Estado, mientras que en términos reales la motosierra caló hondo en las transferencias a las provincias –afectando salarios de empleados públicos, docentes, policías y obras de infraestructura—, en subsidios económicos y programas sociales. El año terminó también con un nivel de ingresos total de la administración pública en picada. Cerró con una caída acumulada del 4,7 por ciento, explicada por la recesión económica que generó el Gobierno para frenar la inflación. Este deterioro de los ingresos anticipa una segunda vuelta de ajuste que volverá a recaer lejos de la casta.

“En diciembre el gasto primario real devengado registró una caída del 5,8 por ciento interanual. Así, en el acumulado del año, la caída del gasto devengado a precios constantes fue del 26,8 por ciento interanual. Esto implica la mayor caída anual desde el comienzo de la serie, en 2016”, según un informe de Analytica. En la otra columna del balance, en términos reales, los ingresos totales de la administración nacional del ejercicio muestran una caída acumulada del 4,7 por ciento (ajustado por inflación).

“Por un lado, la variación de los Ingresos Impositivos en su conjunto se asemeja a la variación del nivel de precios, donde tanto los Derechos de Exportación como el impuesto PAIS resultaron claves para mantener la recaudación en términos reales, compensando las caídas del resto de los tributos”, señala el documento de la Asociación Argentina de Presupuesto y Administración Financiera Pública (ASAP).

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El Gobierno se jacta de haber ajustado a la “política”, mientras eliminó impuestos a las patronales y la clase media alta, mientas elevó o reintrodujo gravámenes a trabajadores (como Ganancias) y ahogó a las provincias con recortes de financiamiento. En simultáneo redujo subsidios en transporte y servicios de energía, que pegan con mayor crudeza en los hogares de menores ingresos. Derogó ampliación de partidas en Salud y Educación y vetó una mejora en las jubilaciones. Nada de casta en el primer año.

Los ajustes fueron para la “no-casta”

Entre las partidas devengadas con mayores ajustes reales respecto de diciembre de 2023, cuando asumió el gobierno de La Libertad Avanza figuran las transferencias a las provincias (-68,5 por ciento), los subsidios económicos (-61 por ciento) y el gasto en programas sociales (-47,2 por ciento).

Por otro lado, se registraron en diciembre aumentos reales en el gasto en bienes y servicios (58,8 por ciento), en asignaciones familiares y Asignación Universal por Hijo (47,6 por ciento) y en jubilaciones y pensiones (20,3 por ciento), siendo este último el más relevante ya que implicó el 47 por ciento del total del gasto primario. Más allá de la leve recuperación que tuvieron las jubilaciones y pensiones en diciembre, en el año acumularon una caída de 14 por ciento contra todo el 2023.

“En el año, las partidas con mayor ajuste real fueron las de obra pública (-76,5 por ciento) y las transferencias corrientes a las provincias (-68,6 por ciento). Por otro lado, la caída del gasto en jubilaciones, pensiones y PAMI (-12,5 por ciento) explica cerca de la quinta parte del ajuste total”, señala el documento de Analytica.

Como resultado, en el último año la pobreza entre los jubilados en Argentina se duplicó. Según un estudio de los investigadores Eduardo Chávez Molina (del Instituto Gino Germani, UBA y Universidad de Mar del Plata), José Rodríguez de la Fuente (del CONICET y el Instituto Gino Germani) y Mariana Sosa (del CONICET), la tasa de pobreza en este grupo etario pasó del 13,2 por ciento en el primer semestre de 2023 al 30,8 por ciento en el mismo período de 2024, un aumento de 17,6 puntos porcentuales. “Este dato muestra que 1 de cada 3 jubilados vive en condiciones de pobreza, y que en el último año más de medio millón de jubilados (542 mil personas) se sumaron a esta situación”, destaca la investigación.

Las transferencias a las provincias (por fuera del régimen automático de coparticipación y con impacto en los gastos corrientes de esos distritos) resultan las partidas con mayor ajuste durante 2024, con una reducción del 75,1 por ciento en pesos constantes. Esta baja se explica tanto por la caída en las transferencias corrientes (-68,6 por ciento) como en las de capital (-94,3 por ciento). “Considerando las transferencias corrientes, la única jurisdicción beneficiada fue CABA (32 por ciento)”, según la consultora.

Por su parte, la casta financiera no sufrió recortes. A diciembre, el stock de deuda flotante de la Administración Nacional correspondiente al ejercicio 2024, alcanzó los 2,06 billones de pesos, nivel superior al primer y tercer trimestre. Este stock de deuda flotante equivale al 2,3 por ciento del total devengado del período. “En este sentido, las partidas con mayor nivel de gastos pendientes de pago en relación al devengado son los gastos de capital (18,3 por ciento) y los bienes y servicios (16,5 por ciento).

Los ingresos prometen tiempos peores

Producto de la caída de la actividad económica, una recesión buscada por el Gobierno para retraer el consumo y así frenar la inflación, generó una pérdida de ingresos tributarios –que se apalancan en el movimiento económico—que anticipa una segunda vuelta de ajuste del gasto para mantener el auto-impuesto equilibrio fiscal.

Los ingresos totales de la administración nacional del ejercicio 2024 cayeron 4,7 por ciento en términos reales, pese a la mejora en la percepción por retenciones –en comparación con la sequía que afectó al agro en 2023—y el impuesto PAIS, que en diciembre el Gobierno decidió no prorrogar.

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En el caso de los aranceles a las exportaciones el crecimiento acumulado fue del 28,3 por ciento interanual real, que se explica principalmente por la evolución del tipo de cambio oficial y por la base de comparación (por la sequía). Por el lado del impuesto PAIS, el aumento real anual fue de 89,6 por ciento interanual motivado, además del aumento del tipo de cambio, por la ampliación de la base imponible del tributo a principio de gestión, y el incremento en 10 puntos la alícuota vigente hasta el mes de agosto.

“En contraposición, en un año de una fuerte recesión económica, en particular durante el primer semestre, tanto el IVA, el Impuesto a las Ganancias, y los Débitos y Créditos, presentaron caídas anuales entre 5 y 10 puntos porcentuales (del -7,6 por ciento, -8,4 por ciento y -5,1 por ciento interanual real respectivamente)”, explica el informe de ASAP. Con menor nivel de empleo y salarios reales a la baja, las contribuciones a la Seguridad Social registraron una caída acumulada del 7,7 por ciento interanual a lo largo de 2024.

Por último, el resto de los conceptos de ingresos presentaron variaciones negativas en el acumulado anual, donde los Ingresos no impositivos cayeron 39,4 por ciento ajustado por inflación. Sin una recuperación de ingresos y empleo, la caída en los ingresos seguirá empujando –mientras sigue vigente la promesa de recortar impuestos al sector productivo y empresario—por mayores ajustes del gasto para equilibrar el presupuesto y contar con un excedente que mantenga al día los pagos de deuda a la casta financiera y los privilegios a la casta corporativa.