LILIANA FUCHS
A los más jóvenes del lugar su nombre ni siquiera les sonará -salvo que sean seguidores acérrimos de Álex de la Iglesia-, pero solo con mencionar la palabra mirinda son muchos los españoles a los que se les escapará un suspiro de nostalgia. Y deberíamos puntualizar más: españoles peninsulares, pues la mítica e icónica bebida refrescante sigue vivita y coleando en muchos países, y también se puede comprar en Canarias. Pero no nos adelantemos.
En una época en la que España por fin parecía recuperarse de la enorme crisis de la posguerra y se abría al mundo, al menos en apariencia, la industria alimentaria contribuyó a cambiar los ánimos con todo un arsenal de nuestros productos procesados que nos aceraban un poco al sueño americano que nos llegaba por la televisión y el cine. Además de helados, postres, galletas, golosinas y snacks, los refrescos tenían por delante un mercado casi virgen que ocupar.
Corría la década de 1960 y una de las bebidas más populares que encandilaba sobre todo a los más jóvenes era la Mirinda, un refresco presentado en dos sabores que competiría en las décadas siguiente con otras como Kas, Fanta, Crush o Konga, por ganarse al consumidor menos amigo de los sabores de cola. Hasta que un buen día abandonó nuestro país para no volver nunca jamás, salvo excepciones de importación en tiendas especializadas o la mencionada comunidad canaria.
Un refresco en esperanto inventado en España
Nadie sabe, por ahora, quién dio forma a la receta original de la Mirinda, pues no ha quedado constancia de ello en ninguna fuente conservada. Sí sabemos que fue un invento español, o eso se deduce del análisis del registro de patentes. Es en España donde aparece mencionado por primera vez en todo el mundo, y nada demuestra lo contrario.
Algunos medios suponen que un emprendedor anónimo ideó la bebida primigenia en algún momento de mediados del siglo XX, y sería este héroe misterioso quien le dio su inmortal nombre de Mirinda. De nuevo, una historia muy romántica pero que debemos desmentir , pues, como bien afirma la experta e historiadora Ana Vega Pérez de Arlucea, todo lleva a indicar que su autor no fue otro que la empresa PepsiCo, la cual continúa siendo propietaria de la marca.
La compañía estadounidense llegó a España dispuesta a ser el eterno rival de Coca-Cola, registrando su propio nombre y logotipo a finales de 1956. Y en enero del año siguiente, en 1957, la empresa registró el logotipo de 'Mirinda' como dos marcas comerciales, una para designar a "jarabes y concentrados de los mismos para el uso en la fabricación de bebidas carbonatadas no alcohólicas" y otra para bebidas carbónicas sin alcohol.
"Mirinda" es un adjetivo en esperanto que significa asombroso, magnífico, estupendo, fantástico...
En este documento queda patente ya el diseño que se convertiría en un icono mundial, con los colores verdes de las letras sobreimpresionadas sobre el fondo blanco. ¿Y qué significa mirinda? No es más que un adjetivo que en esperanto se puede traducir como soberbio, espléndido, maravilloso, magnífico, fenomenal, grandioso... términos que derrochan energía positiva y algo de falta de modestia. ¿Por qué en esperanto? Es un misterio, quizá simplemente por el carácter universal y unificador que tiene esta lengua planificada internacional
Demostrando que una empresa profesional sabe hacer las cosas a su debido tiempo y en el orden correcto para triunfar, PepsiCo no lanzaría al mercado la Mirinda aún. Pero había que asegurarse la propiedad de lo que, esperaban, iba a ser un éxito en el mercado español capaz de competir con los duros rivales que despuntaban por entonces. Y no se equivocaban del todo.
De los años dorados a la muerte por sacrificio
Las primeras unidades de Mirinda salieron al mercado cuando PepsiCo volvió a registrar una nueva marca con ese nombre, esta vez referida a la palabra textual y no al logotipo, encuadrada en el grupo de las bebidas carbonatadas no alcohólicas, en el año 1959, bajo la patente número 344.475.
El refresco llegó a las tiendas envasado en botellas pequeñas de vidrio y luego se adaptaría también al formato de lata y plástico. Había Mirinda de naranja, la considerada genuina y original, y también de limón, igual que hacía la competencia con la mencionada Fanta de Coca-Cola o el Trinaranjus. Además, en 1965 se lanzó una referencia de tónica Mirinda, de nuevo en paralelo a sus rivales, publicitada tanto para el consumo directo como para emplear en cócteles y mezclas varias.
Las décadas de 1960 y 1970 fueron la época dorada de Mirinda, la bebida refrescante más popular especialmente entre los niños, pues aún las bebidas de cola solían tener un público algo más mayor o ya adolescente. Era también la apuesta de los que buscaban algo moderno frente a las aburridas gaseosas y el sifón, que ya entonces se veía como algo más antiguo. Además, la compañía no dudó en aprovechar el tirón de potentes campañas de publicidad y marketing.
La Página no Oficial de Mortadelo Filemón
Además de estrenar diversos anuncios en televisión, muchos de ellos protagonizados por una pizpireta muchacha conocida como 'La Chica Mirinda' ("Soy de naranja, soy Miriiiiiinda"), PepsiCo patrocinó eventos deportivos, ocupó anuncios de prensa y revistas infantiles, lanzó diversos regalos y productos de marca incluyendo discos de música y álbumes de cromos, llegando a aparecer en historietas patrocinadas con personajes de la talla de Mortadelo y Filemón. Pura cultura pop española.
Aquellos días felices llegarían a su fin con la década de los noventa, que tantos cambios supuso para la sociedad española. PepsiCo, en su afán por competir con Coca-Cola, se hizo con la marca y empresa matriz de Kas en 1992. La compañía de refrescos, fundada por los hermanos José María y Luis Knörr Elorza en Vitoria en 1956, había sido otra de las grandes rivales de Mirinda, muy extendida sobre todo en el norte de España.
La multinacional estadounidense se encontró con el pequeño dilema de contar en su catálogo con dos marcas distintas de refrescos de fruta cítrica, algo insostenible para sus planes de negocio, si querían atacar fuerte a Fanta. En aquellos años se consideró que Kas tenía ya su nombre mejor posicionado entre los consumidores y salía más rentable mantener dicha enseña. No había hueco para Mirinda.
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En la España peninsular muchos lloran aún de nostalgia al recordar esas fiestas de cumpleaños infantiles con mirindas sobre la mesa entre sándwiches de nocilla, mediasnoches y tartas de galletas, pero hay que reconfortarse con la idea de que nuestra icónica bebida sigue gozando de relativa buena salud en el extranjero.
Además de poder encontrarse en Canarias, PepsiCo mantiene la Mirinda como uno de sus refrescos afrutados en multitud de países, tanto europeos como americanos, africanos o asiáticos. En cada territorio además se pueden encontrar referencias con sabores que nunca llegamos a probar aquí, como la Mirinda de uva, pera, fresa o grosella, además de ediciones especiales.
La compañía también le ha dado un lavado de cara reciente renovando la receta en casi todos los mercados, como ha hecho con casi todos sus productos para, supuestamente, "defender una alimentación saludable". Así, se ha reducido la cantidad de azúcares, aunque sigue siendo lo que es: un refresco carbonatado azucarado de colores y sabores artificiales. Y qué feliz nos hacía.
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