En Lomas del Mirador, partido de La Matanza. Creen que fue alguien que la conocía, pero no descartan un robo: se llevaron un televisor y una computadora.
Yanina Ponce Tello tenía 26 años, estaba desocupada y vivía con su familia en una casa del barrio Villa Industriales, en Lomas del Mirador, partido de La Matanza. El lunes se quedó sola allí porque su mamá se fue al hospital a cuidar a un pariente y su hermano salió rumbo a su trabajo, en una agencia de seguridad. Cerca de las 18, su vecina del fondo la escuchó gritar. “¡No, no!”, exclamaba la chica. “Callate”, le respondía un hombre.
A las 18.30, según relató luego su hermano, él volvió de trabajar y encontró a Yanina muerta en la cocina, en medio de un charco de sangre. Desde la casa –ubicada en Coronel Manuel Fraga 4473– llamó a su madre y al 911. Así comenzó la investigación de un misterio que hasta anoche no había sido resuelto.
Los médicos que revisaron el cuerpo poco después del hallazgo determinaron que, a simple vista, Yanina había sido brutalmente apuñalada: la habían degollado con un profundo corte en el cuello, tenía tres puntazos en el pecho y cortes más superficiales en las piernas. Lo extraño es que estas últimas heridas fueron post mortem. En principio no habría indicios de abuso sexual: la joven estaba vestida y tirada en el mismo lugar donde la atacaron.
Una primera inspección pericial reveló que las entradas de la casa no habían sido forzadas y esto fue confirmado por su hermano. “El dijo que cuando llegó colocó la llave de entrada y que, al hacerlo, cayó la llave que estaba puesta del otro lado”, detallaron las fuentes.
Ante este panorama, y sobre todo por lo violento del ataque, los investigadores se inclinaron en un principio por un crimen cometido por alguien que tenía alguna relación con la víctima, aunque según los vecinos Yanina no tenía novio. Un dato importante es que, según los vecinos, el perro de la familia no ladró en ningún momento.
Sin embargo, otros elementos importantes apuntan a un homicidio en ocasión de robo y por eso el caso quedó caratulado como “homicidio criminis causa” (matar para asegurar la impunidad por un delito anterior).
“La casa estaba totalmente revuelta, como si hubieran estado buscando algo. Además se constató que faltaban un televisor LED de la habitación de la madre, el celular de la víctima y una notebook que pertenecía al hermano. La computadora estaba en su cuarto y él mismo se dio cuenta de que faltaba”, contaron a Clarín fuentes del caso, que quedó a cargo del fiscal Carlos Adrián Arribas, de la Unidad Funcional de Instrucción temática de Homicidios de La Matanza.
“La mataron como a un perro, estoy muy dolido. Nadie me va a devolver a mi hija”, le dijo ayer a los medios Eduardo Ponce, el padre de Yanina, cuando entraba a la casa. El hombre vive en Capital Federal, ya que está separado de la madre de sus hijos.
Ahora el fiscal espera que estén listos los resultados finales de la autopsia. Los primeros peritos que revisaron el cuerpo están casi seguros de que Yanina fue asesinada con uno o varios cuchillos tipo tramontina que había en la casa y que quedaron tirados en la cocina. En el lugar también se hallaron marcas de pisadas con sangre, pero aún no se estableció si alguna pertenece al asesino o si fueron dejadas por las personas que entraron a la cocina una vez descubierto el crimen.
La estimación inicial sobre la data de muerte indica que la víctima fue atacada muy poco antes de que su cuerpo fuera encontrado por su hermano. Es decir, cerca de las 18 del lunes, un horario que coincide con los gritos escuchados por la vecina del fondo y también con el hecho de que, cuando llegó la Policía, el cuerpo todavía ni tenía rigidez cadavérica.
El fiscal tiene esperanzas de encontrar alguna pista en el celular robado de la víctima. Y apuesta por el testimonio de las amigas de Yanina, a las que tiene previsto llamar a declarar hoy, aunque el velatorio podría obligarlo a postergar esta medida.
Comentá la nota