Mirtha Cure jugó una carta fuerte durante las PASO poniendo a su propio candidato (Marcelo García) y aunque le fue bien, al poco tiempo recibió una reprimenda por parte de Massa que la retó delante de todos al grito de “Sigan a Meoni” en aquella famosa conferencia de prensa realizada en Junín. Claro que tragar sapos es parte de la actividad política y doña Mirtha, quien lleva años en esas lides pantanosas, deglutió el ejemplar gigante que le dedicaron sabiendo que, al final del camino, su amigo no la dejaría en la calle ni la olvidaría. Ese mismo día el hombre de Tigre la consoló en secreto. De hecho, su movida apuntaba a mostrar poder y, a partir de ahí, comenzar a negociar en mejores condiciones su inclusión dentro del proyecto. Lo logró.

El consuelo fue más allá de lo emocional y su estrategia audaz resultó brillante, ya que Cure estaría cerca de ocupar un puesto clave dentro del Banco Provincia, más precisamente a la cabeza del área dedicada al Leasing. Semejante “regalo” sería un premio a la fidelidad partidaria y sólo faltaría encontrar el momento justo para darlo a conocer sin que se agiten demasiado las aguas.

Mirtha siempre se movió bien aunque esta vez habría realizado una operación que demuestra “cintura de avispa” para la política. El Banco Provincia es la joya de la corona bonaerense y llegar hasta ahí (en particular manejando un área crítica) implica moverse con habilidad suprema en el contexto de una jauría salvaje que se mantiene unida hace tiempo y donde los “extranjeros” no suelen ser bienvenidos. ¿El punto débil? Cómo hacer para mantener el asunto en silencio ya que no es tiempo de mostrar los vínculos que conectan al sciolismo con Massa.

“A los libros se entra por las palabras menos trascendentes y pomposas”, nos decía un profesor en la Facultad. En la práctica quería afirmar que para comprender lo que está pasando conviene tomar distancia y fijarse en las cosas “chicas”, aquellas que a simple vista parecen no tener una importancia descomunal y, sin embargo, dejan al descubierto juegos que permanecen ocultos. La teoría de que el árbol no deja ver el bosque puede fallar. Se aprende mucho de vegetación deteniéndose en el arbolito…

Sergio Massa y Daniel Scioli mantienen las apariencias (se muestran en veredas “opuestas”) con el objetivo de no producir una ruptura (Scioli cree que todavía no es tiempo de saltar el cerco); es decir, después de varios escarceos y ante el avance de los conflictos de cualquier grupo y factor que se avecinan, volvieron a su plan original: Armar una estrategia conjunta que les permita acceder al poder. Si bien es cierto que aún quedan muchas cosas por charlar y consensuar, en particular qué lugar ocupará cada uno en el escenario nacional, decidieron postergar esos temas para más adelante y renovar la comunicación con el fin de armar un frente común que permanezca en las sombras pero activo.

En ese contexto Mirtha Cure sería lo que las palabras menos trascendentes y pomposas a los libros. No encarna la “noticia del año” y tampoco va a salir en la tapa de los noticieros, pero delata que las relaciones entre el Gobernador y Massa van más allá de lo cordial y suponen algún tipo de acuerdo fuerte y consistente que comienza a cristalizarse en las bases.

Don Sergio, quien privilegió a Mario Meoni en Junín, no podía dejar ese cabo suelto y ya estaría ubicando a su amiga en territorio exclusivo de Scioli, probablemente uno de los bastiones a los que sólo entran aquellos muy cercanos al ex motonauta. En la práctica se trata del grupo con mayor influencia sobre él y quienes lo impulsaron a proponerse a la presidencia hace bastante. ¿Se acuerdan? Sincericidio que le trajo enormes dolores de cabeza y lo convenció de algo que mantiene hoy: De ahí en adelante todos sus pasos serían fríamente calculados y no volvería a enfrentar a Cristina hasta que su instinto lo determinara.

Mirtha Cure, la mujer que soportó un golpe fuerte sin decir agua va, terminaría confirmando que la alianza Scioli/Massa, que por momentos se creyó cortada y en ruinas, está vivita y coleando.