La iniciativa surgió de dos jóvenes y luego se sumaron más vecinos. Buscan replicar la idea en otras zonas.
Los vecinos y vecinas de Las Mirandas unieron sus fuerzas para cambiarle la vida a un terreno que funcionaba como basural clandestino. Entre varias personas comenzaron a limpiarlo, trabajaron la tierra y armaron una huerta comunitaria, donde también juntan residuos orgánicos. Allí siembran desde hortalizas hasta plantas aromáticas.
La iniciativa comenzó en abril y fue tomando forma en los últimos meses. Marina Ibáñez, una de las jóvenes que propuso darle una mejor funcionalidad al predio, contó que el proyecto surgió poco después de que se mudara al complejo. “El espacio es de un vecino que lo está vendiendo, pero la gente lo usaba para tirar todo tipo de basura, escombros, papeles, de todo un poco. Entonces se nos ocurrió hablar con el dueño y le propusimos mantenerlo a cambio de que nos dejara sembrar y compostar. Le gustó mucho la idea y comenzamos”, contó.
Marina se encarga del mantenimiento diario junto a su amigo, Gastón Andino, pero aseguró que son varios los residentes que se suman, incluso reciben ayuda del colectivo agroecológico "Corazón de Tierra", del que también son parte. “Desde un principio se sumaron muchos vecinos. Cuando nos dieron el permiso para armar la huerta, ayudaron cerrando el lugar, nos trajeron postes y otros materiales. Además armamos una compostera vecinal. Para ello juntamos residuos orgánicos como las cáscaras de huevos, restos de verduras, el material que contienen los saquitos de té, entre otras cosas. Esto es más que nada para armar un microclima en la huerta", añadió.
Ya cosecharon apio, acelga, rabanitos y más. También tienen menta, cedrón y artemisas.
El terreno está ubicado en San Cayetano, entre Urquiza y Marconi, y además de ser un predio de cultivo, se volvió un lugar de aprendizaje. Allí comparten talleres con los más pequeños del barrio, quienes fueron una gran inspiración para los jóvenes. De hecho decidieron llamarlo “Pichintún”, que significa niño en idioma mapuche. “La actividad está pensada por y para las infancias del lugar, por eso decidimos darle ese nombre", sostuvo Ibáñez.
Para que todos y todas puedan participar, la barriada se organiza semanalmente para que vayan en momentos diferentes, aunque Marina y Gastón asisten diariamente. "Siempre tenemos algo para hacer y es bueno que haya gente para cuidar el lugar", dijo la chica.
Desde que arrancaron lograron cosechar apio, acelga y rabanito, entre otras verduras. A su vez sembraron plantas aromáticas como menta, cedrón, artemisa, que pueden utilizarse para la medicina natural.
"Es necesario destacar que todo lo hacemos a pulmón y bajo los principios agroecológicos, es decir, no se utilizan pesticidas ni químicos que puedan afectar a la naturaleza", aseveró.
Los chicos y chicas buscan armar más huertas comunitarias en otros sectores del barrio, para que más residentes puedan acceder. “Empezamos en este espacio que es pequeño, pero la idea es poder hacerlo en otras partes, vimos que hay otros lugares similares y queremos activar con las huertas comunitarias", anticipó la residente de Las Mirandas.
Comentá la nota